Mercado climático en su máxima expresión. Enrique Erize

En las últimas semanas, el clima se ha instalado como “EL” factor de mercado casi excluyente. No sólo en Chicago, sino también en nuestras pampas. Todos los operadores saben que el período abril/agosto en EE.UU. es conocido como el famoso “weather market” (mercado climático), que involucra la siembra, evolución y definición de rindes en maíz y soja. Se trata, ni más ni menos, que de 38 millones de hectáreas del forrajero y de 34 millones de la oleaginosa. Es lógico entonces que Chicago alcance su máxima volatilidad en los meses detallados. Así, al compás de los pronósticos meteorológicos, los precios suben y/o bajan semana a semana y, a veces, día a día. El fenómeno se complementa con la participación de los fondos de inversión que, con su accionar especulativo, exacerban los movimientos de precios. A hoy, todo pareciera indicar que, en el caso del maíz, la cosecha estadounidense ya ha superado las distintas aduanas sin contratiempos y se encamina a un volumen cercano a las 370 MMT. Para la soja, faltan algunas semanas para definir rindes. De allí la pesadez de la plaza maicera y la marcada volatilidad de la sojera. Pero en este último caso, el balance global de oferta y demanda de la oleaginosa para el ciclo 2016/17 depende de lo que ocurra en Sudamérica en el período septiembre/marzo, toda vez que aquí se genera más del 50% de la producción mundial. En otras palabras, la plaza sojera internacional plantea aún muchos interrogantes y ello garantiza volatilidad por varios meses más.

Pero, para el productor argentino, este año la historia no se agota allí. También el clima en nuestro país ha sido un factor dominante del mercado. En principio, porque continúa alterando/condicionando pronósticos productivos del ciclo 2015/16. Subsisten las dudas respecto de las pérdidas cuantitativas en soja y los retrasos en la cosecha sumados a los problemas logísticos ya superan lo tolerable. Una cosecha complicada “en tiempo y forma” como hace tiempo no se veía. A su vez, la cuestión también genera interrogantes sobre la asignación de superficies del ciclo 2016/17. Crecen las dudas sobre el área triguera y se abren interrogantes sobre la distribución de superficies entre maíz, girasol y soja. Semanas atrás era un hecho el aumento en el área de maíz, girasol y sorgo, por lo que la oleaginosa recortaría superficie. Pero el creciente incremento verificado en nuestro país del área destinada a los maíces tardíos por sobre los tempranos y las mejoras relativas de las cotizaciones de la soja podrían alterar planes de siembra. Hasta hace pocas semanas, el incremento del área maicera por sobre la sojera era un hecho. Una semana atrás, algunos comenzaron a repensar sus decisiones. Esta semana se sumó que el 5% plus de baja en las “retenciones” de la soja es para 2017. Hay tiempo para decidir mientras se esperan precisiones políticas. Mientras tanto, hace dos meses se hablaba de una Niña moderada para el ciclo 2016/17. Hace un mes, algunos aumentaban las chances de una Niña fuerte. Ahora se habla de un año neutro a Niña moderada. No son pocas las ponderaciones a realizar para definir el plan de siembras del 16/17. En semejante contexto y teniendo en cuenta las numerosas aduanas que aún deben superarse para ella de aquí a Mayo, la soja continúa teniendo nuestro crédito.