Lechería, la que más necesita una mejora en el tipo de cambio. A. Rollán

Luego de más de 13 años de vigencia, y de restarle competitividad a la producción agrícola, las retenciones a las exportaciones de trigo y maíz llegarán a su fin. Lo mismo ocurrirá con los registros de operaciones de exportación (ROE), vivitos y coleando desde 2008 y que regularon hasta hacer desaparecer la puja comercial en los mercados de granos.

Ambas medidas, junto con la eliminación de los derechos de exportación para las economías regionales, incluida la carne, comenzarían a regir a partir del 11 de diciembre, un día después de que Mauricio Macri asuma la Presidencia, tal como lo prometió en la campaña.

Por el momento, son las medidas concretas que se conocen para el sector agropecuario. No son menores, ya que significarán la liberación de los mercados y un alivio para la presión impositiva que soportan los productores.

Resta por saber cuál será el valor del tipo de cambio. Si bien los referentes del nuevo gobierno aseguran que la paridad tendrá un valor fijo, conocer su magnitud ayudará a darle previsibilidad a las operaciones comerciales.
 (La Voz/Archivo).


“Bajar las retenciones al trigo, en plena cosecha, es una medida importante; sin embargo, si no se conoce el valor del tipo de cambio, los resultados se quedan a mitad de camino. Puede hacer dudar al productor entre vender o no, a la espera de lo que pueda ocurrir con el dólar”, observa el economista Jorge Ingaramo.

Cuadro de situación

Más allá de la necesidad de fijar reglas de juego claras y de transparentar la operatoria comercial, las producciones primarias atraviesan realidades diferentes, que ameritan por parte de las futuras autoridades políticas específicas para su corrección.

Lechería. Es la producción más afectada desde el punto de vista de su rentabilidad, de acuerdo con el diagnóstico que realizan los referentes agropecuarios de la alianza Cambiemos. Si bien no tiene retenciones y su mercado exportador no presenta grandes trabas, su principal problema es que la leche fluida tiene un valor que, en muchos casos, no cubre los costos. En la evaluación que realizan en el futuro Gobierno, la producción de leche es la única que necesitaría de inmediato una corrección en el tipo de cambio.

Solo esta actualización permitiría sacar los excedentes de producción vía comercio exterior, en un momento en que los precios internacionales tampoco ayudan. Será materia de análisis para los futuros funcionarios de Agricultura definir la permanencia de los subsidios a nivel de tambos (30 centavos por litro de leche); una compensación que los analistas del sector evalúan como indispensable para mantener por arriba de la línea de flotación a muchos productores lecheros.

Entre el corto y mediano plazos, la clave es volver a llevar el valor del litro de leche a 3,30 pesos por litro. Para que eso ocurra, el camino es poder sacar el excedente productivo.
 (La Voz/Archivo).


Granos. La quita de retenciones y la liberación comercial devolvería la competitividad perdida en los cereales. Con el precio del maíz, por ejemplo, próximo a los 1.500 pesos la tonelada en un futuro escenario sin retenciones, su ecuación económica toma más cuerpo.

En el caso de la soja, el alivio fiscal de cinco puntos de la alícuota ayudará a sincerar su cotización y a aproximarla más a los valores de referencia internacional. Con la expectativa generada con el nuevo gobierno, la brecha entre las cotizaciones de Chicago y Rosario se mostró esta semana por debajo de los 50 dólares, el menor valor de los últimos ocho años.

Un interrogante a dilucidar es saber cómo la suba de precios, en especial del maíz, puede impactar en las producciones que tienen al cereal como un insumo. Tales los casos de la lechería y la producción de carnes. Al parecer, sus efectos no serían nocivos en especial para la lechería, que presenta la situación más delicada.
 (La Voz/Archivo).


Por día, una vaca lechera consumo alrededor de 23 kilos de alimento, de los cuales seis kilos son maíz. Dentro del costo para producir un litro de leche, la alimentación representa alrededor del 50 por ciento y de esa participación, el cereal se lleva 25 por ciento. Es decir que participa con 12,5 por ciento del costo total. Si su valor aumenta 20 por ciento por quita de la retención, su incidencia será entre tres y cuatro por ciento dentro del costo total de producir un litro de leche, razonan en filas de la Fundación Pensar, donde se gestan las propuestas agroindustriales de la futura administración nacional.

Precios relativos

“La mejora en el tipo de cambio va a provocar una adecuación de precios relativos que, en un escenario más previsible en materia monetaria y cambiaria, esperemos que sea favorable al productor”, sostuvo Ernesto Ambrosetti, jefe del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina.Dentro de las distorsiones que hoy exhiben los precios de los insumos, un ejemplo claro es el del gasoil. Con un valor de 1,50 dólares por litro, el combustible es uno de los más caros del mundo, muy por encima de Brasil (80 centavos de dólar) y Uruguay (70 centavos).
En materia de costos, el economista Juan Manuel Garzón, del Ieral-Fundación Mediterránea, sostiene que el problema actual tiene un componente coyuntural, vinculado al tipo de cambio, pero también bases estructurales.
“Entre 2001 y 2015 los precios de la economía se habrán multiplicado en promedio casi por 13, mientras que el precio del dólar sólo por 9,5. Este desfasaje penaliza directamente al sector agropecuario, cuyas ventas se ajustan por valor dólar mientras que la mayoría de sus costos por nivel general de precios (todo lo que son servicios). El desajuste tiene que ver con la intervención del gobierno en el mercado cambiario. Debe haber una corrección de este problema, como viene sucediendo en otros países de la región. Por caso, en Brasil, que acumula una depreciación de más del 50 por ciento de su moneda en términos reales en el último año”, precisó el economista.
Ganadería. Es la que mejor diagnóstico presenta, según las evaluaciones que realizan en el futuro gobierno.
Los signos de retención de hembras que muestran los últimos indicadores hablan de que las expectativas para seguir produciendo carne son crecientes.
La eliminación de las retenciones (actualmente en el 15 por ciento) y de los ROE intentará dinamizar las exportaciones, que este año rondarán las 200 mil toneladas.
La producción de novillos pesados podría significar una merma transitoria en la oferta de hacienda, que impactaría en los precios al consumidor.
Para que ello no ocurra, en el futuro gobierno prevén trabajar de manera mancomunada con la carne avícola y de cerdo para incrementar sus producciones e integrar aún más la oferta para del mercado doméstico. En la Cámara Argentina de Feedlot, por ejemplo, son optimistas para el mediano plazo con la producción de carne.
Granos. Es el sector sobre el cual el futuro gobierno focalizó sus primeros anuncios: eliminación de retenciones para trigo y maíz, reducción del derecho en cinco puntos para la soja y desaparición de los ROE. Entre los productores se esperan señales respecto del valor del tipo de cambio, una variable que consideran clave a la hora de vender.
Ganadería. Es la actividad que mejor diagnóstico exhibe. Los síntomas de retención por parte de la producción se interpretan como señales positivas. Con incentivos para la terminación de novillos pesados, el Ministerio de Agricultura que encabezará Ricardo Buryaile tiene como objetivo volver a ubicar a la carne argentina en el comercio mundial.
Lechería. Es el sector que más preocupa a la nueva administración. Uno de los primeros pasos será dar condiciones para que la exportación pueda sacar los excedentes de producción y así poder recomponer el precio al productor. En un escenario de precios internacionales acotados, la mejora en el tipo de cambio aparece como la principal medida.