La soja interrumpió
la sucesión de bajas que arrastró a lo largo de julio y finalizó la
semana con ganancias en Chicago, sostenida por la acción compradora de
los fondos y la reaparición de demanda genuina. Se acerca el período
crítico para la determinación de los rindes en Estados Unidos, bajo
condiciones climáticas por ahora favorables. En trigo se continúa
sintiendo la presión del avance de la cosecha en el hemisferio norte,
con precios a la baja. El maíz juega otro partido, con el número de
cosecha prácticamente cerrado en el medio oeste norteamericano y mucha
expectativa en el plano local.
Los
futuros de soja en Chicago frenaron la hemorragia de las últimas
semanas y comenzaron un rebote, volviendo a la zona de los dos dígitos
en las posiciones con vencimiento cercano. Desde el punto de vista
técnico, los futuros con entrega en agosto encontraron sostén en el
retroceso de 61,8% de Fibonacci, lo que marca a las claras que la
tendencia alcista del segundo trimestre del año continúa vigente. En el
plano de los fundamentos se advierte la posibilidad de lluvias por
debajo de lo normal para las próximas dos semanas en el medio oeste de
Estados Unidos, que impulsaron compras de oportunidad entre los fondos.
La
demanda externa también contribuyó con la recuperación de los precios.
El USDA reportó la concreción de nuevas operaciones de exportación con
China y otros destinos, aunque se cree que los envíos tendrán lugar
mayormente a partir de septiembre, con mercadería de la nueva cosecha.
Igualmente, el ritmo de embarques empezó a repuntar. Durante la semana
pasada se despacharon 698.531 tn, el volumen más elevado desde la
primera quincena de marzo. Se cree que las exportaciones norteamericanas
de julio rondarán en 1,8-2,0 Mt, con cerca de 2,5 Mt proyectadas para
agosto y nada menos que 5 Mt en septiembre.
Buena
parte de la recuperación del poroto tuvo que ver con el buen desempeño
de los aceites vegetales. En Malasia el aceite de palma acumuló subas
del 5% en las últimas dos semanas, ante la expectativa que genera la
caída de los stocks entre los principales importadores. En los últimos
meses diversos países asiáticos redujeron su ritmo de compras de este
producto o se volcaron en mayor medida a sustitutos ante los efectos
negativos que causó la sequía en el sudeste asiático. Esta situación se
presentó incluso a pesar de que el precio del petróleo se ubica en
mínimos de más de tres meses.
El mercado local
de la oleaginosa escaló hasta niveles próximos a $ 4.300/ton, aunque el
interés por cerrar negocios fue relativamente bajo. El ritmo de ventas
de los productores a lo largo del mes fue decepcionante para las
fábricas, forzando una considerable reducción en el ritmo de crushing.
Los márgenes de procesamiento se adentraron en números rojos. Es
probable que la industrialización del poroto en julio haya estado un 20%
por debajo del registro correspondiente al mismo período del año
pasado, mientras que los registros de DJVE cayeron nada menos que 46%
frente a julio del 2015.
Por
el lado del trigo, se destaca que la plaza local de a poco comienza a
sentir la presión de la amplia cosecha del hemisferio norte, que se está
volcando con agresividad al mercado de exportación. El GASC de Egipto
informó en la semana que adquirió trigo de Rumania y Rusia a valores FOB
cercanos a u$s 177/ton con 12% de proteína más flete por casi u$s
8/ton. Se trata de orígenes muy competitivos y con amplio saldo
exportable que podrían permanecer activos en el mercado por más tiempo
del habitual, dificultando las posibilidades exportadoras de nuestro
país a partir de diciembre. En este contexto, los valores forward a
cosecha se mantienen en el rango de u$s 155-160 por tonelada, con
posibilidad de mejoras muy puntuales.
El
segmento disponible opera con pocos vaivenes en torno a $ 2.400/ton en
condiciones Cámara en la zona de Rosario, con mejoras por calidad. La
participación de la exportación va perdiendo fuerza, concentrándose el
grueso de las energías en la originación de la próxima campaña. La
siembra continúa retrasada respecto de su ritmo de avance usual,
llegando al 86% a nivel nacional frente a 94% a la misma altura del año
pasado. De a poco comienzan a recortarse las previsiones de superficie,
especialmente en el extremo sudeste de Buenos Aires. El área de
influencia de Tandil y Tres Arroyos no pudo cubrir aún ni la mitad del
total de intención de la campaña.
Dolores de cabeza con el maíz
A
pesar de que el cereal tiene una larguísima historia en nuestro país,
es difícil encontrar antecedentes de mercado similares a los actuales,
al menos en las últimas décadas. El desarrollo de la campaña ha sido
cambiante y altamente problemático, generando enormes consecuencias en
la comercialización.
La siembra 2015/16 comenzó
prácticamente sin pre-campaña, en el marco de un profundo desaliento de
los productores durante la ventana tradicional del cultivo, que en la
zona núcleo se extiende hasta mediados de octubre. Algunos analistas
consideraban probable una disminución de la superficie superior al 30%,
incluso a pesar de que el fenómeno de «El Niño» aseguraba abundante
provisión de agua para las siembras tempranas. Las referencias de precio
a cosecha se ubicaban por debajo de u$s 130/ton, requiriendo la
obtención de rindes superiores a 100 qq/ha en campos arrendados para
cubrir la totalidad de los costos.
La
expectativa de cambios en las condiciones comerciales que viabilicen el
cultivo llegó justo para impulsar los planteos tardías, aunque costa de
retrasar el ingreso del grano al circuito comercial. Pero las
condiciones adversas del otoño y la elevada humedad ambiental del
invierno terminaron de complicar el panorama. Esta situación se combinó
con un aluvión de DJVE a 180 días de plazo registradas en los primeros
meses del año, esperando el envío al momento de la cosecha. El grano no
llegó a tiempo y los barcos sí, generando pérdidas millonarias para los
exportadores. La demora en los Line-Up se cuenta por varias semanas.
Acercándonos
a finales de julio la cosecha muestra un avance del 64% a nivel
nacional, con un retraso de 24 p.p. respecto del guarismo
correspondiente a la misma altura del año pasado, según datos del
Ministerio de Agroindustria. Los precios del mercado interno se
mantienen tirantes ante la visible escasez de oferta, superando
largamente a los valores negociados en Chicago. Continúan los premios en
posiciones de entrega cercana, negociándose diferenciales de más de u$s
10/ton con muy pocos días de anticipo en la entrega. El viernes se
pagaron hasta $ 2.800/ton a muy corto plazo.
Los
inversos de precio se extienden incluso hasta posiciones de la nueva
cosecha, para la que se espera un fuerte crecimiento del cultivo en la
zona central de nuestro país. Los contratos con vencimiento en diciembre
y abril de Matba operan con un pase negativo de u$s 25/ton, reflejando
la conveniencia de liquidar inventarios lo más rápidamente posible. Ante
esta situación, cabría esperar un stock final bajo y una ágil
comercialización del cereal entre fin de año y los meses del verano.
Se larga el girasol y va por la recuperación
Los
trabajos de siembra de la oleaginosa ya comenzaron en el extremo norte
del área agrícola y avanzan en la medida en que las condiciones
climáticas lo permiten. En la provincia de Chaco y los departamentos del
norte de Santa Fe el área destinada al cultivo se encamina a lograr un
salto importante, reafirmando el despegue que comenzó a insinuarse el
año pasado. Más aún, se especula en esta zona con que la superficie del
ciclo 2016/17 podría haber sido mayor de no mediar dificultades para la
obtención de semillas.
El
cultivo recuperó rentabilidad con la mejora del tipo de cambio y la
eliminación de los derechos de exportación. Esta medida posibilitó la
reapertura de las ventas al exterior en cantidades importantes de
girasol sin transformación industrial, hecho que se materializó con casi
260.000 tn de embarques entre marzo y junio, principalmente desde los
puertos de Necochea y en menor medida de Bahía Blanca, en su totalidad
hacia destinos europeos. De hecho, el año 2016 cerrará con las
exportaciones más elevadas desde la campaña 2001/02. Para los
productores, la mayor diversidad de compradores –es decir, de
competencia en la originación- representa un valioso elemento de
sostenimiento del precio.
Las exportaciones de
productos de girasol también mostraron un buen desempeño en los primeros
seis meses del año. Los embarques acumulados de aceite en el período
enero-junio totalizaron 378 mil tn, mientras que los de harina y pellets
llegaron a 479 mil tn. El crecimiento fue de 70 y 45% frente a los
volúmenes reportados por INDEC a la misma altura del año pasado,
respectivamente. En lo que va del año el complejo girasol aportó a la
economía cerca de u$s 500 M en concepto de balanza comercial.
Según
Márgenes Agropecuarios, el costo directo de implantación, protección y
cosecha de cara a la campaña 2016/17 ronda los u$s 290/ton, lo que de
partida exige un rendimiento cercano a 11 qq/ha. A esto hay que sumarle
los gastos comerciales, que dependiendo de la zona pueden representar
hasta 20-25% del ingreso bruto del productor. El número se muestra
visiblemente cómodo en campo propio y algo más ajustado en campo
alquilado. Los precios a cosecha se mantienen en u$s 270/ton desde hace
varias semanas. Hasta el momento los negocios del año 2016/17 no superan
las 100.000 toneladas.
Pensando en la campaña
nueva, la producción va camino a superar las 3,5 Mt bajo condiciones
climáticas normales, volumen que de concretarse sería el más elevado
desde el año 2010/11. Hay que tener en cuenta que el mercado interno
absorbe anualmente unas 700.000 tn de aceite, para las cuales hay que
procesar cerca de 1,7 Mt de la oleaginosa. En otras palabras, se
producirá aproximadamente el doble que el volumen necesario para el
abastecimiento nacional, enteramente para alimentación humana.
Respecto
del consumo doméstico, un hecho largamente discutido a lo largo de la
semana fueron los incrementos de precio que se observan en el segmento
minorista y el temor del público al desabastecimiento en un producto
básico en la mesa familiar. El gobierno acordó con entidades del sector
la continuidad hasta fin de año del fideicomiso que rige desde 2010 para
subsidiar una parte de los precios al consumidor. Igualmente, los
supermercados acordaron aumentos de entre 4 y 6% sobre los precios de
góndola.