El informe de
siembra del USDA cambió el escenario del mercado, introduciendo mayor
volatilidad y una mejora de la relación de precios de la soja frente al
maíz. El nuevo contexto podría alterar las decisiones. En nuestro país,
la cosecha avanza con fuerza.
Comprar
soja y vender maíz ha sido la acción predominante de los fondos
especulativos en CME a lo largo de la semana, generando un amplio
volumen de negocios. De hecho, el mercado de Chicago batió un récord de
operatoria en futuros del cereal en la rueda del jueves, con
intercambios por el equivalente a 113,4 M tn, una cantidad cercana al
volumen de producción anual de los países sudamericanos. En dicha
jornada el maíz experimentó un derrumbe del precio cercano al 5%, en el
marco de la publicación de un informe del USDA que para la próxima
campaña anticipa un crecimiento de la superficie superior al 6% en
Estados Unidos. Los valores de principios de abril se encuentran en
mínimos de nueve meses y medio.
La soja, por su
parte, logró mantenerse firme, apuntalada principalmente por la firmeza
de los aceites vegetales y de otras oleaginosas. Los contratos de
aceite de palma en Malasia se mantienen en máximos de dos años, mientras
que la colza en Canadá ha subido en forma permanente a lo largo de
marzo, mes en el que ganó un 8%. De todos modos, la trilla en Argentina y
el sur brasileño ejerce cierta presión sobre las cotizaciones externas.
De cara a los próximos meses se espera un fuertísimo ritmo de
exportaciones desde la región, tanto del grano como de sus derivados. En
Brasil, algo de eso comenzó a verse en marzo, con envíos por más de 8 M
tn.
En
Brasil la trilla de soja supera el 75% a nivel nacional, avanzando
rápidamente en Rio Grande do Sul durante los últimos días. Los primeros
relevamientos de rinde se ubicaron por debajo de las expectativas,
aunque lotes más recientes han mejorado el promedio. De todos modos, el
ritmo de ventas de los productores se ha frenado notablemente, en el
marco de la gran incertidumbre política y económica que atraviesa el
país y una fuerte revalorización del real frente al dólar en las últimas
semanas, que deprimió los precios internos. La cotización del dólar
cayó por debajo de R$ 3,55 en la jornada del viernes.
En
relación a este país, una de las noticias más impactantes que se
conoció en la semana tuvo que ver con la necesidad de importación de
maíz que se generó tras el ambicioso programa de embarques cumplido en
los últimos meses. Los sectores vinculados a la producción animal
enfrentaron una pronunciada suba de sus costos, surgiendo la
conveniencia de importar desde Argentina y Paraguay para aprovechar el
diferencial entre valores internos y externos. En el estado de San Pablo
el maíz cotiza por encima de u$s 220/ton, frente a u$s 150/ton en la
zona de Rosario. Buques desde Up River ya están llegando al puerto de
Santos y otros lo harán en las próximas semanas. Operadores estiman
compromisos por más de 200.000 toneladas, aunque se trata de una
situación estrictamente coyuntural. La cosecha tardía brasileña
ingresará a partir de agosto, con más de 50 M tn que abastecerán con
creces las necesidades de consumo.
En nuestro
país, en tanto, la colecta de soja se encuentra en sus etapas iniciales y
todavía no llega al 10% a nivel nacional, aunque en el centro y norte
el avance reciente fue significativo gracias a las condiciones secas.
Sin embargo, la llegada de lluvias el fin de semana podría interrumpir
la marcha de los trabajos durante los próximos días, aunque no se
esperan complicaciones importantes para los cultivos. Distintas agencias
de estimación están incrementando sus expectativas de cosecha por
encima de 60 M tn, aunque en todos los casos suponiendo una ligera baja
interanual. El dato llamativo es que menos del 30% del volumen a
recolectar ya se encuentra comprometido, mientras que el total con
precio en firme hasta la semana pasada no superaba el 10%. Esto
seguramente se corregirá a lo largo de abril y mayo.
Los puertos de la zona a todo vapor
Marzo
fue un mes de intensa actividad comercial y logística en el país,
excediendo el típico repunte estacional asociado al comienzo de la
cosecha gruesa en la zona núcleo. El ritmo de exportaciones fue
realmente frenético, estimándose 2,7 M tn de maíz, 1,4 M tn de trigo y
unas 500.000 toneladas de cebada, según datos preliminares de agencias
marítimas. Si bien las exportaciones de soja en grano se mantuvieron
bajas, el ritmo de embarques de harina volvió a ser importante. Algunos
analistas sostienen que el mes concluyó con ventas externas del
subproducto por unas 2,8 M tn, un gran volumen para este mes. Con ello,
el crushing de soja seguramente superó con holgura las 3 M tn. Los
números del complejo girasol también fueron buenos, ante el rápido
ingreso de la nueva cosecha de los núcleos productivos del sur.
Desde
el punto de vista logístico, se avizoran semanas realmente desafiantes
para el sector. A lo largo de la última semana de marzo pudo observarse
un salto contundente en el ingreso de camiones a las terminales
portuarias del Up River, una tendencia liderada por la soja y seguida en
menor medida por maíz y trigo. En este último producto los embarques
comenzaron a repuntar en las últimas semanas, en parte merced a la mayor
demanda brasileña. El stock remanente de la cosecha de este país se
está agotando y los molinos comenzaron a acelerar sus importaciones en
la búsqueda de cubrir el tramo final de la campaña, hasta el mes de
septiembre. Se estima en promedio que el abastecimiento de la industria
brasileña es por unos dos meses de consumo, al menos en el sur del país.
Igualmente, la mayor parte del trigo continua saliendo bajo el estándar
de «baja proteína», encontrando compradores no tradicionales.
En
los próximos meses se espera muchísimo movimiento de mercado alrededor
de la soja, cuyo ritmo promedio de ingreso a comercialización será de
entre 5 y 6 M tn mensuales. Dado que semejante volumen de oferta todos
los meses excede la capacidad de procesamiento de las fábricas, buena
parte encontrará salida exportadora como ventas de soja sin procesar. De
hecho, en los primeros tres meses del año los exportadores anotaron
ventas externas del poroto por 2,42 M tn, frente a 622 mil en el mismo
período del año pasado y 1,5 M tn de promedio en los últimos cinco años.
Aquí los exportadores están con una posición larga en términos netos,
pues declararon compras ante el Ministerio de Agroindustria por un total
superior a 5 M tn.
En
cambio, los números del maíz son muchísimo más apretados. Las compras
de los exportadores hasta el 23 de marzo llegaban a 8,3 M tn, frente a
Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) acumuladas por 14 M
tn. Si bien estas conceden un plazo para embarcar por 180 días con
posibilidad de extenderse, no es menor la necesidad que tienen algunos
participantes por salir a cubrir esos compromisos. Si la oferta se
retrae o el clima complica la llegada del grano a los puertos el mercado
local tiene espacio para ganar agresividad, pese al declive de los
precios internacionales.
¿Se viene un aluvión de maíz en Estados Unidos?
El
USDA publicó dos reportes el día 31 de marzo, generando notable impacto
en los mercados de cereales, aunque pocos sobresaltos para la soja. En
el Foro Agrícola anual de febrero se planteó la posibilidad de sembrar
unas 36,4 M ha de maíz en el ciclo 2016/17, número que se esperaba
ratificar sobre la base de encuestas a productores que comenzaron hace
aproximadamente un mes. Sin embargo, la sorpresa fue que el relevamiento
arrojó la intención de cubrir 37,9 M ha, es decir, un millón y medio de
hectáreas más. Con la superficie perdida promedio de los últimos cinco
años y los rindes de la campaña 2015/16, que podrían ser difíciles de
repetir, la cosecha sería de 365 M tn, un nuevo récord.
El
maíz avanzará sobre el espacio que dejarán los cultivos de soja, sorgo,
cebada y avena en distintas regiones, aunque el gran perdedor será sin
dudas el trigo. Las variedades de primavera, que compiten directamente
con el maíz, caerán a su menor área de cobertura desde 1972. A esto se
le agrega el profundo declive que sufrió el trigo de invierno, que en
estos momentos sufre el castigo adicional de las desafiantes condiciones
secas que afectan a las planicies. A nivel de todas las variedades, la
superficie implantada con trigo en Estados Unidos se encuentra en su
nivel más bajo desde 1970, siendo la tercera menor área desde 1913.
Si
bien todavía es prematuro hacer conclusiones sobre la base de
relevamientos de pre-campaña, el reacomodamiento de los precios ha sido
muy pronunciado y esto podría tener consecuencias. El cociente de los
futuros de soja con vencimiento en noviembre sobre los contratos de maíz
a diciembre trepó por encima de 2,50 el día jueves y siguió ampliándose
el viernes. Esto podría alterar los planes de siembra de los
productores del norte, cuyos trabajos comenzarán a finales de abril y
principios de mayo. También podría tener impacto para nuestro país, en
donde preliminarmente se espera que la superficie de soja se reduzca,
principalmente en favor del maíz. Si bien esa expectativa sigue vigente,
la nueva relación de precios podría condicionar las decisiones en favor
de la oleaginosa.