Nicolás Ferrer | |
Tendría
que ser uno muy precavido (prácticamente pesimista) para haber
imaginado un escenario tan penoso para el valor del trigo a lo largo del
mes de julio a nivel internacional. Todos aquellos factores que
parecían poner en jaque a la producción del cereal en el hemisferio
norte no fueron tales, resultando en cuatro semanas consecutivas de
pérdidas y una caída acumulada del más del 20% en la plaza a término de
Chicago. La situación doméstica en cambio, parecía estar hipotecada ya
hace rato. La fuerte depresión de los valores en el exterior es sólo el
último clavo en el ataúd de una campaña 2015/16 que se dirige a ser la
peor en muchos años en nuestro país.
Luego
de haber alcanzado sus mínimos desde mediados del 2010 a mediados de
mayo, la llegada de incesantes tormentas a la región productora
norteamericana justo cuando la trilla del cultivo de invierno debía
empezar a tomar ritmo resultó en el establecimiento de una tendencia
alcista en los futuros del mercado de referencia. El clima, sin embargo,
no sólo le ponía un asterisco a lo que se preveía como una enorme
cosecha en el país del norte, sino que la fuerte ola de calor sufrida
por el occidente europeo generaba incertidumbre con respecto a los
rindes que se obtendrían en aquellas regiones. Ello derivó en una fuerte
aceleración de las subas, prácticamente recuperando todo lo que el
cereal había perdido a lo largo del año.
La
volatilidad impresa en el mercado se explica fácilmente analizando la
evolución de la posición de los participantes no comerciales (o grandes
especuladores). A mediados de mayo los mismos poseían su mayor posición
bajista en términos netos de acuerdo a los datos de la CFTC (Commodity
Futures Trading Commision), con lo cual los temores climáticos llevaron a
un cierre de en masa de contratos que desató el rally. Una a una las
circunstancias que lo habían justificado fueron perdiendo gravedad y la corrección en el mercado fue inevitable.
El
exceso de precipitaciones a lo largo de las Planicies se trasladó hacia
el este a lo largo de junio, comprometiendo el estado de los cultivos
de verano y permitiendo a los agricultores ponerse al día a una
velocidad notable. A este lunes, las tareas de recolección se
encontraban un 85% completas, superando con sobras el 80% registrado a
la misma altura del año pasado. La coyuntura europea dilató su
resolución hasta los principios de la cosecha francesa, donde se
evidenció que si bien la productividad de los campos se encontraba por
debajo de la del año pasado, el tiempo adverso no había sido tan dañino
como se esperaba. En aquel país, la trilla presenta un avance del 70%,
cinco puntos porcentuales por encima del ritmo del año pasado.
El
esclarecimiento de la circunstancia sin embargo no quita que la
producción para la próxima temporada a nivel mundial seguramente se
encuentre por debajo de las dos últimas. En un año Niño, difícilmente se
logre un aumento el trigo obtenido por debajo del ecuador que compense
la reducción sufrida en el norte por las razones antes presentadas. El
Consejo Internacional de Cereales, acordemente, vuelve a ajustar a la
baja su proyección para el total producido globalmente a 710 millones de
toneladas, mientras que el consumo global sería del orden de las 712
millones de toneladas, favoreciendo la reducción de los amplios
inventarios de las campañas 13/14 y 14/15. Parecería que la tendencia
para los próximos años llevaría a hojas de balance cada vez más
ajustadas, con el crecimiento en los niveles de producción encontrándose
limitados por el desincentivo generado por menores valores y la oferta
acotada de tierras.
Aún
lejos del inicio de la campaña y con las exportaciones restringidas,
los valores ofertados en la plaza local se presentaron invariables a lo
largo de la semana. Las ofertas de compra en condición disponible se
encontraron exclusivamente otorgadas por los molineros. Por
el cereal con un peso hectolítrico de 76 kg/hl los valores empezaban en
los $950 por tonelada, pero podían alcanzar los $1350 por un mayor
contenido de gluten. Desde la exportación se ofrecieron entre $1300 y
$1350 por trigo con mayor peso hectolítrico y contenido de proteína de
10,5% a ser entregado a lo largo del mes próximo, manteniendo los
valores para la entrega diferida hacia septiembre. Por la nueva cosecha
los exportadores pagaban alrededor de u$s 140 la tonelada, los cuales
considerando un dólar de aproximadamente $9,94 asegurable en el mercado
de futuros local, representa una mejora de poco más de $40.
La
cosecha ya se dio por terminada en la mayor parte del territorio, y
cualquier implantación que se lleve a cabo tendrá un efecto marginal
sobre la superficie total. Las estimaciones con respecto a
la caída del área sembrada siguen presentando una alta variabilidad a
esta altura del partido según el área de referencia. Desde el Ministerio
de Agricultura se prevén unas 4,8 millones de hectáreas cultivadas, con
el último relevamiento semanal indicando un avance de siembra de casi
4,5 millones de hectáreas al día de ayer. Con respecto a las 5,26
millones del año pasado, estaríamos evidenciando una caída en el orden
del 8,7%. En la región centro, por su parte, la Guía Estratégica para el
Agro de la BCR estimaría una reducción de alrededor del 35% del área
implantada.
|