El péndulo productivo



–Ojalá, compañero don Productivo, que en el próximo ciclo institucional del país el péndulo se vuelque otra vez para el lado de la producción, lo que abriría paso en un tiempo prudencial a las inversiones y también a un necesario reacomodamiento de variables, como dice en tono optimista el amigo Salvador Di Stefano...

–Me gustaría saber hacia dónde apunta su comentario, camarada don Tecno, para terminar de orejear las cartas.

–Le voy a ser franco: el amigo Di Stefano recorre con alguna información económica y también política bajo el brazo algunos ámbitos agropecuarios. Esta semana estuvo en un “off the record” en la Bolsa de Cereales de Córdoba, con lo que trataremos de respetar ese “fuera de grabador”.

–¿Entonces?

–Sólo le voy a trasladar algunas conclusiones que se llevaron los participantes. Por caso, que Miguel Bein viene del “palo productivo” y si llega a ministro de Economía en el caso de que Scioli salga elegido presidente, tranquilamente podría impulsar el ajuste por inflación en los balances de empresas agropecuarias, una llave que permitiría liberar inversiones por ejemplo en la parte ganadera, para producir novillos pesados para la exportación. O bien emparejar el IVA o reconsiderar Ganancias por productividad, por ejemplo para la tecnología Intacta en soja.

–No es mala idea, pero hoy los productores están reclamando a diestra y siniestra por la crisis a la que los arrojó el actual modelo.

–Por ahora, usted no castigue al cartero que le trae las noticias. Como lo hizo en el Foro de Commodities, en Rosario, el amigo Di Stefano considera que 2016 podría ser un año malo para el consumo (el ajuste de tarifas impactará en salarios), pero bueno para los inversores, en particular del agro, aunque su apreciación es que en 2016 llega financiamiento externo y en 2017 más inversión extranjera, para rematar en 2018 con dos motores a pleno (soja y Brasil). Pero lo que le quería marcar: el citado analista opina que, además del ajuste por inflación, los productores tienen que proponer una ley de combustibles, que permita como en Brasil compensar costos de flete. Obviamente, el amigo descuenta una eliminación de los ROE a todas las exportaciones.