Créditos, tasas, y una opción para crear 100 mil empleos

Representantes del agro se reunieron esta semana con autoridades de las asociaciones de bancos: estiman que el campo necesitará cinco mil millones de dólares para la nueva campaña. 
La idea de no volcar mayor presión tributaria, como estrategia para motivar en el agro un nuevo compromiso productivo (foco del panorama en Agrovoz de la semana anterior referido a las retenciones), instaló además la búsqueda de salidas desde el frente financiero.
Tras la turbulencia cambiaria y la decisión del gobierno federal de recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), el tema está en la agenda del sector productivo. Representantes de la cadena agroindustrial se reunieron esta semana con autoridades de las asociaciones de bancos, con números en la mano: dimensionan que el agro requerirá de las entidades financieras unos cinco mil millones de dólares para apalancar la nueva campaña agrícola en condiciones adecuadas de repago. La modalidad de los créditos quedó en el centro del análisis.
¿Valor producto?
Un representante cordobés de Coninagro –en cuya sede porteña se congregó un grupo de la cadena agroindustrial– admitió que los referentes de la banca quedaron en estudiar la demanda y la factibilidad de calzar esos créditos a valor producto, entre otras herramientas.
La entidad que agrupa a las cooperativas ya había planteado una modernización de la norma que regula los warrants, que permiten garantizar el financiamiento a través de la inmovilización de, por ejemplo, un stock de granos.
A propósito de esa reunión, se ponderó como una bisagra que en la gestión estuvieran seis entidades de la cadena y no sólo los antiguos miembros de la Mesa de Enlace, con el compromiso de seguir trabajando juntas: la Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales (CRA), Coninagro, Ciara-CEC (exportadores), Maizar (cadena de maíz y sorgo) y la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA). “Eso lo marcamos como un clic”, se describió.
Costos
Los números que presentaron a los bancos indican que la inversión en la campaña agrícola asciende a 9.500 millones de dólares, de los cuales deberán colocar unos cinco mil millones, mientras el resto provendrá de fondos de los productores, exportadores e insumeros.
La preocupación pasa por el costo del dinero y quién pone el financiamiento. Quienes tienen trato con la banca oficial habían propuesto al ministro de Producción Francisco Cabrera la exigencia de que los bancos vuelquen el cinco por ciento de sus depósitos a créditos para inversión productiva, a tasa fija (subsidiada) al 17 por ciento. Pero hoy esos créditos se ofrecen a tasa Badlar más seis puntos, lo que resulta en 27-28 por ciento anual.
La otra cara del subsidio
Luis Picat, empresario agroindustrial (expresidente de la Sociedad Rural de Jesús María) lanzó un enfoque diferente en tiempos en que los subsidios son mala palabra y motivo de fuerte debate. Propone un financiamiento para “mil empresas Pyme a tasa cero” y a cinco años de plazo, a condición de que estas creen 100 mil empleos. Cada millón de dólares invertidos en un proyecto, el compromiso sería generar 10 puestos de trabajo (un empleo cada 100 mil dólares invertidos).
El Estado se hace cargo de subsidiar la tasa y obtiene el recupero con las cargas sociales. “Las Pyme esperan ese incentivo. De este modo se le tira la pelota al empresario. Muchas empresas, como las nuestras, tenemos el proyecto, pero no una tasa acorde. Podemos generar empleo consistente en el largo plazo, diferente a una obra pública, que se termina y ese empleo no continúa”, razona.