HUMOR POLÍTICO Enterrado el populismo, el desafío es estar a la altura de lo que viene. Por Rodrigo Figueroa Reyes


El país se pintó de color amarillo. El desafío de Cambiemos es aceptar con humildad el poder que le otorgó la gente y entender que cada voto significa una esperanza y no un cheque en blanco

Estas elecciones sirvieron para renovar algo más que unas bancas en el Congreso. En realidad se trata de renovar esperanzas como cuando uno comienza una dieta con la ilusión de que esta vez sí funcionará. Los primeros que deberíamos cambiar el chip somos nosotros como sociedad, porque ver a Macri como el Mesias que nos vino a salvar es la actitud adolescente que siempre nos definió. El tipo puede tener las mejores intenciones pero necesita que se den algunas cosas fundamentales: tener un equipo que se inmole por la causa (parece ser que sí), un país que abandone esa actitud Macaya Marquez donde relatar el partido es más importante que jugarlo (eso aún está por verse), un empresariado que invierta en el lugar donde van a vivir sus bisnietos (lo más difícil de lograr), una oposición que esté a la altura de las circunstancias (Urtubey pinta como el más lógico para construir un vínculo maduro), sindicalistas corruptos que den un paso al costado (lo ideal sería por las buenas), jueces que lean devuelta la Constitución (habría que hacer un sampling en Comodoro Py) y si Francisco hace a un lado la militancia, no nos vendría mal que deje de esquivarnos en el mapa y se decida a aterrizar en Ezeiza.


Mauricio Macri no es un santo y hasta debería alegrarnos que así sea, porque a un país infectado de peronismo no lo puede manejar la Madre Teresa de Calcuta. Así que no nos sorprenda el resultado. A pesar de estos dos años difíciles, en la calle se respira otro aire. La idea de ver a un primer Presidente no peronista terminar su mandato y entregarle la banda presidencial a otro Presidente no peronista, da confianza en el futuro. Hoy se entierran 12 años nefastos y décadas de clientelismo, pero en vez de festejar hay que enfocarse en lo que viene. Si Cambiemos es un equipo, Macri debería poder entregarle el mando a quien esté más preparado para sucederlo. Después de todo hablamos de la continuidad de un proyecto de largo alcance y no de la acumulación de poder como estamos acostumbrados.


Mauricio Macri está a punto de entrar a la historia como el primer Presidente no peronista en terminar su mandato y entregarle la banda a otro Presidente no peronista. Lo que resta saber es si se la entregará a sí mismo o a otro.




Como todo secreto, es un secreto a voces. De esos que se transmiten boca a boca y toman carácter institucional aunque a veces tengan poco que ver con la realidad. María Eugenia es la política con mejor imagen del país y la gran apuesta de Mauricio, quien vio en ella algo que ni siquiera ella misma veía. Obviamente están sus detractores que la acusan de abusar del tono de voz maestra ciruela. Lo que se contradice con la valentía de alguien que le hace frente a un mundo dominado por delincuentes del conurbano. Lo llamativo es que, en la era del #NiUnaMenos no se alcen las voces con más firmeza ante los constantes atentados que sufrió. Otros creen que el candidato natural es Horacio Rodriguez Larreta, después de 8 años como Jefe de Gabinete de la Ciudad y basados en una gestión probada. Aunque el problema de Horacio no es ése, sino el carisma, que parece se lo hubieran extirpado de chico. Aunque tuvimos tantos presidentes carismáticos como malos resultados.

Para un kirchnerista, imaginarse una reelección de Mauricio Macri es una tortura. Y que sus sucesores sean María Eugenia u Horacio, les puede dar un ACV. Pero que se jodan. Son los que dejaron a este país en el fondo del mar, dos metros más abajo


Hay tanto por hacer en este país que hablar de candidaturas apenas terminada una de las campañas más intensas por el peso simbólico que tuvieron resulta aventurado. Igualmente la gente se pregunta cómo sigue todo ante un panorama inédito donde el peronismo termina fragmentado, sin un liderazgo claro a la vista. El tablero de la política actual da para pensar, incluso, si Marcos Peña con apenas 40 años podría anotarse en la carrera en el caso de que Mauricio Macri se revele como un estadista inédito capaz de dar un paso al costado en el 2019 en pos de una propuesta republicana en serio. No suena tan descabellado dado que fue el artífice del triunfo libre de humo del 2015, junto a Duran Barba. Ambos resistieron a todas las presiones por sumar a Massa como candidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires que hoy se le arrebató a la ex Presidenta, lo que lo transforma en uno de los grandes arquitectos del cambio. Con el diario del lunes somos todos genios, pero una cosa era gobernar con María Eugenia estos dos años clave y otra muy distinta hubiera sido tener a un traidor soplándote la nuca las 24 horas junto a los intendentes del conurbano como garrapatas con tal de sobrevivir en sus cargos.

Marcos Peña podría gobernar la Argentina dentro de unos años, sin dudas. Lo mejor que puede hacer es ayudar a construir el país que lo necesite a él como Presidente. Acelerar los tiempos sería un error político de los que él no comete


El crédito que tiene Cambiemos es alto. Hoy es el partido político con mayor presencia nacional. Si será alto el crédito, que Carrió comparó desafortunadamente a Santiago Maldonado con Walt Disney e igual arrasó en Capital Federal con un 50%. Es que en el fondo Lilita es como la madre que todos tuvimos o tenemos. Uno la ama y la quiere matar al mismo tiempo. Se enoja, se amiga, te caga a pedos, se pone la casa al hombro, se interna en una clínica amenazando que nadie la quiere, para luego volver renovada. ¿Candidata? Si claro, a Diputada en un distrito que viene manejando el corazón del PRO hace 10 años. Carrió, al igual que mi vieja, no puede manejar el auto para ir a su casa porque lo choca. Pero con Macri al volante se dio algo impensado para ambos. Se necesitan y se potencian. Está claro que si le apoyás un fósforo, es capaz de prenderse fuego, pero si el amor que tiene por la República es realmente genuino, ella sabe que debe poner el ego al servicio de una causa mayor. Y parece que lo está logrando.

Carrió armó 20 partidos hasta que se estableció en Cambiemos por el simple hecho de sentirse respetada y contenida. Está bien que se la agarre con Angelici, con Lorenzetti y con todo aquel que maneje viejas prácticas. Su rol de reserva moral, es fundamental


Ante la demostración contundente de un país decidido a cambiar la matriz de corrupción heredada por décadas, el desafío es titánico. Ante este resultado abrumador, uno no pude dejar de pensar lo mal que le hizo el kirchnerismo al peronismo y, lo que es peor aún, cuántos candidatos van a tener que surgir para poder recuperarse. Como mínimo les va a llevar 20 años.