La lechería, muy lejos de tirar manteca al techo

Alejandro Rollan

“Es una actividad que está complicada; es sólo poner y poner plata…”. La afirmación, que hacía referencia a la lechería, se escuchó esta semana en Córdoba. Fue realizada por un empresario de primera línea del rubro de la alimentación, cuyo grupo ha ingresado recientemente en el negocio lácteo; su interlocutor era otro referente del sector lechero, con más trayectoria en la industria pero también preocupado por la realidad de la actividad.

Es que la coyuntura sigue ahogando a los primeros eslabones de la cadena. La producción y la industria no logran hacer pie en un terreno en el que el agua ya les superó el cuello.

Mientras el Gobierno nacional asegura que a la cuestión de rentabilidad de los eslabones, en especial a los productores, hay que resolverla dentro de la cadena, la Provincia ya tiene a un culpable identificado.

“Mientras acá no se asuma que la mayor parte del precio que paga el consumidor se lo llevan las cadenas de supermercados, en detrimento del productor, vamos a seguir pagando la leche como en Estados Unidos o Europa y nuestros tamberos van a seguir mal”, aseguró con contundencia el gobernador Juan Schiaretti, durante su vista a la Exposición de Palermo.

Cansados de esperar alguna señal oficial, los productores comenzaron a expresar su malestar. Lo hicieron el miércoles en Rafaela, donde entregaron dos mil litros de leche en protesta por lo que consideran una abierta distorsión en contra de ellos y de los consumidores. Es que el tambero recibe 4,20 pesos por el litro de leche y doña Rosa paga 18 pesos en el mostrador. En algunas entidades de productores hay consenso en asegurar que la mejora en el precio de la leche no debe venir a través de subsidios del Estado, sino de un reparto más equitativo en la cadena. Pero para lograr eso, el Gobierno debe intervenir.

Donde el clima lo ha permitido, la producción de leche fue recuperando volumen. No obstante, habrá que pasar agosto para que, con el arribo de la primavera, la producción comience a transitar hacia su punto máximo.

Será en esos tiempos de transición en los que el precio, en teoría, se irá recuperando. Pero nadie se atreve a decir si será rentable hacia fin de año.

A las industrias también les cuesta pasar el invierno. Sin las bondades de la exportación, por la caída en el precio internacional, el foco está puesto, casi por obligación, en un mercado interno que está al tope de sus necesidades de consumo. Las más optimistas, sin embargo, aseguran ver una luz al final del túnel.

Con sus problemas a cuestas, Sancor –que recibirá 100 millones de dólares en capitalización luego de la venta de su línea de frescos a Vicentín– busca despejar las dudas sobre su futuro. Para ello no sólo confía en superar el rojo de su déficit operativo, sino que analiza futuras inversiones para mejorar la productividad de sus activos y de la mano de obra.

En pleno proceso de reestructuración, la empresa cooperativa le estaría apuntando al segmento de los quesos, el de mayor demanda de leche y en el cual tiene una gran participación. Para ello estudia modernizar sus instalaciones en la provincia de Córdoba.