Soja: el oro verde tiene su grieta monetaria. P. Andreani



De un lado, los productores, que no quieren vender porque no les gusta el precio; del otro, el Gobierno y los exportadores, que necesitan que el productor venda.

En estos momentos, el mercado de soja está sufriendo una grieta monetaria: de un lado, los productores, que no quieren vender porque no les gusta el precio, y del otro lado el Gobierno y los exportadores, que necesitan que el productor venda.
El Gobierno necesita que el productor venda para que pueda recaudar en concepto de retenciones y contar con el ingreso de divisas genuinas para consolidar las reservas del Banco Central, y los exportadores para que puedan originar mercadería física y poder cumplir con sus compromisos de molienda y de exportación.
Como vemos, estamos ante un circulo no virtuoso, y por el momento vemos que las expectativas del Gobierno y exportadores serán muy difíciles de satisfacer. La retención de los productores y su estrategia de no vender soja tiene su explicación, si analizamos en detalle los factores micro y macroeconómicos que puedan estar influyendo en las decisiones.
Causas
En primer lugar, el productor hizo la caja inicial vendiendo trigo y maíz, dejando a la soja como resguardo de valor y considerando que es un mercado de mucha liquidez durante todo el año. Siempre hay una fábrica o exportador que necesita disponer de soja física para cumplir con sus compromisos de ventas al exterior.
Sucede que, últimamente, y por diversos motivos, los productores argentinos y brasileños han comenzado a tomar estrategias comerciales que no se ajustan al momento y a las necesidades de compra de las fábricas de aceites y los exportadores de soja poroto.
En primer lugar, la utilización del silo bolsa le ha dado a los productores la libertad de poder disponer la venta de su cosecha en el momento que necesita cubrir compromisos o le gusta el precio de mercado.
Debemos destacar también el factor climático, como el “principal factor” durante estas últimas dos cosechas, que ha alterado en forma sustancial el patrón de comercialización, no sólo de soja sino también de maíz. Sin embargo, el principal cultivo perjudicado por el factor climático, exceso de lluvias en cosecha, ha sido la soja. No sólo se ha visto interrumpida la cosecha, sino que ha sido perjudicada en calidad y cantidad, con pérdidas que en la mayoría de los casos han sido irrecuperables.
Otro efecto colateral de las excesivas lluvias ha sido el impacto sobre la normal circulación de los caminos rurales. Todo esto configuró un combo de menor oferta de soja disponible en plena cosecha, la pérdida de calidad en aquellas zonas donde no se pudo ingresar a cosechar y el cambio en la estrategia del productor, que optó por vender el maíz en lugar de la soja.
Más maíz
La oferta de maíz disponible en reemplazo de la venta de soja, el ingreso de la cosecha de maíz tardío y de segunda, tuvieron un impacto directo en la menor oferta de soja y la mayor oferta del forrajero.
Por este motivo, el maíz disponible entró en un tobogán bajista, para llegar al mínimo de 130 dólares cuando a comienzos de cosecha cotizaba a 150. La baja en el precio del maíz tiene sentido pues estamos en el momento justo en el que la Argentina tiene que competir con el ingreso del maíz safrinha de Brasil, y en pocas semanas más deberá competir con el ingreso del maíz americano al mercado mundial.
A pesar de la menor oferta de soja, el mercado del disponible entró también en baja, para llegar a l mínimo de 240 dólares por tonelada. Y aquí tenemos que mencionar el impacto negativo que ha tenido en el mercado la medida aplicada por los Estados Unidos en contra de la importación de biodiésel procedente de la Argentina. En la campaña pasada, la Argentina exportó un volumen de biodiésel en su equivalente de aceite de soja de 1,5 millones de toneladas. Este volumen equivale a una molienda de 7,5 millones de toneladas de soja.
En palabras de un trader, nuestro país acaba de perder un mercado de 7,5 millones de toneladas de soja, y este volumen sin procesar será volcado necesariamente al mercado. En algún momento, el productor tendrá necesidad de vender y en ese momento el impacto podrá ser bajista. Sin embargo, da la sensación que la soja en Chicago ha llegado a un piso, y muchos operadores ya especulan con un mercado alcista en Estados Unidos, a pesar de que nos acercamos al ingreso de la nueva cosecha.