DECISIONES HACIA LA 18/19 Como empezar bien cuando terminamos mal

La historia es conocida, arrancamos la campaña con expectativas de un año normal en rendimientos y regular en precios, sin expectativas de subas en el corto y mediano plazo. Pero el 2018 llego con lluvias muy escazas, en algunas localidades registrando mínimos históricos, comprometiendo los rendimientos y elevando los precios disponibles y futuros. El interrogante ahora es ¿como enfrentar el cierre de esta campaña y comenzar la siguiente sin descapitalizarnos en el intento?

Comencemos por ver el recorte esperado para soja y maíz en el país:
-Proyecciones: La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) recorto nuevamente su proyección de soja 17/18 a 39,5 millones de toneladas, de 51 millones que proyectaba a inicios de campaña, se espera que la soja de primera tenga menor recorte de rendimientos que la de segunda. También fue recortada la proyección de maíz 17/18 a 32 millones de toneladas, 7 millones menos a lo proyectado en un principio, se espera gran recorte para el maíz tardío, y menor para el temprano, en zona núcleo con menor incidencia por fecha temprana de siembra.
Las siguientes imágenes satelitales muestran a través de una escala de colores, la vegetación fotosintéticamente activa hacia fin de Febrero en 2017 versus 2018, vemos la diferente proporción del color verde intenso (más del 71% de vegetación fotosintéticamente activa), amarillo (entre 41 y 50% de vegetación activa) y los demás, entre ambos mapas. Se observa en la zona núcleo, donde se produce más del 30% de la soja del país, y más del 20% del maíz, la entrega prematura de los cultivos en 2018 versus en 2017.

 
Fuente: SEPA – INTA. Índice de vegetación (NVDI). Satélite NOAA-19

Los daños son muy variables a muy pocos kilómetros de distancia, por las lluvias aisladas, que beneficiaron ciertas superficies y perjudicaron a otras muy cercanas. Sigamos viendo los márgenes esperados, considerando este recorte.

-Márgenes: Veamos soja y el maíz en zona núcleo, considerando recortes de rendimiento respecto a promedios de algunas zonas del Sur de Santa Fe. Mermas del 20% para soja de primera, que pasaría de 40 a 32 qq/ha; 40% para soja de segunda, pasaría de 30 a 18 qq/ha; 30% para maíz tardío, pasa de 80 a 56 qq/ha; el maíz de primera sin cambios respecto al promedio, 90 qq/ha, dado que es el menos afectado por la sequia de Enero y Febrero.

Costos de implantación 17/18 el año pasado:
  • U$S 280/ha soja de primera y U$S 445/ha de maíz temprano.
  • U$S 250/ha de soja de segunda y U$S 460/ha de maíz tardío.
Costos de comercialización (120 kms de puerto) y cosecha 17/18 serían:
  • U$S 200/ha soja de primera y U$S 460/ha de maíz temprano.
  • U$S 115/ha de soja de segunda y U$S 278/ha de maíz tardío.
Si a esto le sumamos el alquiler, normalmente cobrado en quintales de soja fijos por hectárea, podríamos tomar el equivalente a 16 qq/ha de soja o maíz de primera, que equivale a U$S 470/ha, y 10 qq/ha de soja para soja o maíz de segunda, U$S 294/ha, considerando el precio a Mayo 2018 MATBA en U$S 294/TN.

El costo total ascendería a:
  • U$S 950/ha soja de primera y U$S 1.375/ha de maíz temprano.
  • U$S 659/ha de soja de segunda y U$S 1.032/ha de maíz tardío.
Si traducimos esto a qq/ha según los actuales precios a cosecha, resultaría en:
  • 32 qq/ha de soja de primera y 79 qq/ha de maíz temprano.
  • 22 qq/ha de soja de segunda y 59 qq/ha de maíz tardío.
Significa que el margen bruto seria:
  • 0 qq/ha de soja de primera (U$S -11/ha) y 11 qq/ha de maíz temprano (U$S 190/ha).
  • -4 qq/ha de soja de segunda (U$S -116/ha) y -3 qq/ha de maíz tardío (U$S -57/ha).
Observando estos resultados, solo el maíz de primera, que tiene menor probabilidad de recorte de rendimiento promedio, es el que ofrece margen bruto positivo, el resto en diferente medida, genera pérdida.
Estos márgenes empeoran con mayor nivel de recorte productivo y/o distancia a puerto, por lo que, a pesar de los mayores precios disponibles y futuros de soja y maíz, respecto a lo presupuestado el año pasado, no se logra compensar las pérdidas de volumen proyectada.

-Planificación: Si sumamos gastos de estructura y amortizaciones, los números suben en rojo, lo que significa que tenemos meses de escaza o nula liquidez por delante y muchas negociaciones por afrontar hasta la próxima cosecha. Esto nos desafía a analizar diferentes alternativas disponibles frente al nuevo escenario.
Para ordenar prioridades, hay que considerar el universo de variables que conviven dentro de las empresas agropecuarias, y tomar decisiones al respecto:
  • Nivel de Tenencia y alquileres: Aproximadamente el 60% de la superficie agrícola del país se encuentra en alquiler, mientras un 40% o menos es trabajada por sus propietarios, estos últimos en general, son quienes alquilan para elevar la escala productiva, licuar costos de estructura y elevar ingresos. Hay quienes alquilan menor superficie respecto a la superficie propia, otros alquilan el 100% sin tener superficie propia, pero en general la relación de campo propio y alquilado es de 30-40% propio y 70-60% alquilado. En suma a la proporción de campo alquilado y propio, tenemos los diferentes formatos de contratos de alquiler, tan variados como personas involucradas hay en los mismos, en lo referido a momento de pago (previo a la siembra; a cosecha; durante el año agrícola –Julio a Junio), y a como se compone el costo del mismo (quintales fijos por hectárea; quintales variables según rendimiento a cosecha; una parte fijo y otra variable).
Decisiones: La proporción de campo alquilado en función del campo propio planteara una de las primeras negociaciones hacia la 18/19, sea derivando pagos a cosecha (18/19) y algo a la siguiente (19/20), o achicando la escala productiva dejando parte de la superficie alquilada, para disminuir obligaciones futuras. Achicar superficie alquilada disminuirá los ingresos potenciales 18/19, pero podría ser la decisión correcta ante negociaciones inflexibles, que pongan en juego nuestro capital.
Replantear el formato de alquiler es otra de las negociaciones a desarrollar, elevando la proporción de pago variable versus fijo en quintales por hectárea, donde los riesgos y beneficios sean compartidos entre el dueño y quien produce. Una de las alternativas es comprometer un monto fijo, en función del mínimo potencial de cada campo, y un monto variable en función de todo rendimiento que supere al mínimo planteado.
  • Nivel de endeudamiento: Dentro del circuito financiero de cada empresa, hay un nivel de endeudamiento que fluye campaña tras campaña. Este año, con un nivel de inflación que comienza a ganarle a los intereses bancarios, y un tipo de cambio que vuelve a ponerse en la mira por su ritmo devaluatorio, será clave la habilidad de tomar financiamiento hacia la 18/19, así como renegociar deudas del año pasado.
Decisiones: La deuda tomada a cosecha 17/18 buscara ser renegociada por falta de liquidez, en la medida que dicha deuda haya sido anclada en pesos, y los intereses se encuentren por debajo de las subas de precio a futuro de los granos, será conveniente refinanciarse en el mediano plazo. Los costos de implantación 18/19 irán en aumento en función del tipo de cambio, considerando un ritmo devaluatorio que superaría las tasas de interés en Pesos, tomar deuda en Pesos para fijar estos costos, podría licuar parte de los mismos.
  • Comercialización de cosecha 17/18: Los precios disponibles y futuros aconsejan derivar ventas para más adelante, la devaluación del tipo de cambio proyectada, agrega mayor diferencial de precio a los futuros. La habilidad de manejar las ventas permitirá esquivar parte de los recortes productivos, y elevar la utilidad financiera desde una correcta planificación comercial.
Decisiones: Con una soja disponible a $5.740/TN o U$S 284/TN, fijar precio a Julio U$S 301,5/TN y Noviembre U$S 313/TN, permite un plus de precio que justificaría retener la mercadería pagando costos de almacenamiento, en lugar de vender hoy y cancelar deudas.
Con un maíz disponible a $3.400/TN o U$S 168/TN, y una cosecha tardía muy disminuida, podrían lograrse precios cercanos a U$S 180/TNhacia Julio, por lo que esperar subas en el corto plazo podría disminuir parcialmente las mermas de rendimiento.

Conclusiones: Los años difíciles tienen diferente impacto en cada empresa, una de las variables que causa esta diferencia es el nivel de planificación comercial y financiera, que permite ajustar las decisiones según va cambiando el escenario respecto a lo presupuestado.
Si bien los presupuestos y objetivos se desarrollan campaña a campaña sobre el corto plazo, las planificaciones exceden al ciclo productivo, a fin de capitalizar años de superávit y afrontar años de déficit. Así la confianza de cada empresario debe estar basada en su habilidad de planificar y adaptarse a cambios externos, fortaleciendo las negociaciones a realizar, con capacidad de renuncio para dejar lo que fue un buen negocio ayer pero hoy no lo es, y tomar decisiones que ofrezcan sustentabilidad a la empresa en el corto, mediano y largo plazo.
En un año que comenzó con pérdidas, capitalizar experiencias negativas para crecer en la toma de decisiones, puede resultar en la mayor ganancia.

 
Ing. Agr. Marianela De Emilio