Opinión de la Asociación de Productores
Rurales de Marcos Juárez (Adherido a CARTEZ / CRA)
Desde la Asociación de Productores
Rurales de Marcos Juárez, manifestamos nuestro enérgico rechazo a los planes
del nuevo Gobierno Nacional, que propiciaría no solo la continuidad de las
retenciones a las exportaciones de granos y carnes, sino un aumento
considerable de las alícuotas que ya se aplican hoy.
En la práctica, y contrariamente a
lo que se pregona, las retenciones han demostrado ser ineficientes como
herramienta para remediar la pobreza estructural que agobia a casi el cuarenta
por ciento de nuestros compatriotas.
Abogamos por un sistema impositivo
progresivo y equitativo como es el Impuesto a las Ganancias, que se aplica
sobre el resultado final de una actividad económica. Al mismo tiempo, que se
posibilite una reducción gradual de la presión fiscal que hoy asfixia a las
economías regionales y pone un freno a la inversión y generación de nuevas
fuentes de trabajo.
Es muy evidente que la actividad
agropecuaria viene castigada desde hace años, siendo el reflejo de esto la
desaparición de un productor agropecuario cada dos horas desde el año 2002 a la
fecha. Datos revelados por el último Censo Nacional Agropecuario.
Deseamos señalar también que las
retenciones por su carácter impositivo no son coparticipables a las Provincias.
Por lo tanto, significan un traslado de recursos hacia el poder central, que
puede hacer un uso discriminatorio de las riquezas que el interior del
país genera.
Este método económico, fue llevado
a su máxima expresión durante el periodo 2010 – 2015 cuando las
Provincias productoras de granos tenían necesidades imperiosas de obras
viales e hídricas, no recibiendo los recursos necesarios para recuperar la
deteriorada infraestructura del centro del País. Mientras tanto, el dinero se
destinaba a subsidios al transporte, energéticos y planes
sociales en el conurbano bonaerense, incluso se otorgaban a personas que
económicamente no lo necesitaban.
Concluimos entonces que las
retenciones son un mal impuesto, no eliminó la pobreza, transfirió riquezas del
interior, en perjuicio de su actividad económica y la ocupación laboral,
cayeron las exportaciones de granos y carnes, cerraron frigoríficos, se
perdieron doce millones de cabeza de ganado bovino, se tuvo que importar trigo,
promovieron el monocultivo de soja y por lo tanto la sustentabilidad del
sistema productivo esta nuevamente en peligro.
Será responsabilidad de nuestros
futuros gobernantes el camino a elegir y el derecho de los productores
agropecuarios del país para actuar en consecuencia.