El déficit de la balanza cambiaria turística alcanzó un nuevo récord

A causa de la inflación y el consecuente tipo de cambio sobreapreciado.
Argentina sigue de joda: el déficit de la balanza cambiaria turística alcanzó un nuevo récord
La progresiva apreciación del peso argentino –además de licuar los ingresos de las industrias exportadoras que generan divisas genuinas– produce una suerte de subsidio turístico al “abaratar” el valor de las divisas, además de desincentivar el ingreso de turistas extranjeros al convertir al país en un destino “caro” con relación a otras naciones.
En el primer bimestre de 2018 se registraron salidas de divisas por 2430 y 346 millones de dólares en concepto de los rubros “viajes y otros gastos con tarjeta” y “transporte de pasajeros” respectivamente, mientras que el ingreso de divisas por esos mismos ítems fue de apenas 389 y 19 M/u$s, según datos oficiales del Mercado Único y Libre de Cambios publicados por el Banco Central (BCRA).
Es decir: en los dos primeros meses de este año la balanza cambiaria del sector turístico registró un déficit récord de 2369 M/u$s, una cifra 9% y 52% superior al déficit del mismo período de 2017 y 2016 respectivamente (2163 y 1558 M/u$s). En enero-febrero de 2015 dicho déficit había sido de 1238 M/u$s.
Para tener magnitud de lo que representa un déficit de la balanza cambiaria del sector turístico de 2369 M/u$s, vale mencionar que en el primer bimestre de este año el ingreso de divisas total generado por las industrias elaboradoras de alimentos y bebidas (aquellas que, supuestamente, van a transformarse en las proveedores del “supermercado del mundo”) fue de 1274 M/u$s.
Un estudio realizado por economistas del BCRA estima que un 15% de la salida de divisas comprendida en el rubro “viajes y otros gastos con tarjeta” corresponde a erogaciones que no deberían incluirse en la balanza turística por tratarse de gastos realizados con tarjetas de créditos por personas que no viajan al exterior (tales como juegos digitales, programas informáticos, bienes de consumo “puerta a puerta”, etcétera). Sin embargo, al ajustar ese dato con dicho margen del 15%, el déficit de la balanza cambiaria turística sigue aún registrando una cifra muy abultada: 2009 M/u$s.
El estudio reciente del BCRA (titulado “¿Cuánto gastan los argentinos viajando al exterior? ¿Cuánto gastan los extranjeros que vienen al país?”) propone además, de manera un tanto aventurada, que la balanza cambiaria turística –publicada por el propio BCRA– debería contemplar las divisas físicas que ingresan al país los turistas extranjeros y que no quedan registradas en ninguna parte porque se cambian “por canales alternativos al mercado de cambios”, tales como “hoteles, agencias u otros canales informales”.
El turismo receptivo es un factor clave para desarrollar la cadena de valor de la agroindustria argentina porque los visitantes extranjeros, además de aportar divisas, luego se convierten en embajadores de productos argentinos (como las empanadas de carne, el vino Malbec o el dulce de leche). Pero es casi imposible desarrollar esa actividad con un tipo de cambio real sobreapreciado.
La principal causa detrás de la progresiva apreciación del tipo de cambio es el crecimiento excesivo del gasto público por parte del Estado (tanto nacional como provincial y municipal). Los intentos de solucionar ese problema por medio de devaluaciones esporádicas –como la instrumentada fines del año pasado– tienen poca vida dado que la inflación termina licuando el ajuste cambiario.