Sin ataduras, el maíz va por mayores metas. A. Rollan

En la cadena maicera, sus eslabones ya están sacando cuentas. Si las proyecciones llegan a buen puerto, en la próxima siembra el área crecerá un millón de hectáreas. El resultado sería un extra de alrededor de siete millones de toneladas.

Ese volumen adicional puede tener dos destinos: el envío al puerto, lo que generaría un aumento de casi 230 mil viajes en camión, o la posibilidad de que buena parte pueda ser industrializada en origen. Si la opción es su conversión, la ganadería, la elaboración de combustibles, de energía eléctrica y térmica están dispuestas a servirse de esa mayor oferta de biomasa.

Ya libre de retenciones y de trabas comerciales, el maíz afronta un nuevo desafío: consolidar y expandir una cadena de valor que desde hace más de 10 años viene, con vaivenes, intentando desarrollarse. El punto de partida para su consolidación se dio esta semana, durante el Sexto Congreso de Maizar. Organizado por la entidad que agrupa a toda la cadena de valor del maíz en Argentina, sus representantes dejaron en claro cuál es su potencialidad.

“Hoy Argentina exporta 70 por ciento del maíz en grano y sólo transforma 30 por ciento. Debemos revertir esa ecuación y agregarle valor a ese 70 por ciento”, aseguró Aníbal Ivancich, presidente de Maizar.

Por su importancia dentro del cluster maicero, Córdoba estuvo presente. La provincia es hoy la principal productora nacional del cereal, con un alto grado de conversión en su territorio. Además de ser la primera productora de leche es también la mayor productora de bioetanol, un eslabón que ya está incorporado a la generación de energía.

Sinergia público-privado

“Estamos lejos del puerto y eso significa un desafío extra sobre qué poder hacer con el grano”, aseguró el secretario de Agricultura de Córdoba, Juan Cruz Molina, durante su exposición.

Sobre un total de siete millones de hectáreas agrícolas, en Córdoba se cultivan 1,3 millones de hectáreas con maíz. “Debemos dar el salto para llegar a dos millones de hectáreas, con el objetivo de consolidar una rotación agrícola con 33 por ciento de maíz y beneficiar al ambiente”, aseguró Molina.

Desde el sector privado, la apuesta por darle valor a la producción suma fichas. Luis Picat, presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, referenció el rol social que cumple el maíz en el norte cordobés. “Por cada 200 toneladas de maíz, generamos un puesto de trabajo en la cadena porcina”, precisó.

La mayor parte de la burlanda (DDGS) que se produce a nivel nacional para la alimentación bovina, es provista por las plantas de etanol ubicadas en Villa María (ACA Bio), Río Cuarto (Bio 4) y Alejandro Roca (Pro Maíz). Junto con lo que aportan Vicentín (en Santa Fe) y Diaser (San Luis), la molienda nacional de maíz para etanol alimenta por día a 700 mil vacas lecheras.


Las cinco industrias cuentan con capacidad ociosa para procesar más maíz y elaborar un volumen extra de más de 563.000 metros cúbicos diarios de etanol. “Hoy la única energía renovable es la generada por biomasa”, aseguró Néstor Roulet, secretario de Agregado de Valor de la Nación.

Objetivo 2020

Además de aumentar su producción –que en la próxima campaña rondaría los 35 millones de toneladas–, la nueva jugada con el maíz es lograr su incorporación como fuente de energía.

Más allá de su contribución a la captura de carbono, el cultivo toma dimensión como materia prima para generar energía. “Tenemos como objetivo aumentar el aporte de biogás y de la biomasa dentro de la red nacional de energía eléctrica en 400 megavatios, como mínimo”, aseguró Roulet.

Desde la producción de carne, la utilización de más maíz para su conversión en proteína sigue sumando apuestas. En ese escenario, el aumento en la eficiencia productiva es clave.

“En el pasado, la meta era generar la mayor cantidad de cerdos; hoy nos enfocamos más en la ganancia diaria, en producir más kilos con menos alimento”, destacó Juan Manuel Bautista, gerente comercial de la empresa Agroceres Pic Argentina y referente del sector porcino en la Sociedad Rural Argentina. En los últimos 40 años, la producción de cerdos ganó en eficiencia. En 1976, con 380 kilos de alimento se generaban 100 kilos de carne. En la actualidad, con 281 kilos de alimentos se hacen 125 kilos de capón.

El pollo también se suma a las expectativas. Para 2025, su producción demandará cuatro millones de toneladas de maíz.