La soja se tranquiliza, mientras el maíz y el trigo siguen en alza

Con la oleaginosa en un serrucho de alzas y bajas, el trigo a mediano plazo mantiene un sólido piso de 210 dólares. 

El tema clave de esta semana ha sido el anuncio que la Argentina, en una primera información a través de Vicentin, podría llegar a importar hasta 120 mil toneladas de soja de los Estados Unidos para embarques durante octubre y noviembre. En pleno momento de ingreso de la nueva cosecha de soja estadounidense.
Luego se conoció que habría otras 120.000 toneladas confirmadas que podrían ser importadas del mismo origen. También se rumoreaba de que el volumen total podría llegar a las 500 mil toneladas. Lo concreto es que ya se registraron dos rounds de 120.000 cada uno.
Sucede que los exportadores estadounidenses solo están obligados a declarar ventas que superen las 100.000 toneladas. Y de ahí se especula que las ventas totales a la Argentina podrían ser mucho mayores a las declaradas esta semana. Es probable que las compras se hayan realizado por una cuestión de precios; en estos momentos la soja FOB Golfo para embarque octubre cotiza a 417 dólares, mientras que el precio FOB up-river de la soja argentina cotiza para embarque julio a 429 dólares. Mientras que la soja en el mercado interno está cotizando a 333 dólares para noviembre y 335 dólares para enero. Esto es una suba de 20 dólares entre la posición disponible en el Matba (315 dólares) y la posición enero (335 dólares). Mientras que el precio de la soja en el FOB Golfo pierde 10 dólares entre la posición Mayo y la Enero. El mercado argentino esta con un carry suba de 20 dólares mientras que el mercado estadounidense está con un inverse (baja) de 10 dólares.
El tema que no está puesto sobre la mesa, y es motivo de especialistas tributarios, es el impositivo. Más allá de los números que pueden dar márgenes de trading aceptables o no, el hecho concreto es que incluso con un volumen de 500 mil toneladas de soja importada de Estados Unidos, no es suficiente para compensar la pérdida de casi 20 millones de toneladas en la producción de soja que sufrió nuestro país. Y si tomamos en cuenta la soja de la vieja cosecha que pudo haber ingresado al circuito comercial en estas últimas cuatro semanas, las descontamos de las existencias, el remanente de soja vieja que podrá ingresar en la molienda nueva 2017/18 podrá llegar como máximo a los 5 millones de toneladas.
Seguimos sin compensar la pérdida de 20 millones de toneladas. En este escenario debemos pensar en una situación de oferta y demanda muy ajustada, que pone más presión a los compradores que a los vendedores. Dicho esto, la soja será un bien muy preciado en los próximos meses, con tendencia de serrucho alcista, y con ciertos potenciales factores externos que pueden llegar a sorprender y provocar bruscos cambios de tendencia en los mercados. En otras palabras, la suba eterna no está asegurada; hay factores de mucho peso y de evolución y final incierto, como la guerra comercial entre Trump y Xi Jinping y la forma en que China reaccione a los aranceles impuestos por Estados Unidos. El conflicto entre Estados Unidos Siria y Rusia, de índole estrictamente geopolítico, pero que puede tener efectos colaterales sobre el comercio mundial.
Mientras la soja lucha en medio del serrucho alcista y bajista, tanto el trigo como el maíz mantienen su tendencia alcista para el corto a mediano plazo. El trigo disponible mantiene un solido piso en los 210 dólares. Pero, atención: aparece en carpeta el trigo nuevo enero a 191 dólares: esto me indica que la suba y firmeza del trigo viejo ya tiene fecha de vencimiento.