Trump quiere que EE.UU. sea el "socio preferente" de América Latina

Agencias AP, DPA y Reuters, Washington.- Pese a su declarada hostilidad a los sin papeles, a sus atávicos reflejos proteccionistas y al obsesivo sueño de levantar contra viento y marea el muro con México, Donald Trump intentará persuadir, durante una cumbre regional la semana próxima en Lima, que Estados Unidos debe ser el socio comercial preferente de América Latina.

Según anticiparon altos funcionarios de la Casa Blanca, Trump, enfrentado con China en una millonaria guerra comercial, tratará de recuperar terreno para su país en una región donde China pisa fuerte desde hace más de una década.

El escenario elegido para el acercamiento será la Cumbre de las Américas, que reunirá durante dos días en Lima a los jefes de Estado y de gobierno de la región, donde se referirá a la "agresión económica" china en este lado del mundo.

"El presidente Trump ha sido claro (?) en términos de políticas económicas de que la agresión económica china en la región no ha sido productiva para el hemisferio y que Estados Unidos debe seguir siendo el socio preferente para ellos", señalaron los funcionarios en una teleconferencia con periodistas.

Además del sonado muro limítrofe que amenaza construir desde sus días de campaña electoral en 2016 -un proyecto que se resiste a abandonar pese a las airadas protestas del gobierno mexicano-, Trump anunció esta semana que quiere desplegar tropas de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera con México, y elevó la dureza de su retórica contra los inmigrantes ilegales latinoamericanos.

"Creo que el presidente habla de forma muy directa, dice lo que tiene en su mente", dijo el funcionario bajo anonimato, en referencia a los repetidos exabruptos del magnate sobre casi cualquier tema vinculado con la política exterior.

Esta vez intentará afilar sus dotes persuasivas mucho más allá de su fiel electorado republicano para mejorar las perspectivas de Estados Unidos en la región, obligado como nunca por la disputa comercial que lo enfrenta con China, en un toma y daca de aranceles proteccionistas que amenaza con perjudicar a las dos potencias económicas.

Al magnate le jugará en contra en su cruzada diplomática su distante actitud hacia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), que rige desde 1994 entre Estados Unidos, México y Canadá. A juicio de Trump el acuerdo tal como está perjudica los intereses de las fábricas y los trabajadores norteamericanos, por lo que presiona por una reforma que incline los tantos hacia su país.

Según fuentes de la Casa Blanca, no se esperan sin embargo discusiones profundas sobre el Nafta en la cumbre de Lima. Trump en cambio hará referencia durante su discurso en el plenario de la cumbre a los "valores compartidos" en el continente, y a la necesidad de reducir el narcotráfico. No quedó claro, sin embargo, el énfasis que le dará al controvertido tema de la inmigración ilegal a Estados Unidos procedente de México y América Central, si acaso lo menciona.

Buscando puntos de consenso, planea hablar con sus pares sobre la crisis en Venezuela, objeto en los últimos meses de sanciones comerciales de Washington por las violaciones a los derechos humanos y la crisis democrática y humanitaria del régimen de Nicolás Maduro, una apreciación compartida por casi todos los gobiernos.

Trump se reunirá por separado con varios mandatarios de la región, señalaron los funcionarios de la Casa Blanca, aunque no precisaron qué presidentes están en la agenda de encuentros del magnate. Su hija mayor, Ivanka Trump, integrará la delegación oficial "para promover la participación económica de las mujeres en la región".

La disputa comercial con Pekín subió de tono esta semana, cuando Trump decidió un alza de impuestos a las importaciones para el sector de telecomunicaciones, la industria aeroespacial y otros productos tecnológicos. Definió un plazo hasta el 11 de mayo para decidir si impone aranceles de 25% a 1300 productos de origen chino, lo que equivale a 50.000 millones de dólares.

El gobierno del presidente Xi Jinping dijo sin pestañear que responderá con la misma moneda, con un aumento equivalente de aranceles que afectará a 106 productos de Estados Unidos. Aseguró además que Washington tiene mucho más que perder que Pekín. Por lo pronto, China presentó ayer ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) una denuncia formal contra Washington por el tema tarifario.

"China solicitó consultas con Estados Unidos bajo el Mecanismo de Resolución de Disputas de la OMC con respecto a las medidas arancelarias norteamericanas sobre ciertos bienes chinos", señaló la organización en un comunicado.

La etapa de consultas es el paso previo a un panel de expertos que dirimirá la disputa, con el objetivo de que se evite llegar a un litigio.

Washington decidió la imposición de las tarifas aduaneras porque, según explicó, las políticas de China obligan a las empresas norteamericanas a transferir tecnología y propiedad intelectual a empresas chinas, entre otras "prácticas comerciales desleales".