Los extremos climáticos, materia para economistas. Redacción LAVOZ

Con todo el aprecio que le tengo, compañero don Productivo, lo voy a someter a un ejercicio de números donde tiene mucho que ver el fenómeno climático: ¿cuál cree usted que es el impacto económico que han tenido los eventos climáticos extremos en nuestro bendito país agropecuario?
–Déjeme respirar un par de días, camarada don Tecno, ahora que volvieron las lluvias y podemos continuar con los planes de siembra.
–Le concedo el beneficio, pero le menciono un dato: si la Argentina pudiese disponer de financiamiento a tasa libre de riesgo internacional, que es la tasa de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, y habría un proyecto de infraestructura de adaptación hídrica para riego, capaz de amortiguar los efectos de las sequías, el número de esa inversión tendría un máximo de 22 mil millones de dólares. Cualquier proyecto por debajo de eso, sería económicamente viable. Y, como contrapartida, uno por encima de ese monto, sería económicamente inviable.
--Me gustaría un poco de contexto, para tener más claro el asunto.
–Lo que le acabo de mencionar es una de las conclusiones que presentó en las VII Jornadas Integradas de Investigación (organizadas por la FCA-UNC) el economista Esteban Otto Thomasz, integrante de un equipo de la Universidad de Buenos Aires que investiga, incluso con participación del MIT (Massachusetts Institute of Technologies) la vulnerabilidad socieconómica al riesgo climático en países emergentes.
–¿Y qué estudios hicieron en nuestras pampas los amigos de la UBA.
–El relevamiento del impacto económico de los eventos climáticos extremos se focalizó en la producción de soja en 20 departamentos o partidos y, entre otros datos, surge que en los últimos 10 años el país perdió por ellos unos 10 mil millones de dólares, un tercio de las reservas que tenía el Banco Central al inicio del actual gobierno. O sea, una cifra muy importante. En un plazo más extendido, de 40 años, el impacto fue de unos 23 mil millones de dólares. Desde Córdoba, aportó datos para el estudio el ingeniero Andrés Ravelo, del Crean-UNC-Conicet.
–¿Y con qué finalidad se realizó esta evaluación?
–Según advirtió Thomasz, si se toma en cuenta la expansión de la frontera agrícola, los impactos económicos de estos extremos climáticos, van a seguir ocurriendo y serán aún mayores, con lo que resulta pertinente hacer un seguimiento y cuantificarlos. Sólo en soja, las pérdidas por excesos hídricos en las últimas dos campañas fueron calculadas por este estudio en 354 millones de dólares.
--Habrá que tomar nota de estas investigaciones.
--El economista de la UBA remarcó que es pertinente este enfoque de flujo de fondos cuando se trata de poner sobre la mesa el costo de oportunidad del país para mitigar estos impactos.