Circulo vicioso, falta de inversión y retroceso. Salvador Di Stefano

El gobierno nacional ha ingresado en un círculo vicioso que no puede detener. Bajo la premisa de sostener un déficit fiscal elevado, financia el mismo con deuda externa, los dólares que ingresan aprecian el tipo de cambio, y los pesos que emite inundan el mercado. Esto genera una externalidad negativa que es un tipo de cambio bajo que favorece a las importaciones y perjudica a las exportaciones. 

La inundación de pesos que queda en el mercado genera una inflación crónica del 24% anual, para combatirla el gobierno procede a retirar pesos a una tasa del 29,5% anual. Esta tasa se convierte en referencia para los negocios lo que inmoviliza a la inversión, eleva las tasas de financiamiento y les quita rentabilidad a los negocios existentes. 

Este círculo vicioso tiene un origen que es el déficit fiscal. El gobierno no puede subir la presión tributaria de las personas jurídicas y humanas que están hartas de pagar tributos que se quedan con su escasa rentabilidad. El gasto público es mayoritariamente gasto social, si lo baja los problemas no tardaran en llegar a la calle. 

En este contexto hay un problema crucial, para salir del circulo vicioso se necesita imperiosamente la llegada de inversiones que incrementen la capacidad instalada de las empresas, esto les permitirá bajar costos y de esta forma absorber los mayores precios de los insumos básicos como energía eléctrica, gas, y combustible entre otros. La mayor inversión trae consigo más empleo y a futuro mejores salarios. La inversión debería ser acompañada por el Estado de un incentivo concreto para poder exportar lo que se produzca y de esa forma generar divisas genuinas para el país. 

Los inversores nacionales y extranjeros no desenan invertir en el país, la respuesta es única, las empresas no ganan dinero, el excel no da positivo. El gobierno nacional desde que llego al poder no realizo ningún tipo de estudio de cadena de valor, si lo hiciera se daría cuenta que muchos sectores de la economía no pueden exportar con los costos internos que tienen, y su mercado interno está virtualmente saturado. Las empresas necesitan exportar o que crezca el mercado doméstico, hoy el gobierno no garantiza ninguna de las dos opciones. 

El mercado de la exportación está cerrado para los productos locales, esto sucede porque tenemos altos costos internos, una presión tributaria elevada y finalmente un tipo de cambio tan bajo que nos saca del mercado internacional. El pedido más fácil sería que el gobierno devalúe, pero no es lo único que debería realizar, hay que bajar los costos internos y la presión tributaria, en los primeros dos años de gobierno poco se hizo al respecto. 

Con respecto al mercado interno, los asalariados están perdiendo poder adquisitivo ante los sucesivos aumentos de los servicios públicos, los pagos de la salud, la educación privada de sus hijos, los gastos de sus viviendas y autos, como también una presión tributaria excesiva. No podemos pedirle peras al olmo, el mercado interno será más pequeño, con lo cual hay que reinventarse y ofrecer productos de mejor relación precio calidad.

En este escenario, podríamos decir que el gobierno equivoco su diagnóstico, porque hasta ahora no logro seducir a los agentes económicos que inviertan en Argentina. Las empresas extranjeras en el año 2016 después de pasar 4 años de una economía cerrada, en lugar de apoyar el modelo e invertir, se dedicaron a retirar utilidades al exterior. Los empresarios locales no han invertido porque no confían en el modelo puesto en marcha. La mayoría de los agentes económicos se dedicó a acopiar dólares esperando un tipo de cambio más alto, esperando que el escenario económico explote (dixit de muchos analistas). 

Sin inversión genuina, que incremente la capacidad instalada de las empresas, será sumamente difícil que el combate contra la inflación sea un éxito. Si produzco todo lo que puedo, y me aumentan los insumos, el único camino que tengo es trasladar los aumentos a precio. Si los empresarios ampliaran la capacidad instalada de las empresas vía fuertes inversiones, lo mayores costos los podríamos licuar con mayor producción, una política de comercialización agresiva, paleta de productos y mayores exportaciones que me permitan sostener los precios en el mercado doméstico. 

La uncía verdad es la realidad, ingreso mucho dinero financiero para especular, la bolsa subió de 10.000 a 27.000 puntos. Los bonos argentinos se ubican en precios record, y rentabilidades muy bajas, en especial cuando en el año 2018 se aplique el impuesto a la renta financiera. La tasa en pesos del 29,5% anual empalidece cualquier negocio productivo. El tipo de cambio es bajo, y ante cada cosecha, sospechosamente es mucho más más bajo, lo que complica más al productor que no puede vender en los mercados de futuro o tiene necesidad de desprenderse rápido de su producción. 

Desde esta columna hace años que venimos diciendo que el dólar no subirá y que esta política cambiaria no es lo mejor para la producción. Los agentes económicos no se adaptaron nunca a la nueva política del oficialismo. Si el gobierno propone pesificarse y los agentes económicos se dolarizan. Si el gobierno propone escalar los negocios, y los agentes económicos no desean invertir. Hay una clara colisión entre lo que el gobierno busca y la realidad empresaria. Esto no tiene otro camino que una crisis, es cuestión de tiempo, el gobierno debería dar el puntapié inicial para resolverlo, pero sin el apoyo empresario no salimos de esta crisis. 

Como siempre, los trabajadores, pequeños comerciantes, el pueblo en general, esta cautiva de este conflicto, y se derrochan litros de tinta para explicar lo que es obvio, no hay confianza en este gobierno, como tampoco había confianza en el gobierno de Cristina. La crisis Estado versus privados en carne viva, resolverla es la responsabilidad de todos, si no lo hacemos el verano será muy difícil.