Los nuevos desafíos de la carne vacuna: ¿cómo la consumen los millenials?

Un estudio realizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna desmenuza el mercado del “asado”. La amenaza de los “mercenarios”: los que se cambian a los sustitutos por el precio.

El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) realizó un estudio que determinó cuáles son los desafíos que tiene que afrontar la cadena cárnica para seguir creciendo en consumidores, captando nuevos y fidelizando a los que ya están.
En Argentina, cada habitante come en promedio unos 60 kilos de “asado” al año; según el IPCVA, el 95 por ciento de los argentinos consume carne vacuna, pero con diferentes criterios y modalidades.
Por ejemplo, los millenials (categoría que agrupa a aquellos que llegaron a la edad adulta después del año 2000) “representan un nuevo gran desafío para la cadena ya que son mucho más impacientes que sus predecesores, dicen tener menos tiempo y, a la vez, exigen personalización”, destaca el relevamiento publicado en la Revista Carne Argentina de febrero.
Según el IPCVA, esto se da mayormente entre hombres de entre 18 y 35 años de los niveles socioeconómicos más altos quienes, en líneas generales, desean un proceso de compra más veloz en los puntos de venta.
“Esto significa un desafío: trabajar sobre la góndola y el mostrador, sobre el proceso de compra, el packaging y las etiquetas, algo que valoran cada vez más los consumidores de todas las edades y especialmente los millennials, que no obstante manifestarse apurados, son detallistas en cuanto a la personalización de los productos”, señaló Adrián Bifaretti, jefe de Promoción Interna del IPCVA.
Categorías
“Despostando” el mercado, la encuesta revela que el 43,4 por ciento de los consumidores son “fanáticos” (no abandonarían la carne vacuna por nada); el 39,6 por ciento, “mercenarios” (pueden dejar la carne por cuestiones de precio); el 11,8 por ciento, “rehenes” (no abandonan la carne vacuna porque no saben cómo hacerlo); y el 5,2 por ciento, “terroristas” (ya la reemplazaron por sustitutos y dicen que nunca volverán a consumirla”.
Según Ulises Forte, presidente del IPCVA, los estudios demuestran que, si bien en el mercado interno se registra una alta satisfacción de producto, existe un gran porcentaje de consumidores que podrían optar por alimentos sustitutos, especialmente por cuestiones de precio.
“No debemos dormirnos en los laureles. El desafío es trabajar en forma segmentada sobre la fidelización, con herramientas que nos permitan dar a cada segmento lo que está buscando y de esa forma consolidar la fidelización”, indicó.
Bifaretti completó que “en términos de marketing, si fidelizar a un cliente cuesta una unidad monetaria, captar uno nuevo puede costar entre cinco y diez unidades; y recuperar a un cliente que se pasa a un producto competidor cuesta entre 20 y 50”.
Según el trabajo, que sondeó mil casos mensuales on line en el segundo semestre de 2017, una de las claves principales para fidelizar consumidores está en el sabor: es el atributo más valorado por los compradores.