Los primeros 500 días de Macri. Salvador Di Stefano

La economía tiene un cambio brutal, sin embargo, el mapa de la producción y el comercio no están contenidos en dicho cambio. Si no se explicita y corrige el plan, vamos a otra grieta.

La economía está tomando ribetes complicados, el domingo 30 de abril se cumplen 506 días de gobierno, la economía real no arranca, la inflación sigue siendo un problema, el tipo de cambio es muy bajo y el crédito esta caro.

A esta reflexión se le podría anteponer que el gobierno logro el blanqueo más importante de la historia del mundo, se abrieron los mercados crediticios, no hay restricciones para la compra de moneda extranjera, el Estado nacional y los Estados provinciales puede tomar financiamiento externo para realizar obra pública.

Tampoco habría que olvidar el contexto, una herencia compleja, con un déficit fiscal crónico, altos subsidios y una inflación que se torna indomable. A esto habría que sumarle dos problemas no menores, Brasil en la crisis más grande de su historia, el PBI cayo dos años seguidos el 3,8% y 3,6% anual, y destituyeron a un presidente electo. La materia prima agrícola se enfrenta a un escenario de superabundancia de soja, que hace que el precio se ubique en niveles extremadamente bajos, y deja sin rentabilidad a muchos sectores del campo.

La suma de las acciones positivas y negativas no logran aún un saldo positivo en el hombre de la calle. Es cierto que se hace cuesta arriba por la herencia y el contexto internacional, pero a 506 días de estar en el poder, algunos problemas se lo creo solo el actual gobierno.

En el plano monetario el Banco Central pretende bajar la inflación subiendo la tasa de interés y sacando dinero del mercado. Este fanatismo por un método que no da resultados en ningún lugar que se ha aplicado, genera externalidades negativas que son de más peso que las positivas. El Banco Central subió la tasa de interés de corto plazo al 24,75% anual, para sacar pesos del mercado y reprimir el aumento de precios.

Los precios suben por el incremento de los costos, ya sea por las tarifas de servicios públicos, por aumentos salariales, o incremento en lo que se denomina gastos de estructura.

Si los precios suben por un incremento en los costos, subir la tasa de interés para aplacar la demanda y sacar pesos de mercado es un error porque lo único que hace es profundizar el escenario económico recesivo que estamos viviendo.

El presidente del Banco Central lleva adelante esta cruzada casi religiosa para que la inflación ceda, sin resultados positivos a la vista. En los primeros 3 meses del año la inflación fue del 6,3%, y podría ubicarse en el 5,7% en el trimestre que se inicia. Esto daría 12% para los primeros 6 meses, lo que obligaría a una tasa de inflación del 5% para lo que resta del año. Si seguimos el libreto del Banco Central la tasa elevada llego para quedarse.  

Esta agresividad en la suba de tasas deprime al tipo de cambio, que se ubica en el rango de $ 15,00/$ 15,50. El gobierno está llevando adelante medidas para lograr que la demanda de dólares suba, vía mayores importaciones, financiamiento de las compras externas, y ofreciendo instrumentos financieros en dólares a los ahorristas locales. Esto no alcanza para revertir la preferencia de pesos por parte de los inversores.

Con una economía que tiene una tasa de inflación y tasas por encima de la tasa de devaluación, nadie quiere tener dólares y prefieren los pesos, si esos pesos pagan una tasa del 24,75% anual, mucho mejor.

Un instrumento que pasa desapercibido con los bonos que ajustan por inflación, por ejemplo, el Boncer 2021 es un bono que ajusta su capital por inflación y paga una tasa del 2,5% anual. Es un bono que te va sumando capital al vencimiento, ya que capitaliza el ajuste por inflación. La gran diferencia con las lebac que son instrumentos que te dan una tasa del 24,75% anual y te dan un gran flujo porque te pagan toda esta tasa mes a mes.

A la hora de invertir es necesario saber, si estamos de corto plazo o largo plazo, si queremos tangibilizar las ganancias, o podemos esperarlas en el tiempo.

Con el escenario actual, el que puede esperar mucho tiempo debería comprar el Bonar 2024, es un bono al año 2024 que paga una tasa del 8,75% anual, y paga amortización desde el año 2019 en adelante. La contra que tiene es que vale U$S 122,00, por ende, el que lo compre paga U$S 22 por encima de su valor nominal, es un bono que te da liquidez de dólares, pero no tenes una gran ganancia de capitalización.
Este festival de tasas y bonos para los ahorristas tiene la contracara de un financiamiento caro, y un tipo de cambio bajo para la actividad productiva. Por otro lado, un tema que todos callan es la economía informal. Con los altos impuestos que se pagan en Argentina un 40% de los negocios está en el sector informal, si el gobierno sigue achicando la base monetaria y el dólar sigue bajando la economía informal se desploma. Está muy bien que paguemos todos los impuestos, que estemos todos en el marco de la ley, pero también seamos honestos y digamos que, si se combate la informalidad sin baja de impuestos, muchas empresas quedaran en el camino y hay que esperar la reactivación económica en el año 2018.

La economía está en un cambio de paradigma, el gobierno está llevando adelante un gran cambio, pero ayuda poco en lo cotidiano con la suba de tasas y baja del tipo de cambio. Así es difícil ayudarlo. El gobierno debería explicitar más el cambio, y aplicar sintonía fina en la transición. Por ahora, y solo por ahora, los 506 dais de gobierno son controversiales, hay muchos cambios estructurales que aplaudimos, llueven dólares del exterior que el gobierno no los conduce (no les ofrece un plan de desgravación impositiva para la construcción) y migran al sector financiero. La patria financiera está en su esplendor. La producción y el comercio muy complicados. Si el gobernó no abre el debate económico estaremos inmersos en una nueva grieta, les dejo para finalizar la frase de Daniel Artana, “la economía crece al paso de una tortuga, pero a veces se para”.