Los pros y contras para que Argentina sea la “carnicería” del mundo

Ningún país como Argentina tiene tanta capacidad “ociosa” para producir más carne. Sin embargo, hay numerosas trabas internas que complican este objetivo exportador.

El presidente de la Nación, Mauricio Macri, ha fijado como uno de los objetivos que debe perseguir la Argentina el transformarse en el “supermercado del mundo”, y en esa meta, las carnes tienen un rol preponderante.
En un mundo que demanda cada vez más proteínas, sobre todo en el sudeste asiático y de origen bovino, la oportunidad para nuestro país es grande, pero aún quedan muchas tareas pendientes para aprovecharla.
Al menos así lo dejó en claro el coordinador del Programa Nacional de Producción Animal del Inta, Aníbal Pordomingo, durante la Jornada de Forrajes Conservados que se realizó en Manfredi.
Pros
Según Pordomingo, si bien “el mundo no se muere porque Argentina le venda carne”, debido a la amplia oferta desde otras latitudes, no hay ningún otro país con un potencial similar para aumentar la producción en un corto plazo.
“Con la cantidad de novillos que tenemos, con sólo aumentar 40/50 kilos el peso de cada uno, se incrementaría 40 por ciento la producción de carne”, indicó el especialista.
Sobre este punto, señaló que Estados Unidos ya faena animales de 650 kilos, con lo que no tiene margen para subir más esa vara; mientras que Australia también está en un techo productivo. “Somos el único país que puede aumentar su producción en una gran magnitud. Tenemos la genética y los animales para lograrlo”, resumió.
Contras
En este sentido, el primer obstáculo para pensar en un mercado de exportación aún más grande es la cantidad de novillos, producto de un nivel de destete muy bajo. “Sale un ternero cada dos vacas, tener una vaca que no produce nada en un año impacta hasta en la huella de carbono”, criticó Pordomingo.
A esto se suma un peso de faena que es de los más bajos del mundo: “Estamos sacrificando animalitos que en otros lugares del mundo son terneros de destete; matamos fábricas de carne”, se quejó.
Para Pordomingo, la forma de mejorar estas falencias es lograr una “ganadería de precisión”. “Tenemos que hacer cada días más mediciones, previas al engorde, ecografías para ordenar las tropas y los lotes, pesajes más frecuentes. Aportar instrumentos que signifiquen mayor eficiencia, usar sistemas que nos digan cosas sobre el animal mientras esas cosas ocurren”, graficó. 
Por ejemplo, mencionó que “en 15 años, no se mejoró la eficiencia de conversión, y a veces se lo adjudica a una cuestión biológica, como la edad del ejemplar, cuando el problema es propio de ineficiencias durante la alimentación”.
Tipificación
Pordomingo es uno de los expertos que lidera los trabajos para promover un sistema de tipificación por calidad, que cambie los parámetros actuales que se usan en Argentina y que relacionan el nivel de la carne con el tamaño del ejemplar.
“Si seguimos utilizando la media res, vamos a tener que bajar las expectativas de producción, porque eso sólo se puede colocar en el mercado interno. Y ese mercado no puede absorber más carne: el consumo supera holgadamente lo deseable, excedemos por mucho los niveles del resto del mundo”, subrayó el especialista.
En este aspecto, insistió sobre la necesidad de más mediciones para trabajar sobre la calidad. “En nuestro ecosistema de producción, tenemos que ver la gran variabilidad que hay en los ejemplares. Hay mucha dispersión, tamaño, colores, que hace complejo el negocio de la calidad y la homogeneidad”, añadió.