Messi y Macri no pueden quedar afuera

Carlos M. Reymundo Roberts LA NACION

Por estas horas, muchos hacen un paralelismo entre la crisis del país y la del seleccionado de fútbol. La pifian. Analicemos los hechos. La principal causa de la debacle en Rusia es que, días antes del Mundial, los jugadores y el técnico dejaron plantado al Papa. Hombres de poca fe. Insensatos. Yo creo que con una bendición de Francisco todo hubiese sido distinto. Tampoco quisieron ir a Tierra Santa. Solo Brasil, España, probablemente Alemania y alguno más están en condiciones futbolísticas de desafiar a los dioses. Los equipos que dependen de los milagros no pueden escupir al cielo.

Fíjense qué distinta fue la reacción del gobierno de Macri. Cuando vio que las cosas se complicaban, que la corrida cambiaria era un infierno, que todos los demonios estaban sueltos, Dujovne, golpeándose el pecho, fue en peregrinación al Vaticano, que eso es el Fondo Monetario para los países pecadores que gastan lo que no tienen: el último refugio. Ahí te perdonan, te prestan guita, pero tenés que hacer un acto de contrición sincero y aceptar el ajuste que te pongan de penitencia.

Macri percibió que se había equivocado con el equipo y con el planteo del partido. Sacó a Sturzenegger (un cambio muy demorado: ya estaba 3-0 abajo y se lo venían reclamando los mercados, los analistas y hasta sus propios colaboradores); a Aranguren, como pedía la tribuna, y a Pancho Cabrera, una variante táctica: con mi amigo Dante Sica (si no se convierte en una buena fuente voy a hacer como si no lo conociera) busca una mejor llegada al PJ y a la industria. Y en el Banco Central puso a "Pavón" Caputo, que todavía está por verse si es un crack, pero es hábil, desborda y mete goles.

Quiero decir: Macri no murió con la suya, como sí murió anteayer Sampaoli con su amada línea de tres y con Caballero. Sturzenegger era un fenómeno y Caballero la rompía con los pies, pero en la cancha se ven los pingos. Ahí está una gran diferencia entre los dos técnicos: flexibilidad, pragmatismo. La otra es ideológica: Macri es macrista, cree en el mercado y en el FMI; Sampaoli es kirchnerista, sobre todo cristinista, y antes que pedir perdón y ayuda prefiere cortarse las venas con una gillette oxidada.

Mientras Sampa se comió una derrota histórica, a Macri le acaban de mandar 15.000 millones de dólares, parece que estabilizó el mercado cambiario y el referí, el gringo Morgan Stanley, le dio sobre la hora un gol clave: el upgrade de pasar de mercado fronterizo a mercado emergente, que significa una bocha de plata en inversiones. Detengámonos acá. Revisemos la jugada con el VAR. ¿Fue gol? ¿Toda la pelota pasó la línea? Mmmm... Me quedan dudas. No voy a decir que yo sé más que esos pibes de la principal calificadora de riesgo del mundo, que tienen hechos 14 MBA cada uno y se pasan todo el día contándote las costillas. Pero que justo en estos momentos de tembladeral financiero y económico nos hayan premiado con un triunfo agónico huele a que alguien en la FIFA dijo que Messi no puede quedar fuera del Mundial. Que de alguna forma hay que premiar a este Macri promercado, el único en condiciones de frenar un posible regreso del populismo de Cristina Kirchner. Morgan Stanley también premió a Arabia Saudita, creo que por el buen partido que le hizo a Uruguay el miércoles.

Fue precisamente durante el mandato de la señora, en 2009, que perdimos la categoría. Hizo todo lo posible para que descendiéramos -cerrar la economía, mentir con las estadísticas, prohibir a las empresas que giraran divisas al exterior, tener un secretario de Comercio que intentaba contener la suba de precios con un revólver sobre la mesa- y lo consiguió. Nos llevó a la frontera, donde, en términos de inversiones, solo hay hambre, llanto y crujir de dientes. En la soberana soledad de esa frontera, ella podía hacer lo que quería, como defaultear, sin tener que darle explicaciones a nadie. Ahora a Macri le dan un gol, lícito o regalado, gracias a su credo de economía abierta y libre, que es el mismo credo de la FIFA. Pasamos de la liga en la que compiten Kuwait y Marruecos, a la de China, Brasil, México y... Croacia. Sí, Croacia, un país ordenado, progresista -entiéndase bien: que progresa, más allá de sus problemas-, con una "economía de mercado de altos ingresos", según el Banco Mundial. Así en la cancha como en la vida.

Bueno, cuando ya nos creíamos fuera de la Copa, los morochos de Nigeria les ganaron ayer 2 a 0 a los caños de Islandia y nos dieron una nueva oportunidad. Nos la jugamos el martes, a todo o nada. Tengo algunos consejos para el querido Sampaoli, aunque no sé si tendrá ganas de escucharlos. Primero: más humildad, más realismo, menos cristinismo. Segundo: no inventes, no hagas cosas raras; si hay que ir al FMI porque no hay más remedio, se va y punto, no tanta historia, no tanta ideología. Tercero: poné orden en tu gabinete, porque llegó la hora del ajuste y todos tienen que patear para el mismo lado. Cuarto: si quedamos afuera, andate con dignidad, por la puerta grande, y no te sumes al "club del helicóptero", una banda de resentidos antisistema. Quinto: si hay milagro y pasamos a octavos se calmarán los mercados, pero que no te agarre una locura triunfalista, no prometas pobreza cero, no cantes victoria.

Sampa, Macri, esta es la fórmula: corazón argentino y organización croata.


"Sigo siendo el DT, pero las indicaciones las dará Mascherano"
SAMPA Y YO

No llamé a Sampaoli para la nueva entrevista de esta serie hasta estar seguro de cómo encarar la conversación. Tengan en cuenta el contexto: el tipo acababa de zafar de que lo rajaran. Todos los argentinos esperamos el milagro de la clasificación. Él, además, espera el milagro de seguir siendo el DT. Decidí ser cálido: "¿Estás en el horno?". Lo negó, pero sin mucho convencimiento. También negó que esté pensando en dejar su profesión después del Mundial. Algunos rumores lo daban como profesor en Harvard.

"Mientras haya esperanza, hay vida", me dijo. No sé si se equivocó, como siempre, o si es un hallazgo dialéctico. En cualquier caso, contra mis prevenciones, fue un diálogo provechoso, lleno de primicias. Por ejemplo, que Messi no le contesta los whatsapps.

-Sampa, decime lo que quieras, lo que tengas ganas de expresar.

-¡Partidazo Alemania-Suecia!

-OK, OK, pero hablame de vos. ¿Es cierto que los jugadores estuvieron a punto de echarte? ¿Estás en el horno?

-Los muchachos están inquietos, preocupados. Y cuando vieron que yo también estaba inquieto y preocupado, me dijeron: "Correte. Chau". Por suerte intervino el Chiqui Tapia, un fenómeno. Y puso las cosas en orden: me dijo que sigo en mi puesto.

-¿Con todas tus atribuciones intactas?

-Sí. Salvo que el equipo lo va a hacer Messi y las indicaciones las dará Mascherano. A mí me toca correr al costado de la cancha gritándoles cagones a los rivales.

-Pero Messi, con el bajón que tiene, ¿está en condiciones de ponerse al frente?

-Yo me ofrecí a darle una mano. Le mandé un whatsapp en el que le puse que podía contar conmigo. Me clavó el leído y nunca contestó.

-¿Cómo fue la charla con Tapia?

-La verdad, mucho no me acuerdo, estaba muy nervioso. Me decía "vas a cobrar, vas a cobrar", y no entendí bien si hablaba de la indemnización por despido o de que me estaban buscando los jugadores.

-¿Podemos decir que hubo un golpe de Estado?

-Por supuesto. Esto es producto de los grupos concentrados dentro del plantel, del mensaje destituyente de los medios hegemónicos y de los buitres.

-¿Quiénes vienen a ser los buitres?

-No sé. Estoy repitiendo lo que decía Cristina.

-¿Cuál es tu plan ahora? ¿Qué vas a hacer?

-Seguiré cumpliendo con mi trabajo: voy a ir a escuchar las charlas técnicas de Mascherano. Nunca es tarde para aprender. Y organizaré los entrenamientos: las pelotas, los conitos, las heladeritas con agua.

-Al menos espero que, para guardar las formas, frente a Nigeria te dejen salir con el equipo y mostrar como que estás activo. Si no, va a ser un papelón.

-Es que me dicen que el papelón soy yo.

-¿Quién va a hacer los cambios durante el partido?

-Messi y Mascherano, y si tienen dudas.

-.Te van a consultar.

-No, a Otamendi.

-Sampa, es muy triste todo lo que está pasando.

-Sí, pero mientras haya esperanza, hay vida. Ojo, un triunfo frente a Nigeria puede reivindicarme.

-¿Estás seguro? No sabés las cosas que están diciendo de vos en la Argentina.

-Y acá también. Lo sé, porque leo y escucho todo. Si ya no tengo un carajo que hacer.

-¿Cuál es tu respuesta a esas críticas?

-¡Que son todos unos cagones!