Financiamiento, lo que debe volver a sembrar el Gobierno

La soja pierde poder de compra y los productores y proveedores de tecnología reclaman la vuelta del crédito. Con Lecab que pagan 47 por ciento de interés, es más negocio el mercado financiero que la inversión productiva.

En los últimos años, el financiamiento se había convertido en el principal insumo para la producción agropecuaria. Ya sea de origen comercial o bancario, la posibilidad de comprar y pagar a plazo está institucionalizado dentro del agro. Es el principio a través del cual los productores, por ejemplo, invirtieron el año pasado más de 25 mil millones de pesos sólo en la adquisición de maquinaria agrícola. Alrededor de 80 por ciento fue a través del crédito bancario.
En los últimos 40 días, sin embargo, su obtención se ha convertido en una figurita difícil. No porque no haya, sino porque no existe actividad productiva que pueda pagar un interés superior al 40 por ciento.
De la misma forma que el productor comenzó a analizar cómo encarar la rotación agrícola de la campaña próxima de granos gruesos, en la que el maíz a priori tiene ventajas económicas sobre la soja, el Gobierno debe preparar el suelo para que el crédito vuelva a crecer en la economía.
La propia espalda
En esta coyuntura de emergencia, proveedores de tecnología y fabricantes de maquinaria agrícola diseñan sus propias estrategias comerciales para mantener la rueda en movimiento. Financian las ventas con fondos propios, canjes de granos y bonificaciones por pago de contado. Pero el esfuerzo tiene su límite: los plazos. En la mayoría de los casos, no superan los 36 meses.
La incertidumbre financiera se pasea a lo largo de toda la cadena de valor agropecuaria. Los proveedores no tienen precios de referencia a los cuales vender sus productos, con el interrogante de si los van a poder reponer. Del otro lado del mostrador, los interesados no cuentan con los medios para adquirirlos o, como es el caso de los tamberos y ganaderos, sin el poder de compra de sus bienes para poder hacerlo.
Como un reflejo de lo que se vive en el sector, las acciones de la fábrica cordobesa de sembradoras Agrometal, la única del rubro agroindustrial que cotiza en el panel de acciones líderes de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, perdió en cinco días (entre el miércoles 13 y el martes 19 de junio) 11 por ciento de su valor.
Con la carga sobre sus espaldas que significó, para muchos, el impacto de la mayor sequía de los últimos 40 años, la agricultura necesitará de fondos para encarar la próxima campaña agrícola.
Si bien la devaluación impulsó el valor de compra de los granos, su cotización en la moneda extranjera no atraviesa su mejor momento.
En el mercado de Chicago, la soja tocó esta semana el precio más bajo en los últimos 27 meses.
Una vez más, como viene ocurriendo en los últimos meses, la actividad productiva necesita de señales del Gobierno.
La convalidación del Banco Central de tasas de interés de 47 por ciento para los tenedores de Lebac no es un buen indicador para la economía real.
Por ahora, sigue siendo más negocio el mercado financiero que la inversión productiva.