Una mirada académica sobre los agroquímicos Por Eliana Esnaola | Agrofy News



Detectar la fuente de intoxicación, enseñar y mirar el todo, se plantean como las acciones necesarias para arribar a un diálogo constructivo en torno a los polémicos plaguicidas.

El siglo XXI nos encuentra frente al desafío de producir alimentos saludables en cantidad suficiente. Existe una creciente preocupación en la sociedad porque algunos de los insumos y tecnologías que se usan en la producción afectan la salud humana y ambiental.
Ante este escenario, la Universidad de Buenos Aires (UBA) asumió la responsabilidad de abordar estos temas. A través un encuentro denominado: “Una mirada sobre los agroquímicos: Producción, Salud y Ambiente”, realizado el pasado martes, expertos de las Facultades de Agronomía, Medicina y Farmacia y Bioquímica  expresaron su opinión.
El rol de los agroquímicos nos preocupa a agrónomos y licenciados en ciencias vegetales y pensamos que la universidad es el lugar para dialogar”, así lo expresó el decano de la FAUBA, Rodolfo Golluscio, al inicio de la jornada.
Ante un auditorio, en su mayoría integrado por estudiantes, Golluscio dijo: “Cada uno tiene su posición, eso varía de acuerdo a la mezcla de datos, ideologías y sentimientos. El ejercicio que les propongo es abrir la cabeza y el corazón, escuchar lo que se plantea”.

Identificar la fuente

“Mucho se habla pero porque se sabe sobre la magnitud de la exposición de las personas al glifosato”, enfatizó la Dra. Edda Villaamil, profesora de la cátedra de Toxicología y Química Legal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, al comienzo de su presentación.
Al respecto, exhibió un estudio que hicieron años atrás en Pergamino para conocer el grado de exposición humana frente a los fitosanitarios. En diálogo con Agrofy News, Villamil expuso los principales resultados: “No se puede negar que todas las poblaciones están expuestas, tanto las rurales que son los trabajadores agrarios como las urbanas (en la ciudad la gente también está expuesta)”.  
El estudio demostró que los niveles de exposición son muy bajos, pero hay exposición. En relación a ello, la técnica advierte que lo importante es saber cuál es la fuente: ¿Es consecuencia del uso agrario o de otros usos?
Villamil explicó: “De las encuestas que hicimos surgió que además del uso agrario (lo que implicaría la exposición rural y ambiental de la población) hay un importante uso intra y peri domiciliario”.
En este sentido, contó una anécdota. “A una persona le sacaron muestra de sangre, le hicieron los estudios correspondientes y un interrogatorio para conocer el origen de la intoxicación. Resulta que la intoxicación que sufrió ese individuo (ingeniero agrónomo), no era por la exposición agrícola, sino que su esposa era maniática de los insectos y vivía llenando la casa de raid”,  por lo cual, Villamil destaca que es importante establecer la fuente de intoxicación.

Agroeducación

Por su parte, la Dra. Lilian Corra, directora de la Carrera de Médico Especialista en Salud y Ambiente de la Facultad de Medicina de la UBA, habló sobre el problema de los plaguicidas, sus envases y la salud.
Inició su presentación, planteando dos definiciones de los agroquímicos, una de la OMS y otra de la FAO. Muy diferentes por cierto.  En tal sentido, se preguntó y autorrespondió: “¿Los plaguicidas son tóxicos? Si, aunque cada uno tiene una forma diferente de comportarse”, enfatizó.
Corra comenta que hay una diferencia entre intoxicación aguda y crónica. “Lo que más me preocupa es la toxicidad sobre el desarrollo. Cuanto más resiste, se trata de un agroquímico que mayor chance tiene de permanecer en los seres vivos”, detalla.
La especialista dedicó gran parte de su exposición a señalar la importancia que tiene la enseñanza de estos temas en las escuelas. “No estamos concientizados en que le tenemos que enseñar a los chicos. Formar, educar, incentivar y aplicar formas de protección”, subrayó.
Respecto a esto último, al ser consultada por Agrofy News, dijo: “Como docentes tenemos la responsabilidad de actualizar los programas, para que los futuros profesionales tengan las evidencias y puedan tomar las decisiones correctas”. Además, reconoció: “Creo que los que estamos en docencia nos debemos una revisión de las currículas,  incluir los temas que fueron surgiendo y la experiencias buenas y malas”.

El árbol que no deja ver el bosque

En línea con la idea de educar y formar sobre el uso de los fitosanitarios, Corra, argumentó: “Si no brindamos toda la información, llegamos a polémicas que están vacías, porque se fijan solamente en un punto determinado, si esto tóxico o no, si aquello es bueno o no, si consumo más o menos, el proceso tiene que verse en su totalidad con toda la información”.
Para Corra, el debate tiene que darse en áreas como estas donde se enseña con gente joven, preguntando y dándoles herramientas para que estén preparados para su vida en general.

Diálogo constructivo

Desde un lugar menos técnico y con una mirada sociocultural, el Dr. Roberto Fernández, profesor de la Cátedra de Ecología de la FAUBA, presentó su análisis titulado: “Separando datos, opiniones, actitudes e intereses, difícil pero crucial”.
“Somos seres racionales pero también emocionales”, así lo manifestó para descontracturar el ambiente y entrar en reflexión. En este sentido, fue claro y contundente: “Cuando la conclusión no nos gusta, solemos cambiar los métodos. Parece que le tenemos miedo a la palabra ideología, cuando no hay argumentos racionales se habla de ideología”.
Fernández aclaró que “hay cosas que los datos nunca nos van a decir y que mucho de la discusión no es técnica”. Revisando la historia y motivando el debate constructivo, aseguró que en temas conflictivos del sector agropecuario ha logrado el diálogo.

¿Qué grupos no logran dialogar respecto a los agroquímicos?

“Me parece que tenemos una cultura profesional, productiva, empresarial que están totalmente en el tema, y por otro lado, para hacerlo muy simplista una cultura urbana con desconocimiento que está genuinamente preocupada, pero mal informada”, respondió Fernández, al ser consultado por este medio.
Para el especialista, en el primer grupo hay gente “negacionista” diciendo que no tenemos ningún problema con el agro y el ambiente, y no es verdad. “Una actividad de la magnitud de la producción agropecuaria no puede no tener problemas”, aseguró.
Al respecto, reafirmó que hay dos públicos, “le llamo dos culturas, una más productiva y otra más agroecológica”.
El especialista opina que hay ignorancia y polarización de los dos lados y que en parte se debe a que la ciudad se ha ido alejando del campo y viceversa. “Antes, nuestros abuelos eran agricultores, herreros que arreglaban el arado y ahora, con la tecnificación necesitamos menos gente que viva en el campo”, argumentó.
Además, agregó que “en los últimos 50 años empezamos a entender que los productos que usamos en el hogar, en el campo, los remedios, las pinturas que utilizamos tenían problemas serios que no nos imaginamos y los vamos descubriendo”.
Cabe agregar que durante la jornada también disertó el Ing. Agr. Dr. Emilio Satorre, profesor de la Cátedra de Cerealicultura de la FAUBA, quién se refirió a la agricultura extensiva y sus desafíos y hacia el final del encuentro, los asistentes intercambiaron dudas y respuestas con los disertantes.
El tema sigue en agenda y cada vez toma mayor fuerza. Lo cierto es que en torno a estos temas que despiertan múltiples voces, hay que respetar la postura del otro y tratar de generar diálogos que atraviesen los intereses particulares.