Commodities Impulsada por el clima, la soja sostiene su potencial alcista BLAS ROZADILLA - EMILCE TERRÉ

La sequía en nuestro país sigue siendo el principal factor que moviliza los precios. Esta semana, tanto en el mercado local como en Chicago, la oleaginosa continuó por su sendero alcista. La harina de soja, de la cual Argentina domina el mercado internacional, lidera las subas en el complejo sojero y en lo que va del año su cotización aumentó US$ 65/tonelada en CME Group.
Una semana más que pasa sin lluvias de relevancia para la región productiva argentina, potenciando las pérdidas de producción de soja en Argentina. Sólo localidades muy puntuales recibieron el fin de semana de Carnaval precipitaciones acumuladas algo por encima de los 30mm, mientras que en la mayor parte de la región central las lluvias fueron dispares y poco significativas, muy lejos de las pretensiones de 50 mm que indicaban los pronósticos ex ante.

El mapa de reservas de agua útil en Argentina sigue teñido de naranja, con áreas particularmente secas en el Este de Entre Ríos, Centro/Norte de Santa Fe y Centro de Buenos Aires y La Pampa. Con la soja en pleno período crítico, el potencial de rinde para la nueva campaña acorta quintales semana a semana, y hoy los 50 millones de toneladas ya se asumen más como un techo que como la esperanza de la estimación nacional. 


El temor a un fracaso productivo dio sostén a los precios negociados en la semana. El día miércoles, abrieron las negociaciones después de los feriados de Carnaval con ofrecimientos abiertos $ 200/t por encima del viernes anterior. El grueso de los negocios se hizo a valores que fluctuaron entre $ 5.850/t y $ 5.950/t. El día jueves, las ofertas abiertas se encontraron un escalón por debajo y el precio Cámara de referencia quedó en $ 5.860/t. En este contexto, en la información oficial se ven declaraciones en el orden de los $ 6.000/t.
 
Otra consecuencia de la incertidumbre productiva, por un lado, y en relación al flujo de ventas que comprometa el sector oferente, por el otro, es la cautela que reina en los compromisos de exportación. A la fecha, según las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE), hay ventas comprometidas para la nueva campaña del complejo sojero en su conjunto por menos de 10.000 toneladas poroto equivalente, cuando el año pasado éstas superaba los 1,2 millones. 

Para la harina de soja específicamente, principal producto de exportación de nuestro país, no hay compromisos de ventas para la nueva cosecha en contraste con las 600 mil toneladas anotadas a igual período el año pasado.

Pese a lo anterior, la industria exportadora busca asegurarse la tenencia de la mercadería en una campaña donde cada grano cuenta. Así, según datos del Ministerio de Agroindustria, no sólo esta campaña se lleva comprado un porcentaje mayor de la producción estimada que en el promedio de los últimos cinco años, sino que además sobresale la mayor proporción de las operaciones realizadas con precio en firme. Efectivamente, en un contexto donde los precios del poroto aumentaron un 25% en el mes y medio que va del 2018, cualquier estrategia suma a la hora de minimizar el riesgo precio. 


El temor a que Argentina, principal abastecedor mundial, no logre proveer harina de soja este año en el volumen que se espera ha hecho reaccionar con fuertes subas el precio del subproducto en el mundo, y Chicago no fue la excepción. En lo que va del año, el futuro más cercano ganó 65 dólares por tonelada, hasta superar los US$ 410/t, tal como se observa en el gráfico adjunto.
 

Sucede que si bien una sólida cosecha brasileña de soja podría compensar la menor producción local en lo que a provisión sudamericana de poroto al mundo se refiere, nuestro vecino país no podrá exportar harina de soja en la proporción que abastece Argentina. La capacidad de procesamiento de oleaginosas instalada en nuestro país, con 200.000 toneladas por día, supera ampliamente las menos de 175.000 t/día que puede procesar Brasil, incluso cuando su producción de poroto más que duplica nuestro output. Es por ello que será en los precios de la harina, más que del haba en sí, donde con mayor agudeza se notará la falta de las provisiones nacionales.