Etanol, mezcla de oportunidad y también de imprevisibilidad. Alejandro Rollán



En los últimos tres años, el Estado redujo dos veces el precio del Etanol, un producto que, en los papeles, busca promocionar.

Es la excepción que confirma la regla. En una economía en la que casi todos los precios suben, por el aumento de costos, hay uno que baja. Y lo raro es que no lo hace por una cuestión de oferta y demanda: lo hace por una intervención estatal. Esta rareza es el etanol, el combustible renovable que se produce sobre la base de maíz y de caña de azúcar y que se utiliza desde 2010 para mezclar (actualmente con 12 por ciento) las naftas que se venden en el mercado interno.
Es que en los últimos tres años, el Gobierno nacional –que por ley tiene la facultad de fijar el valor del combustible que compran las petroleras– decidió modificar en dos oportunidades las reglas de juego, a través de una baja en el precio del producto renovable.
La primera vez fue en septiembre de 2014, bajo la administración de Cristina Fernández, y la última este mes, bajo la gestión de Mauricio Macri. En ambos casos, la industria se quejó por la forma arbitraria y deliberada de la intervención estatal en el precio, en especial por tratarse de una actividad que busca promocionarse con más y nuevas inversiones.
La imprevisibilidad dijo presente sobre un sector que, en el caso del etanol de maíz –y que tiene a Córdoba como la principal provincia productora– invirtió en los últimos siete años más de 300 millones de dólares. Así lo hizo saber, por ejemplo, la Bolsa de Cereales de Córdoba, la única institución de la provincia que salió a objetar la decisión del Ministerio de Energía de la Nación. Aseguró que este tipo de medidas “conspira contra la seguridad jurídica, insumo vital a los efectos de conseguir las tan necesarias y ansiadas inversiones que el país requiere”.
Más intervención
La corrección que en menos de 20 días realizó la Secretaría de Energía a su decisión de bajar 21 por ciento el precio mayorista del etanol de maíz atenuó, en principio, el impacto de la medida inicial. Luego de abrir una instancia de negociación y revisión con la industria, que en el sector privado se preguntan por qué no se hizo desde un comienzo, la repartición dispuso esta semana que la rebaja fuera de 10,5 por ciento (la mitad de lo previsto inicialmente), a lo que se sumará otra reducción en febrero próximo. Por este primer reajuste en el precio, la industria del etanol en la provincia perderá más de 500 millones de pesos. “No es lo ideal para un sector que tiene todo para crecer y que tiene previstas inversiones por 500 millones de dólares”, admitió un empresario ligado al negocio.
La magnitud de la rebaja en el valor del etanol estuvo lejos de trasladarse de la misma manera al precio de las naftas en el surtidor, que bajó 1,5 por ciento a comienzo de mes, pero que espera por una nueva suba en las próximas horas.
Durante el año pasado, las tres etaloneras que funcionan en la provincia (Bio 4, en Río Cuarto; ACA Bio, en Villa María, y Pro Maíz, en Alejandro Roca) produjeron 344 mil metros cúbicos de etanol. Si se tiene en cuenta que para producir un metro cúbico de etanol se necesitan 2,5 toneladas de maíz, el complejo demandó 860 mil toneladas de maíz. El volumen representa casi 10 por ciento de toda la producción del cereal de la provincia, que no salió por el puerto de Rosario y que se quedó en la provincia dando mano de obra y valor agregado.