En el verano, la soja en Bolivia se pagó 320 dólares


Mercados y tendencias. Acuerdos arancelarios, necesidad de la industria y políticas del gobierno permitieron esos valores. Sin embargo, es poco probable que se mantengan en la nueva campaña.

Por Florencia Boglione *

Con una superficie de casi 58 millones de hectáreas, el Mercosur 
–como bloque– es el principal actor dentro de la producción mundial de soja. En el último ciclo 2014/15, la cosecha de la oleaginosa fue de 170 millones de toneladas.

Entre los países productores, Bolivia aporta casi tres millones de toneladas a la región. La soja fue ganando un incipiente lugar dentro la economía del país, tanto es así que se calcula aporta el seis del producto interno bruto, además de representar la cuarta parte del valor de las exportaciones bolivianas.

Durante el invierno 2014 y el verano pasado, el gobierno de Bolivia no autorizó exportaciones de poroto. Esta decisión generó que toda la cosecha se vendiera a la industria, que al contar con una capacidad de molienda ociosa compitió para asegurarse la originación de materia prima, que luego sería exportada como subproducto.

El mercado de soja en Bolivia, debido a su tamaño y sus acuerdos arancelarios, tiene una particularidad respecto al resto de países productores de la región: es que posee varias capacidades teóricas de pago. Esto significa que la industria no sale a competir en un mercado 100 por ciento libre y con un producto homogéneo, como suele pasar en Argentina, Brasil e incluso Paraguay; sino que tiene algunos nichos en los que puede formar un valor diferencial.

Mercado particular

En lo que refiere a la comercialización de soja en Bolivia durante el verano 2015, se observó una importante apreciación de los valores. Si hacemos el número directo contra Chicago se pasó de un descuento de 150 dólares a uno de 30. ¿Cómo explicamos eso? “En primer lugar mencionando que los mercados físicos en todas partes del mundo no siguieron los movimientos de Chicago”, indicó a fyo Agustín Vitta, Gerente Comercial Acres del Sud.

Sucede que la operatoria en casi todos los países exportadores de soja de la región en valores FOB paso de tener descuentos contra Chicago a tener premios. La retención de los productores en Argentina y Brasil, por ejemplo, fue mucho mayor a la de años anteriores. Este efecto fue algo compartido con los demás países vecinos.

En este contexto y con el fin de hacerse de la producción, la industria comenzó a trasladar al mercado los precios que obtenían con sus colocaciones de aceite en Colombia y harina en Perú. Se trata de dos mercados que han crecido mucho en este primer semestre de 2015 y que aún gozan de beneficios arancelarios que permiten obtener mejores precios de venta. Más tarde, las mejoras que los productores percibieron en el mercado boliviano fueron esfumándose, cuando presionó la baja en las cotizaciones de Chicago que sacudieron de lleno los márgenes de las fábricas. Lo cierto es que se llegaron a escuchar valores en torno a los 320 dólares, que durante el verano 2015 fueron reales y el mercado los pagó. Sin embargo, al analizar las perspectivas se desprende que podría llegar a ser poco probable que se mantengan, y menos aún sin una mejora en los precios internacionales.

Según Vitta para que los precios se mantengan habrá que esperar que “Chicago se mantenga en valores de 370 a 380 dólares y que esto no genere una caída en los premios de los demás países con los cuales competimos. “En principio esto es algo que podría conseguirse, apostando a que la cosecha en Estados Unidos no sea lo excelente que fue hace un año”, sostuvo. Agregó, además, que hay que seguir de cerca el comportamiento de la industria, que ha sufrido este año y que intentará recomponer márgenes a futuro. “Ahí nos imaginamos un escenario similar al año pasado, con muy poco compromiso previo a cosecha y una negociación complicada durante abril y mayo”, pronosticó.

* Analista de mercado y desarrollo comercial en fyo