En
este último informativo semanal del año 2015 y en el de la semana que
viene, los técnicos de la Dirección de Informaciones y Estudios
Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario brindarán sus opiniones
personales acerca de lo que esperan para el año 2016 en diversos temas:
el nivel de actividad económica de la República Argentina, el mercado de
granos y el ganadero, las cuestiones referidas al transporte/logística y
los factores climáticos y su incidencia en el agro. Se trata de un
conjunto de visiones personales que no expresan la posición de la Bolsa
de Comercio de Rosario como institución, ya que son opiniones propias,
individuales, producto de la experiencia profesional, del conocimiento y
de sus propias intuiciones.
En
la presente nota, daremos una somera y rápida visión acerca de lo que
podría llegar a suceder con algunas variables macroeconómicas locales el
próximo año. Raúl Milano, Director Ejecutivo de ROSGAN, evaluará en
otra nota los últimos aumentos de precios registrados en la hacienda y
las perspectivas positivas para la ganadería argentina en el año 2016.
Alejandro Calvo emitirá sus opiniones sobre la problemática del
transporte y logística de la producción agrícola en el año 2016 y sus
posibles soluciones.
La
semana próxima, Emilce Terré y Guillermo Rossi darán sus impresiones
sobre la evolución y rumbo que podría mostrar el mercado de granos a
nivel local e internacional en el año 2016. Allí también Cristian Russo y
Sofía Corina opinarán sobre cómo el clima podría condicionar la
producción granaria argentina en el 2016.
Recordamos
a ustedes los antecedentes de nuestros técnicos y funcionarios. Raúl
Milano es el Director Ejecutivo del Mercado Ganadero S.A. (ROSGAN),
Alejandro Calvo es el Coordinador de la Comisión de Transporte e
Infraestructura de nuestra Bolsa, Emilce Terré es la Jefe del
Departamento de Informaciones Económicas, Guillermo Rossi es el Analista
Líder del Mercado de Granos de nuestra institución, Cristian Russo es
el jefe del Departamento GEA - Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa
de Comercio de Rosario, área que tiene bajo su responsabilidad una red
de 35 estaciones meteorológicas en la zona núcleo productiva agrícola
argentina. Finalmente, Sofía Corina es otra de las ingenieras agrónomas
integrante de GEA - Guía Estratégica para el Agro, responsable del
seguimiento semanal de los cultivos en el área núcleo argentina, como
así también de analizar los márgenes brutos y netos de los distintos
cultivos en el área (esto último se presenta habitualmente en nuestro
Informativo Semanal).
Tal
como indicáramos el año anterior, a nivel macroeconómico Argentina se
encuentra hoy ante una difícil coyuntura local e internacional. Nuestro
país intenta salir de una problemática que no es nueva para su historia
económica: la denominada "restricción externa" donde la falta de
reservas internacionales y el retraso del tipo de cambio, cada vez más
evidente durante el año 2015, generaron un fuerte desaliento a sus
exportaciones y la falta de divisas para pagar sus importaciones.
Sumemos
a ello, los vencimientos de la deuda externa, la fuerte reducción del
superávit comercial, el incumplimiento de compromisos con los "holdouts"
y todas las otras señales de creciente alarma que venían arrastrándose
de años precedentes; entre ellas el déficit en la balanza comercial
energética, la elevada tasa de inflación doméstica, el alto déficit
fiscal y el bajo crecimiento en el nivel de actividad económica.
El
contexto internacional es complejo también. Se ha registrado en el 2015
una fuerte devaluación de real brasileño y una desaceleración en la
economía de este país que es trascendente para Argentina. Hay una
posibilidad cierta de que sigan aumentando las tasas de interés en los
Estados Unidos el año próximo, junto con un debilitamiento de la
economía mundial y precios internacionales en baja de los commodities agrícolas que exporta Argentina. Un combo difícil.
¿Qué
puede suceder con el nivel de actividad económica y el empleo en el año
2016 en Argentina? Intentaremos dar nuestras opiniones.
Según
medios periodísticos, un informe de la consultora Ferreres &
Asociados indica que la actividad económica en nuestro país habría
experimentado en noviembre de 2015 un crecimiento del 1,6% en
comparación con igual período de 2014. De esta forma, el producto bruto
interno habría acumulado un alza del 1,3% entre enero y noviembre de
2015 en comparación con el mismo período del año pasado. Según este
informe, la economía local se encontraría produciendo hoy en los mismos
niveles que a finales del año 2011.
Esta
semana la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
sostuvo que la economía argentina estaría registrando en el 2015 un
crecimiento del 2%. El organismo destacó la incidencia durante el año
2015 del gasto del sector público y las medidas fiscales para dinamizar
la economía, en un contexto de caída del mercado externo y una baja
inversión privada. Para el 2016 pronosticó un bajo crecimiento; del 0,8%
anual o tal vez menos, según cómo se resuelvan los problemas cambiarios
y del frente externo.
Los
actores que habitualmente enumera la CEPAL como causantes de la bajas
tasas de crecimiento actuales en Latinoamérica y en Argentina son los
siguientes: a) debilidad de la demanda interna, b) un entorno global
caracterizado por el bajo crecimiento del mundo desarrollado, c) una
importante desaceleración en las economías emergentes, en particular
China, d) el fortalecimiento del dólar estadounidense, e) una creciente
volatilidad en los mercados financieros y f) una importante caída en los
precios de los bienes primarios, en nuestro caso de la soja, harina y
aceite de soja. Otro aspecto importante es la contracción de la economía
de Brasil, principal destino de las exportaciones manufactureras de
Argentina.
No
obstante todos estos factores, a nivel personal somos optimistas sobre
lo que podría llegar a suceder con la economía argentina en el 2016. Y
pedimos disculpas a nuestros lectores por este optimismo -tal vez- muy
poco fundado en elementos de juicio racionales, viendo los importantes
factores negativos que se han enumerado en el párrafo anterior. En
nuestra opinión consideramos que la liberación de las restricciones
cambiarias, el ajuste del tipo de cambio realizado en diciembre sin
mayores sobresaltos, la eliminación/reducción de los derechos de
exportación a los productos agropecuarios e industriales y la lenta
reconstitución de las reservas y depósitos en dólares que se observan en
estos días; nos permiten intuir -con optimismo- que a partir del
segundo trimestre del año 2016 se va a empezar a registrar un aumento en
la tasa de inversión del sector privado con un crecimiento en el nivel
de actividad económica. El incremento en la formación bruta de capital
de las empresas va a afectar positivamente al ciclo económico y a la
capacidad y calidad del crecimiento argentino en los próximos años.
Recordemos que hoy la Inversión Bruta Fija asciende al 19,6% del PBI,
cerca de un 15% menos de lo que era en el año 2011 (ascendía a 22,7% del
PBI según Ferreres & Asociados).
Consideramos
que los cambios en las reglas de juego producto de las medidas
implementadas por las actuales autoridades junto con una futura
reducción paulatina del déficit fiscal y los subsidios podría actuar
positivamente el año próximo sobre las expectativas de los agentes
económicos, haciendo que muchos saquen los "dólares del colchón" y los
vuelquen a inversiones o a actividades productivas o de servicios.
Estimamos,
con optimismo algo infundado, que en el 2016 el crecimiento del
Producto Bruto Interno argentino podría situarse entre el 1,5% y el 2%
anual. Aclaramos que no hemos aplicado modelos econométricos para
estimarlo. Son presunciones. Pensamos que al superarse el contexto de
escasez de divisas evidenciado en el 2015, las crecientes demandas de
importaciones que traería aparejado un mayor nivel de actividad
económica podrían llegar a atenderse sin dificultades en un contexto
equilibrado donde las reservas del Banco Central podrían ir
reconstituyéndose en forma paulatina y sostenida. Un escenario de
acuerdo con los "holdouts" ayudaría aún más al acceso a los mercados de
capitales internacionales y a la reconstitución de las reservas del
Banco Central. También podría haber nuevos créditos internacionales para
financiar las tan necesarias obras de infraestructura, con el impacto
multiplicador que genera normalmente la construcción y la obra pública.
La
reducción/eliminación de los derechos de exportación en los productos
agrícolas y carne (la eliminación obró sobre casi la mayor parte de los
productos del nomenclador arancelario) van a dinamizar fuertemente al
campo y a algunas economías regionales, generando un aumento en las
inversiones del sector y en la actividad económica de aquellas
localidades del interior ligadas fuertemente a la producción
agropecuaria. Si el clima acompaña, habrá mayor producción de trigo,
maíz y girasol, principalmente, con mayores ingresos de divisas por
exportaciones.
Otro
elemento que emerge como positivo para cuidar la actividad
manufacturera argentina y el empleo industrial ante la amenaza de
importaciones con bajos precios es la decisión del gobierno de
implementar el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI),
dando de baja al controvertido esquema de Declaraciones Juradas
Anticipadas de Importación (DJAI). Con este nuevo sistema se protege -de
alguna forma- a la Industria local ya que habrá casi 1.400 productos
que tendrán licencias no automáticas (LNA) de importación; aunque
tengamos en cuenta que esta barrera aceptada por la Organización Mundial
de Comercio (OMC) no puede demorar el ingreso de la importación más de
dos meses. Este sistema era el que estaba vigente hasta fines de 2012 al
momento de implementarse el cepo cambiario.
El
Gobierno habría accedido a los pedidos de los empresarios industriales
para ampliar el listado de productos protegidos y se habría definido el
mismo por consenso. Las licencias no automáticas incluyen productos de
sectores como automotriz y autopartes, motos, neumáticos, maquinarias de
uso general, textiles, calzado, equipos eléctricos, maquinaria
agrícola, electrónicos, juguetes, papel, plásticos, siderurgia, madera,
muebles y productos químicos; entre otros. Estos 1.400 productos
representan el 12% de las posiciones arancelarias y permite monitorear a
los sectores sensibles. Recordemos que el universo de productos
protegidos por este mecanismo avalado por la OMC creció un 130% respecto
de las 600 posiciones que estaban protegidas hasta fines de 2012.
Otra
medida positiva del nuevo gobierno es la reducción de la alícuota de
los impuestos internos a los automóviles, motos y embarcaciones. Esta
decisión puede ayudar a dinamizar la producción nacional de estos bienes
en el 2016 y generar un aumento en la demanda local.
Las
mayores dudas las tenemos sobre el nivel del consumo privado. Los
fuertes aumentos registrados en los precios de los alimentos en el
último trimestre del 2015 más la posible reducción parcial de los
subsidios al consumo de gas y energía a los usuarios residenciales más
la inercia inflacionaria y aumentos en combustibles, etc. pueden llegar a
generar una caída en el consumo de la población y un menor nivel de
actividad económica orientada al mercado interno especialmente en las
grandes ciudades y aglomerados urbanos. Habrá que ver cómo funciona el
futuro acuerdo entre gobierno-empresas y trabajadores y como serán las
recomposiciones salariales durante el año próximo. Otro factor que puede
colaborar a minimizar el impacto inflacionario podría ser la menor
presión impositiva sobre los empleados en relación de dependencia
(Impuesto a las ganancias).
Otro
tema en el cual, estimamos, se irá produciendo una evolución positiva
es en la reducción de los niveles de tasas de interés, precio central
para la economía que define el costo de financiamiento de empresas y
particulares. Las actuales autoridades decidieron elevar la tasa de las
LEBACs (Letras del Banco Central) al 38% anual (operaciones de plazo
corto 35 días) con el objeto de que el flujo de pesos -ante el
levantamiento del cepo cambiario- no se dirigiera al dólar. Cuatro días
después y ante la calma cambiaria, el Banco Central dispuso una
reducción de la misma al 36% anual. El martes 29 de diciembre esta tasa
bajó al 33%. Si se generaliza la baja en la tasa de interés de las
Lebacs se generaría una baja en las tasas que los bancos pagan por los
plazos fijos y cobran por los créditos. Es fundamental para la economía
que este proceso se profundice y que continúe el sistema de créditos
bancarios a las PYMES a tasas concesionales conforme a normativas del
Banco Central (TNAV: 18% anual).
Desde
varias organizaciones económicos internacionales se señalan pocos
cambios a verificarse en el contexto económico internacional. Da toda la
impresión de que los precios de los commodities
agrícolas seguirán deprimidos, no habría recuperaciones importantes en
los precios del barril de petróleo que puedan traccionar aumentos en los
precios del biodiesel y aceite de soja, el mundo desarrollado y los
países emergentes seguirán con bajas tasas de crecimiento, China crecerá
moderadamente, el dólar seguiría con su fortaleza existente y la
economía brasileña no evidenciaría una fuerte recuperación en el 2016.
Como un hecho favorable para Argentina creemos que no aumentará
fuertemente la tasa de interés la Reserva Federal de los Estados Unidos.
En
cuanto a la inflación hay un consenso generalizado entre los
especialistas de que seguirá siendo alta por componentes inerciales y
porque será difícil en este año acotar el déficit fiscal. El aumento en
el nivel general de precios podría ubicarse entre el 25% y 30% anual,
con tendencia a la baja en los próximos años. Algunos hablan de una
inflación anual del 38% en el 2016, lo cual nos parece excesivo. En
cuanto al empleo del sector privado, creemos que lentamente podría
empezar a crecer a partir del segundo semestre del 2016.
En
síntesis, la economía argentina necesita en el año próximo un mayor
empuje de la inversión del sector privado, las exportaciones y de la
actividad dinamizadora del sector agropecuario. El ingreso de capitales
de residentes argentinos y extranjeros y el incremento de las
Inversiones extranjeras directas puede ayudar a dar impulso adicional a
este proceso. Creemos que estos factores pueden más que compensar la
posible leve caída -en términos reales- del gasto público y el consumo
privado. Aunque con el tiempo, la recomposición del empleo privado y la
mayor productividad tendrían que generar un aumento de los ingresos
reales de los trabajadores, un mayor poder de compra y por ende un mayor
consumo.