Comenzó el 2 de marzo pasado EE.UU. versus China: guerra comercial y nuevo orden en el mercado de soja



Tras la imposición de un arancel del 25% a la mercadería estadounidense, la demanda china se concentraría sobre Sudamérica

Dante Rofi.- El 2 de marzo pasado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, escribió en su cuenta de Twitter que "las guerras comerciales llegan a ser cosas buenas y fáciles de ganar". En ese entonces, el mandatario estadounidense inauguraba una cruzada arancelaria que pronto ubicó a China en el campo de batalla antagónico.

Tras poco más de cuatro meses de aquel entusiasta pronunciamiento, las hostilidades entre las dos potencias más poderosas del mundo profundizan una guerra comercial con consecuencias aún inimaginables. Y dentro del conflicto, desde el campo de batalla chino se respondió al fuego enemigo con un arma de grueso calibre: la soja, un bien cuya venta a China le significó a la economía estadounidense ingresos por cerca de 14.000 millones de dólares durante 2017.

En efecto, el 6 del actual entró en vigor la imposición china de un arancel del 25% a la soja procedente de EE.UU., una medida que se anunció varios meses atrás, pero que fue subestimada por el gobierno de los Estados Unidos y por buena parte del mercado. "China no tomará medidas contra la soja estadounidense porque la necesita", sostenían, legos de los miles de años que el otrora imperio acumula en la "gestión" de tensiones comerciales.

Anteayer, en un conteo preliminar de bajas, el valor de la soja en la Bolsa de Chicago cerró en 304,98 dólares por tonelada, un 22,2% abajo de los 391,97 dólares vigentes el 5 de marzo, cuando ya se redactaban los primeros partes de la guerra comercial.

Hoy los farmers, grandes artífices del triunfo de Trump en las últimas presidenciales, comienzan a sentir que todo el peso del conflicto bilateral recae sobre sus espaldas y que la beligerancia del primer mandatario los está ubicando en el lugar del "daño colateral", como lo expresó el propio presidente el 9 de abril: "Si en el curso de la negociación quieren perjudicar a los productores agrícolas porque creen que eso me perjudica, les digo que nuestros productores son grandes patriotas. A la larga serán mucho más fuertes que ahora".

Desde Chicago, Charlie Sernatinger, jefe Global de Futuros de Granos de ED&F Man Capital Markets, dijo a LA NACION que "los productores están desmoralizados y los operadores ya no saben cómo leer las decisiones de Trump". El especialista agregó que el mercado atraviesa un momento de absoluta incertidumbre, por lo "imprevisible" de los movimientos del presidente de los Estados Unidos.

Para Sernatinger, el enfrentamiento entre el segundo exportador global de soja y el principal demandante de la oleaginosa "cambia el flujo del comercio mundial, ya que tanto Brasil como la Argentina, que contarán con una mayor demanda china de poroto de soja, pasarán a ser importadores de la oleaginosa estadounidense", en buena medida para abastecer sus plantas de procesamiento.

"Si la situación no se revierte en el corto plazo hay que repensar el mercado internacional de la soja", afirmó Adrián Seltzer, de la corredora Granar SA. Explicó que hoy los importadores -excepto china- se encuentran con una oportunidad de comprar soja barata en EE.UU. "Se van a generar situaciones impensadas pocos meses atrás. Ya no resulta descabellado considerar que la Argentina deba abastecer a China con porotos y que la industria aceitera importe, tal como lo empezó a hacer en modo incipiente, soja estadounidense, para lograr un volumen acorde a la capacidad instalada y para sostener el alto ritmo de exportaciones de harina. Tampoco hay que descartar que la soja que hoy origina la industria argentina en Paraguay sea embarcada a China", señaló.

Hay consenso en el mercado en cuanto a que pese al arancel del 25% la entrada de soja de EE.UU. en China no se paralizará totalmente. "De momento, se prevé que los importadores chinos deberán comprar entre 18 y 20 millones de toneladas de soja estadounidense 2018/2019, inexorablemente por debajo de los 27 millones que llevan adquiridos en el ciclo 2017/2018 y de los 33 millones comprados en la campaña 2016/17", dijo Sernatinger.

En coincidencia con lo expresado por Seltzer, el operador estadounidense explicó que China responde por el 62% del comercio mundial de soja, "por lo que el otro 38% de la demanda comprará soja más barata de los Estados Unidos, y entre esos países estarán la Argentina, Brasil, Tailandia, Pakistán, Malasia, Corea, Japón, Israel y la Unión Europea, entre otros, que verán en esta situación una oportunidad".

El costado de política interna no es menor en esta guerra comercial, sobre todo si "el campo" deja de apoyar a Trump. Dolores Rodríguez Pareja, analista de la corredora Morgan García Mansilla y Cía. SA, advirtió que "las elecciones de noviembre en EE.UU. (legislativas) nos van a dar una mejor idea de cuánto tiempo puede llevar este conflicto bilateral". Y destacó que la situación actual implica "un cambio profundo en las reglas de juego del mercado por, al menos, dos años".

Añadió que en el corto plazo, y tras la actual mala campaña local por los perjuicios climáticos, "la Argentina también puede imitar a Brasil (como se amplía por separado) en el proceso de ser un gran productor/exportador de poroto e, incluso, en proveerlo al principal socio del Mercosur con harina para su consumo doméstico".

Así, con Brasil y la Argentina capitalizando la mayor demanda de poroto de soja, pero también de harina y de aceite, China prevé diversificar sus fuentes de abastecimiento, de manera de minimizar la dependencia de la mercadería estadounidense, incluso si en un futuro la paz le gana a la guerra. En ese sentido, ya eliminó los aranceles que pesaban sobre las importaciones de la India, Bangladesh, Laos, Corea del Sur y de Sri Lanka. Además, según declaró al China Daily Yu Xubo, funcionario de Cofco, la empresa estatal comercializadora de granos, "en el largo plazo, Sudamérica y la zona del Mar Negro pueden jugar un papel más grande en el sistema de provisión de soja". Y agregó que China también puede comprar más harina de soja, colza y girasol.

Para Seltzer, de prolongarse la guerra comercial y frente a un posible recorte en la producción estadounidense de soja, con una demanda global creciente de proteínas vegetales, "el cuadro no parece desalentador para nuestra economía, en un mercado que va a tener otra dinámica de funcionamiento y de precios".

Patricia Bergero, del área de Informes y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario, dijo a LA NACION que para Sudamérica la evolución de las cotizaciones de la soja marca hoy un desacople de Chicago. "En el mercado local la soja se mantuvo estable en los últimos meses pese a la caída externa. Se observaron aumentos en las primas FOB para la soja exportada desde puertos sudamericanos, con las primas brasileñas triplicándose desde fines de mayo al ritmo de la escalada en las tensiones comerciales", explicó.

En su informe mensual de oferta y demanda de granos, anteayer el USDA expuso otra cifra negativa del conflicto, al reducir en un 10,9% su previsión total sobre las exportaciones estadounidenses de soja. En los hechos, la guerra comercial no le está resultando a EE.UU. "fácil" de ganar, como lo había augurado Trump en marzo.

Un mundial en el que Brasil es campeón

"La demanda de soja brasileña es muy fuerte y no solo para la exportación de poroto, sino también para la molienda, porque los márgenes son positivos para la industria", dijo a LA NACION desde San Pablo Ana Luiza Lodi, analista de la filial brasileña de la consultora estadounidense INTL FCStone. Añadió que un escenario con buenos precios para el productor y con una demanda potenciada por el conflicto entre EE.UU. y China brinda "un incentivo importante para el crecimiento de la siembra en Brasil", que se inicia en septiembre.

Anteayer, el USDA elevó de 118 a 120,50 millones de toneladas su proyección para la cosecha brasileña 2018/2019. El aumento de la demanda no es una novedad para Brasil. En 2017 la importación china de soja brasileña subió un 33%, a 50,93 mill./t. Ahora, con la expectativa puesta en lo que resta del año, Lodi indicó que en el primer semestre Brasil exportó a China 36 millones, por encima de los 34 millones de igual lapso de 2017.

"La competitividad actual va a terminar de consolidar a Brasil como el gran productor/exportador de soja que, eventualmente, importará grano desde sus vecinos o desde EE.UU. si necesita abastecer su consumo", dijo Dolores Rodríguez Pareja, de la corredora Morgan, García Mansilla y Cía.

Según Patricia Bergero, del área de Estudios Económicos de la BCR, "algunos especialistas plantean que la coyuntura actual daría lugar a mayores inversiones de empresas chinas en infraestructura de transporte en Brasil. Una mejora de esa infraestructura permitiría acelerar los flujos de commodities hacia los puertos y favorecer su competitividad".
Fuente: 
La Nación