Hemos
pasado, sin solución de continuidad, de padecer inundaciones a una
sequía feroz – hay quienes dicen que es la peor de los últimos 40
años- que pone en jaque a nuestras empresas agropecuarias y por
añadidura a todo su efecto expansivo, desde el transporte a los
fabricantes de maquinarias, de las agroindustrias que necesitan las
materias primas para funcionar a la construcción y a las empresas
automotrices, y a una prácticamente interminable lista de pequeños
negocios en nuestro interior profundo que tienen asegurado su
desarrollo y crecimiento a partir de las buenas cosechas. También la
ganadería y la lechería sufrirán las consecuencias de la menor
producción por la disminución de recursos para la alimentación de
los animales y el aumento de los costos derivado de los precios que
seguramente impactarán en el mercado. La producción de la cosecha
gruesa está definitivamente dañada en el volumen y toda la
Argentina sentirá el efecto de un campo que sufre.
El
Estado, que en nuestro país tiene un rol protagónico en nuestra
economía, también verá resentido sus ingresos como consecuencia de
una cosecha magra. El campo en su conjunto genera una parte muy
importante de los recursos que necesita el Estado para funcionar. De
hecho, todavía las retenciones a la soja se mantienen vigentes, con
una tasa progresiva de descuento, tal como fue la promesa del
Gobierno que, hay que decirlo, está cumpliendo. Conceptualmente, los
derechos de exportación son el peor impuesto posible y tarde o
temprano deberán eliminarse: No diferencia entre quien tiene
resultado positivo y negativo, discrimina al agro ya que otros
sectores que exportan no tienen la misma carga impositiva, los
recursos generados son distribuidos parcialmente por la Nación de un
modo que desfavorece a las provincias productoras.
Entonces,
está bien que desde la más alta magistratura se manifieste que no
dejarán solo al campo. Es absolutamente necesario que exista un
apoyo financiero para aquellos que han apostado a la producción y
que por una variable incontrolable, como es el clima, estén a punto
de caerse del sistema productivo. Es necesario que las declaraciones
se transformen en acciones y que verdaderamente llegue el auxilio
financiero a través de créditos blandos que permitan refinanciar
las pérdidas en un plazo razonable. No hacerlo significa matar a la
gallina de los huevos de oro.
Ahora
bien, la coyuntura nos hace ser monotemáticos y hablar sólo de la
sequía, como el año pasado lo hacíamos de las inundaciones, pero
creo que debemos ser más proactivos y aprender las lecciones del
presente y del pasado. Es imperioso avanzar en algún sistema de
seguros que permitan acotar los riesgos. Para ello es absolutamente
vital la interacción pública-privada. Instituciones como la nuestra
estamos en deuda con nuestro sector por no haber presentado una
propuesta formal y profesional a nuestras autoridades. También es
necesario el acompañamiento del Estado para bancar el sistema como
así también de un aporte solidario del sector, pensando que si hoy
no nos toca, nos puede suceder el próximo año.
No
tenemos tiempo aquí de hacer un racconto sobre todo lo que
observamos desde la BCCBA que está sucediendo desde el punto de
vista económico, social y político, pero sí remarcar algunos temas
que nos preocupan:
- Déficit fiscal e inflación: a nuestro criterio, dos caras de la misma moneda y talón de Aquiles de la economía argentina. El Gobierno Nacional se ha decidido por una política gradualista, que respetamos en pos de proteger los sectores más vulnerables, pero advertimos que si el gradualismo no tiene un ritmo adecuado, las leyes de la economía por sí solas impondrán una salida de shock, que sería más de lo mismo que hemos padecido en otras crisis. No es sostenible que se gaste consistentemente más de lo que se recauda y en ello el Estado debe predicar con el ejemplo para luego pedirle un esfuerzo al resto de los sectores.
- Mejora en la competitividad: Argentina es un país muy caro, y cada vez cuesta más competir en el mundo. En este punto quisiéramos rescatar una iniciativa que consideramos muy importante a los efectos de mitigar en parte el efecto de los costos logísticos y que son los bitrenes.
En
los últimos años la producción de granos en Argentina ha crecido
de manera constante por un incremento en la superficie sembrada y
mayores niveles de productividad por hectárea, alcanzando las 130
millones de toneladas en la última campaña. Como uno de los
principales proveedores de alimentos del mundo, la disminución de
los costos logísticos es una variable clave para poder competir y
ofrecer nuestros granos a mejores precios en el mercado nacional e
internacional.
En
este contexto, los bitrenes aparecen como una alternativa
complementaria a otras relacionadas con el mejoramiento de la
infraestructura vial, ferroviaria y marítima para mejorar la
competitividad de la agroindustria nacional, y que actualmente
encuentra sustento legal a través del D.N.U. N° 27/2018 de fecha
11/02/18 del Poder Ejecutivo Nacional, que autorizó la circulación
de bitrenes en determinados corredores viales.
Esta
modalidad permite transportar entre un 30% y 60% más de carga con
una reducción potencial de costos de hasta el 35%. Se presenta como
una alternativa más sustentable por reducir el consumo de
combustible, y en consecuencia disminuir las emisiones de dióxido de
carbono. Otra de las ventajas de este medio de transporte es que suma
seguridad a las superpobladas rutas argentinas, debido a que se
necesita una menor cantidad de unidades para transportar un mismo
nivel de producción.
Además,
es importante resaltar que esta medida no generará una menor demanda
de camiones tradicionales para el transporte de granos, sino que
actuará como complemento ante crecientes volúmenes de producción
de nuestro país.
Por
lo anterior, la Bolsa de Cereales de Córdoba acompaña la iniciativa
del Gobernador de la Provincia de Córdoba, Cr. Juan Schiaretti, de
enviar un proyecto de Ley que habilite la circulación de bitrenes en
nuestra Provincia, lo cual redundará en beneficios para toda la
cadena agroindustrial, abaratando los costos logísticos, generando
mejoras y mayores oportunidades.
- Creemos que es importante que el gobierno nacional haga una clara descripción de cuáles son las políticas de estado para todo el sector de la Agroindustria, porque a nuestro criterio, no hay una clara enunciación de las mismas. Hemos celebrado la eliminación de las retenciones a los granos con la excepción de la soja, la unificación del tipo de cambio y la eliminación de las ROE, que han resultado en importantes incentivos para el aumento de la producción; pero eso sólo no puede ser una política de estado para el sector. Ley de semillas, ley de fertilizantes, acuerdos comerciales con el mundo, programas de incentivos para la generación de valor agregado en origen, son solo ejemplos de lo que el sector quisiera ver ya en la práctica.
- Desde la BCCBA instamos a que nos esforcemos a hacer un cambio cultural y que fortalezcamos las instancias de diálogo para la resolución de los conflictos. No puede ser que en cualquier tipo de negociación se empiece con una huelga. Ese debiera ser el último recurso, no el primero. La huelga es un derecho constitucional, pero debemos encontrar una manera más racional de resolver los conflictos.
- Hoy estamos escuchando todo tipo de especulaciones relacionadas con el próximo año en el que tendremos elecciones para presidente. No podemos vivir permanentemente en campaña electoral. El gobierno que fue elegido tiene que dedicarse a gobernar y a tomar decisiones que no siempre tienen un rédito político pero que son necesarias para que el país se encamine hacia una senda de crecimiento.
Queremos
destacar a nuestro Gobierno de Córdoba, que en el área del
Ministerio de Agricultura ha avanzado con importantes decisiones que
han colocado a nuestra provincia a la vanguardia. BP Agropecuarias
con un incentivo para quienes hacen las cosas bien es un programa
inédito, la ley Agroforestal, la ley de agroquímicos, la política
de conservación de suelos, entre otras, demuestran que trabajando en
forma colaborativa con el sector privado, se pueden realizar
importantes avances. Siempre faltan cosas, pero miremos el vaso medio
lleno y no el vaso medio vacío.