La amenaza climática es grave. Alieto Aldo Guadagni



Para tener una idea de la gravedad de la crecientes emisiones anuales de CO2, globalmente contaminantes de nuestra atmósfera, basta decir que hoy son un 130 por ciento mayores a las del año 1970.

El consumo creciente de combustibles fósiles ha venido jugando un papel preponderante en el incremento de estas emisiones, que antes de la Revolución Industrial eran casi nulas. El Observatorio de Mauna Loa, administrado por el gobierno de los Estados Unidos y ubicado en Hawai, nos alerta informando que las emisiones de CO2 acumuladas en la atmósfera son ya un 21 por ciento mayores a las vigentes en 1980.

Nos acercamos al valor critico de 450 ppm, ya que en 1980 estas emisiones acumuladas alcanzaban apenas a 338 ppm y en el pasado mes de febrero ya treparon a 408 pp., o sea el valor mas alto registrado a la fecha.

Recordemos que 450 ppm es el valor critico que no debe ser superado si queremos que la temperatura mundial no aumente de una manera peligrosa para la vida en esta Tierra.

Son 200 las naciones convocadas por Naciones Unidas, para la implementación de los acuerdos alcanzados en Paris en el 2015 para reducir las emisiones contaminantes que, más allá de las dudas del pasado, son ya el principal causante de los desastres ambientales que vienen aumentado año a año en todo el planeta.

Estos crecientes daños, como incendios, temporales, inundaciones y sequías, cada vez son más frecuentes incluso en nuestro país, afectando a las personas y la actividad económica, especialmente la agropecuaria.

La actual matriz energética mundial depende básicamente de los tres combustibles fósiles contaminantes a saber: petróleo 33 por ciento del consumo total, carbón 28 y gas 24, esto da un total de energía contaminante equivalente al 85 por ciento del consumo mundial energético ; las energías limpias representan apenas el 15 por ciento del consumo mundial. Las tendencias indican que hacia el 2040 el petróleo será el insumo energético líder en el consumo mundial, seguido por el gas y el carbón, en conjunto estas tres energías contaminantes representaran el 74 por ciento del consumo total, mientras las energías limpias representaran el 26 por ciento del total.

A pesar del avance en las nuevas energías limpias las emisiones de CO2 contaminantes seguirán creciendo ya que si bien los combustibles fósiles disminuyen su participación relativa en el total de consumo, su consumo total se expandirá un 18 por ciento hacia el 2040. Esta tendencia pone en serio peligro las condiciones climáticas de todo el planeta. Por esta razón se estima que las emisiones contaminantes mundiales seguirán aumentando, aunque lo harán a un ritmo inferior al de los últimos años.

Como las emisiones contaminantes han aumentado durante este siglo no debe sorprender que los últimos años han sido los más calurosos desde que se llevan registros.

En diversos lugares del planeta las inundaciones y huracanes vienen causando año a año daños crecientes. Por ejemplo, en Puerto Rico, Miami, Cuba y numerosas islas del Caribe, los huracanes han causado enormes daños el año pasado.

Por esta razón Miami está encarando programas de protección frente a estas inundaciones, con bombas de evacuación de agua y mejoras en diques y carreteras; se trata de costosos programas de adaptación que están lejos de la posibilidad de ser encarados por países pobres.

Es preocupante la reciente actitud de los Estados Unidos, que decidió su retiro de los compromisos de Paris. Lo grave es que no hay tiempo para perder ya que, como dijo Obama en su visita a Argentina : “Somos la última generación que puede hacer algo por el cambio climático”.

Los compromisos asumidos por las naciones en Paris en el 2015, exigen que las emisiones deberían ser en el 2030 menores a las actuales. Pera las propuestas presentadas por las naciones están lejos de cumplir esta meta ya que, apenas reducen el ritmo de crecimiento de las emisiones pero no las abaten como exige la preservación del planeta.

Con los planes propuestos por los países no se podrán cumplir las metas del Acuerdo de Paris, ya que tendríamos un aumento de la temperatura mundial de 3 grados con grandes daños, cuando la barrera máxima que no debemos cruzar es de 2 grados.

La tarea a enfrentar no es fácil, ya que requiere movilizar grandes inversiones en infraestructura y en nuevas tecnologías con bajas emisiones de carbono y, al mismo tiempo, avanzar por el sendero de la conservación y la reducción del consumo de combustibles fósiles desarrollando energías “limpias” y reduciendo el consumo de energía por unidad de producción.

Destaquemos que el sector eléctrico argentino centro su crecimiento en las energías fósiles contaminantes, utilizando preferentemente la generación térmica que consume gas y petróleo. A partir de enero del 2003 el parque generador adicionó 13109 MW, pero de ellos nada menos que el 79 por ciento fue generación térmica, por esta razón las emisiones contaminantes de nuestro sector eléctrico aumentaron un 245 por ciento entre el 2003 y el 2017.

Argentina debe participar del esfuerzo global con todos los países, ya que es posible cambiar el rumbo, pero queda poco tiempo.