Daniel Fernández Canedo - Julio cerró con el dólar más bajo y ahora la duda son las tasas

Comenzó a $ 28,30, terminó en 27,41 pesos y julio fue el primer mes, desde noviembre de 2017, en que el precio de la divisa termina por debajo del de inicio del mes.
Ese resultado mantiene encendida la esperanza en el Gobierno de poder afirmar en poco tiempo más que la crisis cambiaria que se desató a fin de abril ha sido superada. Aún no lo puede decir porque sabe que es una pax cambiaria apuntalada por tres elementos:
1) La venta de dólares que realiza a diario el Banco Central con parte del préstamo del Fondo Monetario Internacional.
2) La venta de Letras que representan “cuasi-dólares’ por parte del Tesoro.
3) Las tasas de interés en pesos de entorno de 45% anual que pagan las Letras del Banco Central y le ponen un piso alto al costo financiero de toda la economía.
Pero la sensación de que el Gobierno logró frenar la corrida y estabilizar un poco la situación financiera abrió las puertas a dos preguntas clave que son moneda corriente en el mundo de los negocios en estos días: ¿cuándo bajan las tasas de interés? y ¿hasta cuándo se prolongará la recesión que arrancó con una suba de 50% en el precio del dólar, golpeó el poder de compra de los salarios y frenó la actividad económica?
Los empresarios, de cualquier tamaño de que se trate, están preocupados por el alargamiento de los plazos de pago y por la tirantez en torno de la cadena de pagos.​
El indicador de morosidad en el sistema financiero, que hasta marzo había sido de 1,70%, subió a 2,20% en el total de préstamos.
Los banqueros aseguran que sigue siendo un registro bajo, pero el salto empezó a inquietarlos.
También reconocen que la cantidad de cheques rechazados se duplicó respecto a junio de 2017 y por eso la banca oficial se muestra muy activa con una línea de descuento por unos $20.000 millones a una tasa de 29% anual que contempla tres puntos de tasa subsidiada por el Ministerio de la Producción.
Los banqueros creen que la mora en los pagos seguirá en ascenso, pero destacan que la cadena de pagos no se rompió.
En ese marco, cobra fuerza la discusión sobre la necesidad de la baja de la tasa de interés y ahí reaparece la duda sobre si el dólar actual es lo suficientemente alto para permitir aflojar el corsé monetario.
Es claro que el Gobierno decidió defender el dólar en $ 28 y no más, en el intento de comenzar a aquietar la inflación.
Las consultoras privadas estiman que el índice de julio habría registrado una suba de entre 2,8% y 3%, bajando con relación al 3,7% de junio pero sin margen para el festejo.
Con lo que habría que suponer que el Banco Central ratificará su idea de baja gradual para las tasas consolidando las dudas sobre si la recesión está vez será corta como la del Tequila en 1995 o la de Lehman Brothers de 2009, o se prolongará más.
Nadie tiene una respuesta categórica pero un indicador sensible para adelantar el cambio de tendencia es la evolución de la tasa de riesgo país.
Esa tasa, si bien bajó de los 600 puntos en que llegó a estar en esta crisis, gira en torno de 552 puntos, un nivel todavía elevado y que indica que la Argentina todavía debería pagar un costo elevado en el caso en que decidiese salir a buscar fondos en el exterior.
En otras palabras, hoy pagaría 5,5 puntos por encima de la tasa de los bonos del Tesoro de los EE.UU. a diez años, que se considera el “piso” del costo financiero mundial.​
Otro indicador de que el camino a la normalización financiera será arduo lo brinda el rendimiento de los bonos argentinos en dólares.
Un título de mediano plazo como es el Bonar 2026, sigue pagando 3 puntos por encima de fines de abril cuando arrancó el tembladeral cambiario.
Ofrece 8,5% anual en dólares cuando en el inicio de la crisis prometía 5,7%. Esa brecha podría considerarse como una medida del costo de la desconfianza financiera que despierta la Argentina en estos tiempos.
Volver a que los bonos argentinos rindan debajo de 6% anual es un ideal para apuntar a una normalización financiera que, a su vez, le permita al Gobierno, a las provincias y a las empresas privadas pensar en la posibilidad de poder salir al mercado internacional a conseguir financiamiento.
En lo interno, apostar a que las tasas en pesos bajen del 44-45% anual de las Lebac del Banco Central a un nivel de 30-32%, en línea con la inflación prevista para este año, sería otro indicador favorable clave.​
Pero una duda fuerte en los mercados es si el Banco Central tiene suficiente poder de fuego (cantidad de divisas) para mantener la estabilidad del dólar en caso de desbordes.
El Central viene vendiendo diariamente US$ 100 millones y con el bono “dual” que ofrece el Tesoro (rinde lo mayor, entre 4,5% en dólares o más de 30% en pesos) el Tesoro colocó bonos por US$ 1.638 millones.
Con esa oferta de divisas el mercado tendió a calmarse, pero los analistas mantienen discusiones acaloradas sobre cuál debe ser el ritmo de baja que se le debe imprimir a las tasas de interés para aliviar el agobio financiero sobre la actividad económica.