Señales para no dejar pasar de largo. Cristian Mira

Que China, el mercado con mayor número de habitantes del planeta y una economía en permanente crecimiento, se abra cada vez más a la oferta exportadora argentina, compuesta en más de un 60% por productos agroindustriales, es una señal que no puede dejar de ser tenida en cuenta.

A fin de año el gigante asiático aceptó el ingreso de arándanos y arvejas provenientes de la Argentina y esta semana acordó, por fin, el protocolo sanitario para autorizar las exportaciones de carne bovina enfriada sin hueso y congelada con hueso, carne caprina y carne ovina de la Patagonia. Solo resta la firma del acuerdo por parte de los gobiernos de ambos países tras el acuerdo entre el Senasa y las autoridades sanitarias chinas, con el apoyo de la Cancillería vía la embajada argentina en el país asiático.

"Esto nos otorga previsibilidad y es una señal clara para incentivar el aumento del stock ganadero y la inversión en la cadena de las carnes", dijo a LA NACION el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere.

En el Gobierno creen que habrá más señales de este tipo durante el año. "La Unión Europea tiene que responder a la oferta que le propuso el Mercosur para la ampliación del mercado de carnes y etanol, entre otros productos", explicó el ministro. Las negociaciones se retomarán a fin de mes. Respecto de Estados Unidos, Etchevhere explicó: "Trabajamos con el nuevo embajador, Fernando Oris de Roa, para conseguir el reingreso de la carne al mercado norteamericano".

La agenda es más amplia. El ministro de Agroindustria participa de la Semana Verde en Berlín, donde tendrá nueve reuniones bilaterales con sus pares de Japón, Brasil, Holanda y Alemania, entre otros. Con Japón, uno de los principales países importadores de carne, se está avanzando en una negociación de 15 puntos y se autorizaría primero las exportaciones desde la Patagonia y luego del resto del territorio nacional.

En el caso de la apertura para las carnes de China, Etchevehere reconoció que "ahora hay que trabajar el mercado". Los exportadores, vía el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), participaron de las últimas ferias de la SIAL en Shangai con la promoción de cortes con hueso y carnes enfriadas sin hueso con la esperanza de que alguna vez se abriera ese mercado.

Los exportadores tienen motivos para entusiasmarse. Toman como antecedente que en pocos años China se convirtió en el principal destino para las carnes argentinas. El amperímetro pasó de cero a ocupar más del 40 por ciento en poco tiempo de los envíos. Se ganó por volumen, no por calidad, pero se nota claramente el "efecto aspiradora" de China. Para considerar la velocidad de crecimiento alcanza con citar un dato de 2017: las exportaciones argentinas a China de carne congelada sin hueso crecieron 58% en los primeros 11 meses del año pasado y fueron las de mayor aumento de los países vendedores.

Los nuevos mercados por conquistar en China son atractivos, aunque no será sencillo llegar a ellos. En la carne enfriada sin hueso el precio promedio ronda los 11.205 dólares por tonelada, contra los US$4773 de la carne congelada sin hueso. Sin embargo, el principal proveedor chino es Australia que concentra el 95% de las ventas. Este país cuenta con una ventaja arancelaria ya que tiene una tarifa de 8,4% contra el 12% que debe pagar la carne argentina.

El otro segmento atractivo es el de la carne congelada con hueso. Con importaciones que superan los 260 millones de dólares anuales. Las compras totales chinas crecieron 24% en los primeros once meses de 2017. El principal proveedor es Uruguay que tiene el 40% de los envíos, pero ya comenzó a pisar fuerte Estados Unidos, que en 2015 no realizó envíos y el año pasado exportó por 1,2 millones de dólares.

Por supuesto, nadie regala nada. Y todavía se mantienen los problemas de competitividad como la elevada presión impositiva, los costos laborales (no salariales) elevados, el costo del financiamiento, los problemas de infraestructura y una economía cerrada al comercio, entre otros. Varios de los competidores de la Argentina han resuelto estos problemas hace tiempo. Sin embargo, las señales de apertura de mercados son claramente positivas. La cadena del ganado y de las carnes, que ahora tiene un apoyo político claro de la Casa Rosada, tiene el desafío de tomar conciencia de que otra vez está jugando en las grandes ligas y que no debe dejar pasar la oportunidad.

Por: Cristian Mira