Guillermo Rossi
Los
futuros de maíz en Chicago operaron con alta volatilidad durante los
últimos días, finalizando en alza por segunda semana consecutiva en el
marco de un creciente nerviosismo por las perspectivas de cara a la
campaña 2015/16 en Estados Unidos. Los futuros con vencimiento en
septiembre alcanzaron su cotización más alta en seis meses, con activa
participación de los fondos especulativos y un elevado volumen
negociado. En la semana reducida por el feriado del viernes se
intercambiaron en CME unas 324 millones de toneladas en contratos del
cereal, es decir, más de 10 veces la cosecha anual de Argentina en sólo
cuatro ruedas.
La
escalada de los precios responde principalmente a complicaciones
climáticas en las regiones productoras de Estados Unidos. Nuevas lluvias
en la zona central del cinturón maicero dejaron acumulados superiores a
100mm a lo largo de la semana, amenazando con causar mayor deterioro
sobre los cultivos. En su reporte semanal que llega hasta el pasado fin
de semana, el USDA informó que el 68% de la superficie nacional
implantada se encontraba en condiciones buenas o excelentes, por debajo
del 71% observado la semana anterior y el 75% correspondiente a la misma
altura del año pasado.
La
publicación del informe trimestral de stocks en Estados Unidos brindó
sostén adicional, especialmente sobre las posiciones más cercanas al
vencimiento. El inventario total al 1 de junio se ubicó en 113 millones
de toneladas según el USDA, por debajo de la estimación promedio de los
operadores en torno a 115,7 millones. Esto refleja que la demanda
interna se ha mantenido más sólida de lo esperado en los últimos meses,
incluso a pesar de los brotes de gripe aviar que hacían temer una
eventual retracción del sector avícola, principalmente en el estado de
Iowa. De todos modos, el volumen físico disponible muestra una
recuperación interanual del 15% y se encuentra en el nivel más alto para
el tercer trimestre de la campaña desde el año 1988. Del total
reportado, 57,8 millones de toneladas se encontraban almacenadas en
campos, la cantidad más importante de la última década.
Semejante
disponibilidad de maíz plantea el dilema de cómo reducir los excedentes
pensando en la nueva cosecha, en la que seguramente la capacidad de
almacenaje será una restricción en los tramos iniciales del ciclo
comercial. Tanto la exportación como la industria procesadora en Estados
Unidos han mantenido relativamente firmes sus niveles de actividad,
aunque brindan pocas señales de mostrar un fortalecimiento hacia el
tramo final de la campaña. La producción de etanol marcó un récord en la
tercera semana de junio, aunque posteriormente redujo su marcha. En
tanto, los embarques desde puertos norteamericanos continúan a un ritmo
cercano al millón de toneladas por semana, acumulando hasta el momento
36,2 millones con un remanente comprometido de 9,5 millones. El USDA
proyecta para todo el año un total exportado de 48,3 millones de
toneladas, cifra que hoy parece difícil de alcanzar a pocas semanas de
comenzar los embarques de la safrinha brasileña.
El
abundante stock en Estados Unidos, al que se suman las perspectivas
crecientemente optimistas sobre la producción en Brasil, sigue
condicionando la evolución del mercado. Las subas de Chicago son
interpretadas como oportunidades de venta, ya que los fundamentos de
fondo distan de ser demasiado amigables con los precios. A nivel local,
este contexto significó valores más atractivos en los ofrecimientos
abiertos de los compradores, aunque buena parte de la suba externa no se
trasladó al mercado interno debido a la incertidumbre en torno a la
política de cupos de exportación que se adoptará en el futuro cercano. A
lo largo de la semana hubo todo tipo de rumores, muchos de los cuales
circularon por los pasillos del congreso de Maizar que se desarrolló
entre el martes y miércoles de esta semana en Buenos Aires.
Las
hojas de balance de distintas entidades muestran una alta disparidad en
las cifras de producción y consumo doméstico, aunque coinciden en
estimar una capacidad exportable de al menos 16 millones de toneladas
para el período comprendido entre marzo de este año y febrero de 2016.
No obstante, el cupo de exportación autorizado hasta el momento en dos
tramos totaliza 11,5 millones, al tiempo que las emisiones de ROE Verde
están prácticamente frenadas al haberse cubierto casi la totalidad del
volumen autorizado. De anunciarse una ampliación del cupo exportable en
cuatro o cinco millones de toneladas el mercado recuperará actividad y
la mayor competencia entre sectores de la demanda podría favorecer una
mayor recuperación de los precios, hoy notablemente deprimidos.
La
capacidad teórica de pago de los exportadores por maíz colocado sobre
puertos del Up River se encuentra alrededor de u$s 135/ton, partiendo de
un FOB como el negociado en los últimos días en torno a u$s 183/ton. No
obstante, las cotizaciones locales fluctúan entre u$s 102 y 105 por
tonelada, dependiendo de las condiciones generales de la operación. Ese
enorme diferencial de precios es producto de la elevada prima de riesgo
que conlleva la realización de negocios en los cuales no hay certezas
sobre la posterior obtención de permisos para exportar.
La
necesidad de una mayor apertura exportadora queda clara también a
medida que avanzan los trabajos de recolección. En el centro y norte del
país continúa la trilla de los maíces de siembra tardía, a medida que
recientes frentes de aire frío han favorecido el secado de los granos,
que mantenían hasta la semana pasada un alto porcentaje de humedad que
implicaba un duro castigo sobre los precios por el costo de la secada. A
nivel nacional el Ministerio de Agricultura estima una proporción
levantada de dos tercios del total, con tendencia a acelerarse en los
próximos días. Si no se abren mejores perspectivas de demanda para los
granos por cosechar, la evolución de los precios internos podría
desacoplarse todavía más respecto de Chicago.