LOS PRODUCTORES RURALES DE FRANCIA PROTESTAN EN CONTRA DEL ACUERDO CON EL MERCOSUR.

En los últimos días realizaron manifestaciones en todo el país para que el gobierno de Macron no abra el mercado de carnes.

Autor: Luisa Corradini LA NACION - 25/02/2018
PARIS.- Hasta hace unos meses, ningún agricultor francés sabía lo que era el Mercosur. Ahora, el bloque sudamericano -y más precisamente la perspectiva de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE)- se ha vuelto el principal enemigo del mundo rural. Tractores bloqueando rutas, banderolas y panfletos acompañan las manifestaciones diarias que denuncian la supuesta "traición" del gobierno de París. Una cólera expresada ayer con una nutrida silbatina al presidente Emmanuel Macron, durante su visita al Salón de la Agricultura.

"El gobierno nos abandona. Nos promete cosas, por un lado, y por el otro, firma acuerdos para importar carne de países donde las normas no tienen nada que ver con las nuestras", deplora Sebastién Poncet, presidente de los Jóvenes Agricultores de la región del Isère, haciéndose eco de la protesta nacional.

La Federación Nacional Bovina cifra en 30.000 el número de productores amenazados en Francia por ese acuerdo. Cuando lo dejaron explicarse, Macron -que pasó ayer cerca de 12 horas en el Salón- afirmó que la profunda crisis del sector se produjo sin que existiera el acuerdo. A su juicio, la solución es que la agricultura francesa se dedique a una producción de excelencia, que los diferenciará del resto del mundo, abriendo nuevos mercados. Los campesinos no parecen convencidos.

El miércoles, fueron unos 20.000 agricultores los que salieron a las calles de todo el país. En primera fila de la protesta, los criadores de ganado, que temen que la importación de 70.000 toneladas de carne bovina sudamericana, sin derechos de aduana, signifique la pena de muerte para el sector.

Las mismas operaciones, denominadas "caracol", porque el objetivo es bloquear el tránsito, se organizaron anteayer en otras regiones.

"Europa ya importa 246.000 toneladas de carne sudamericana, y el gobierno quiere agregar otras 100.000 toneladas. El problema es que los mercados europeos no se estiran. No hay aumento del consumo de carne bovina", explica Mathieu Naudet, presidente de los Jóvenes Agricultores del departamento del Indre, en el centro del país.

La diferencia de cifras mencionadas responde a las distintas etapas de esa negociación extremadamente compleja, que se realiza generalmente en Bruselas, sede de la UE.

En octubre de 2017, la propuesta europea era de 70.000 toneladas de carne vacuna por año, libres de impuestos. Juzgada insuficiente por algunos países del Mercosur, en particular Argentina y Brasil, Bruselas -con el acuerdo de París- habría aumentado la cantidad a 100.000 toneladas. A cambio, la UE espera exportar sin gravamen sus vinos, productos lácteos y maquinaria.

La otra inquietud de los criadores franceses concierne las normas, que según ellos, son "menos exigentes en América del Sur en lo que comen los animales, los antibióticos que consumen y las normas de higiene de los mataderos". También denuncian "la ausencia de trazabilidad" y ponen el acento en la salud pública.

"Vamos a importar productos de Brasil o Argentina a Europa, que no respetan ninguna reglamentación europea", denuncia Samuel Vandaele, secretario general de los Jóvenes Agricultores. "El pollo de Brasil costará dos veces menos que aquí, pero producido con medicamentos y con hormonas. Perderemos nuestro mercado o tendremos que alinearnos, sabiendo que nuestros costos son muy superiores", se lamentó.

Por el momento, Francia rechaza (públicamente) ese acuerdo, cuyas negociaciones comenzaron hace casi 20 años. En vísperas de las discusiones que se llevan a cabo en este momento, el ministro de Agricultura francés, Stéphane Travert, declaró ante el Parlamento que "no están dadas las condiciones". ¿Gesto de presión destinado a los gobiernos del Mercosur, apresurados por cerrar ese acuerdo antes de las elecciones presidenciales en Brasil? ¿O de apaciguamiento interno?

El mismo presidente Macron no había hecho otra cosa el 2 de febrero, al recibir a su homólogo argentino, Mauricio Macri, en París. "Ese acuerdo será bueno para todos -sostuvo ante la prensa en el palacio del Elíseo-, pero hay que seguir negociando. Nosotros debemos proteger la carne bovina francesa, nuestro sector de excepción". Francia es el principal país agropecuario de la UE.

Los miembros de la delegación argentina que asistieron a esa reunión estimaron, sin embargo, que el mandatario francés se había mostrado mucho más predispuesto a cerrar ese acuerdo de lo que dejaron pensar sus palabras.

Pero la Comisión Europea (CE), como también Alemania, Italia y los países partidarios del libre comercio (como Suecia o los miembros de Benelux), quieren ese acuerdo y presionan a Francia. Consciente de la importancia política del mundo rural, Macron recibió anteayer en el Elíseo a unos 800 jóvenes agricultores. En vísperas del Salón de la Agricultura -acontecimiento anual de primera importancia para todo presidente francés-, el mandatario intentó calmar las inquietudes de un sector muy fragilizado por la crisis del 2008.

En el Salón, volvió a repetir que "no habrá ninguna reducción de nuestros niveles de calidad, sociales, medioambientales o sanitarios durante esta negociación". También prometió que se ocupará personalmente de que "existan formas de controlar en las fronteras la trazabilidad y las normas medioambientales y sociales" exigidas por la UE.