El anotador estrella y el cambio de estrategia

Cambiemos encaró la campaña para estas elecciones legislativas mirando a un candidato y a un lugar, Cristina Fernández de Kirchner en provincia de Buenos Aires. “Ganarle a Cristina” parecería que ya no es el objetivo principal. ¿Por qué?.

Un reconocido técnico de básquet explicó una vez cómo diseñaba la estrategia cuando se enfrentaba a un rival que contaba con un “anotador estrella”, es decir, un hombre de más de treinta puntos por partido.

Contaba el entrenador que siempre ante esa situación la pulsión inicial es intentar controlarlo y para ello poner todo el esfuerzo colectivo en lograr que ese “anotador estrella” baje su promedio, marcándolo de manera agresiva, no dejándolo mover con naturalidad y estando siempre atento a las jugadas que el rival arma para dejarlo en posición de tiro.

Esta tarea es ardua e implica ciertos riesgos tales como cansancio del(los) encargado(s) de marcarlo, que el equipo sume muchas faltas muy rápidamente ante una estrategia defensiva muy agresiva o que, a pesar de los esfuerzos, el “anotador estrella” mantenga su promedio al mismo tiempo que su equipo, contando con espacios, lo suba.

En general, decía el entrenador, no suele suceder que un jugador de 30 puntos promedio por partido baje a menos de 15 puntos, la diferencia puede ser fácilmente reemplazada por su equipo ante los espacios que se generan, el cansancio del rival y la acumulación de faltas.

Por otro lado, contaba, está la opción de no dejarme llevar por el miedo, no focalizar mi estrategia en que baje su promedio y tratar de que el resto del equipo haga menos puntos y aprovechar todas las oportunidades que se me presenten para aumentar mi goleo.

Esa estrategia que no está guiada por el temor, sino por la racionalidad, implica, eso si, juego en equipo; coordinación; estudio de todo el equipo rival, sus fortalezas y debilidades; y efectividad y buen juego.

Al mismo tiempo, se llega a desorientar al “anotador estrella”, el cual en general es un jugador de buen tiro pero no necesariamente demasiada capacidad estratégica, su función es recibir la pelota y meterla en el aro, la estrategia la hace otro (u otros). Por eso, si el circuito de juego que lo habilita se ve debilitado, el también lo estará.

Cambiemos encaró la campaña para estas elecciones legislativas mirando a un candidato y a un lugar, Cristina Fernández de Kirchner en provincia de Buenos Aires. “Ganarle a Cristina” era el objetivo principal. ¿Por qué? Porque mide bien, porque es la ex Presidente, porque implica derrotar al pasado y porque el propio equipo (Cambiemos) no parece hacer muchos puntos.

Es Cristina, el “anotador estrella”, y su falta de mirada estratégica hace pensar que es fácil de marcar. Los errores iniciales, como salir del peronismo, hicieron pensar que bajarle el promedio era relativamente simple y efectivo, puesto que al mismo tiempo también satisface la “bronca” de los que no la votan.

Con el correr de los días, y tal vez a tiempo, desde el oficialismo se dieron cuenta que el “anotador estrella” cuando es muy marcado gana visibilidad, se envalentona, tiene cierta habilidad para desmarcarse y que sería mayor el desgaste propio que los puntos que se le podrían bajar con una marca férrea que lo ponga en el centro de la escena.
Por otro lado, como ya ha demostrado en otras oportunidades el kirchnerismo, sus estrategias son siempre de corto plazo y un tanto sesgadas, es decir, lo que Cristina está mirando es el 2019. Y como piensa que al gobierno le va a ir mal, quiere posicionarse como la única opositora. Por eso elige jugar sola de nuevo, su estrategia SI es la del “anotador estrella”, o mete los puntos ella o no los mete nadie.

Este juego solo le rinde en el núcleo duro y “jugando de local” (aunque en una cancha prestada como es el conurbano bonaerense), es una estrategia que solo atiende a aquellos que pagan un ticket para ver a su ídolo.Por eso seguramente veamos en los próximos días como el gobierno va a dejar de “polarizar” con Cristina para tratar de “marcar” al resto del equipo opositor y al mismo tiempo hacer “puntos propios”.

Tal vez como pasa con los anotadores que “solo reciben la pelota y la meten” una estrategia que no la ponga en el centro de la escena lleva a laex-Presidente a cometer mas errores, ser visible solo por ellos y por ende debilitarse. Cortarle el circuito de juego puede más efectivo que enfrentarla abiertamente.Por otro lado, seguramente la estrategia del oficialismo pase a ser jugar en toda la cancha y contra todos los rivales, obviamente sin dejar de priorizar los lugares más sensibles ni quitarle importancia al buen desempeño necesario en esos territorios.

Por ultimo, aunque no menos importante, esta estrategia necesita de un buen equipo, capaz de aprovechar las oportunidades y cometer pocos errores. No solo se gana un partido de básquet marcando sino haciendo mas puntos que el rival.

Lic. Manuel Font