Una familia santafesina creó una fábrica de biodiésel para consumo propio. Por Carina Labruna | Agrofy Agency



Viven en un campo cercano a la comuna de San Francisco y se sustentan con el biocombustible a base de soja que producen.

¿Puede hoy una familia entera vivir del campo? Para los Guarnieri – Mc Loughing es posible. Una familia numerosa oriunda de la localidad de San Francisco, a 30 kilómetros de Venado Tuerto y con 416 habitantes, según el último censo nacional, que hace tan solo tres años tuvieron la inquietud de armar una planta de biodiésel para fabricar su propio combustible abasteciendo a las maquinarias, herramientas y camiones que utilizaban para la labor agrícola, siendo los únicos en la zona.
El Martín Fierro lo vaticina: “Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de ajuera”. Con el mismo nombre de pila, Martín Guarnieri, el mayor de los cinco hermanos, Marcos, Matías Mariano y Mateo, relata: “Hace más de seis años formamos Los Cuervos SA, por ser hinchas de San Lorenzo. Primero armamos una fábrica de aceite y speller y comenzamos a vender en la zona procesando la producción. Nos llevamos bien y trabajamos en familia, espero poder toda la vida trabajar con mis hermanos”.
Martín cuenta que su formación es agrotécnica secundaria y que a la hora de encarar el proyecto, al no tener referencias cercanas, fueron a Justo Daract en San Luis donde fabrican biodiesel para consumo propio y pudieron capacitarse extrayendo información sobre los requisitos básicos para producirlo.
“La fábrica la compramos en Reconquista. Podemos hacer 1800 litros cada 8 o 10 horas que es lo estipulable para dejarlo decantar al biodiésel. Tiene un reactor, un calentador, un mini reactor donde se mezcla el alcohol y metilato. El proceso es sencillo, hay que tener mucho cuidado con el aceite que tiene que estar bien desgomado y no tener acidez, tiene que ser neutro”, detalla Guarnieri.
El biodiesel que producen es a base de aceite de soja: “Procesamos la soja que sembramos nosotros, el speller de soja que se usa como proteína base para elaborar el alimento balanceado que lo vendemos a clientes con ganado apícola, porcino y bovino, y el aceite una parte va para consumo propio y el resto para venta.”
No hay nada del cultivo que se deseche para estos productores: “Lo único que no guardamos es el glicerol que decanta la reacción química al aceite para que se produzca biodiésel y tiene varios usos pero no lo estamos vendiendo. El biodiésel no perjudica el medioambiente, ni el producto, ni genera humo contaminante.”
En cuanto a la cantidad de biodiesel el productor aclara: “No elaboramos mucho. De la fusión total sale un 15 por ciento de glicerol. Con un litro de aceite hacés un litro de biodiésel pero le agregás un 15 de alcohol y metilato, que es lo suficiente para nuestro consumo ya que no tenemos mercado para colocarlo”.
La realidad que los atraviesa es que el mercado es muy pequeño ya que producir el combustible es caro; el costo es parecido al gasoil. “Actualmente le vendemos a una empresa de Venado Tuerto para producir coadyuvantes. Nos orientamos con los precios a través del sitio web de la Bolsa de Comercio de Rosario y luego si busco alguna herramienta o maquinaria, consulto los sitios de venta online del agro”, afirma.
Por otro lado, el productor plantea que tienen varios inconvenientes a la hora de producir: “Se corta la luz continuamente, cuando pasan más de tres horas sin electricidad nos afecta las prensas y los motores de la fábrica. Además pagamos cara la energía, a pesar de que la cooperativa eléctrica nos sacó un porcentaje que nos cobraban por el alumbrado público”.
Y prosigue: “Contamos con el apoyo y la buena predisposición del intendente Ignacio Miguel Freytes, que pertenece al Frente Progresista Cívico y Social en cuanto al acceso de los caminos. Tenemos un solo camino de acceso a la ruta que es un ripio de 4 kilómetros que se terminó el 4 de octubre pero para las demás localidades los caminos están cortados por las inundaciones. Los últimos años llovió demasiado y al ser una zona llana los campos quedan anegados. Antes era campo bueno y ahora es una zona de lagunas.”
Como consecuencia de las condiciones ambientales, Martín proclama: “Esto afecta a la materia prima, el cultivo de soja que se utiliza para producir. Para poder procesarse en optimas condiciones tiene que tener un 10 porciento de humedad. En caso que esté en mal estado, no la hemos utilizado ya que priorizamos que sea de primera calidad, aunque sabemos que hay gente que reutiliza otros aceites para fabricar biodiesel”.
Según el productor, “la gente le tiene miedo al biodiésel, que le rompa cosas, pero nosotros hasta ahora no lo mezclamos no hemos tenido ningún problema. La excepción es que si hace frío tenés que usar algún aditivo para que no cambie la densidad sino se pone más pesado.”
Igualmente Martín solicita: “Para poder trabajar en óptimas condiciones nos estaría faltando buena electricidad y accesos, que alguien nos saque el agua”. Sin embargo, la visión familiar es seguir apostando por la producción agropecuaria ya que realizan todas las labores por sus propios medios, desde la siembra, la fumigación, el acarreo, lo procesamos y el combustible.
Finalmente, como productor joven reflexiona: “Hay poca juventud en el campo, los chicos no le dan importancia y lo que pasa es que cuesta conseguir gente buena y capacitada para el campo, en el sentido que no les interesa tener un trabajo fijo. Hay desinterés por el campo, incluso entre los mismos productores, la realidad es que no nos brindan los servicios suficientes para continuar viviendo en el campo”.