Trastornos en el cobro de regalías sobre la identidad de la semilla. Por Patricio Watson | Diario La Nación



Pensando en el cobro de regalías por el uso propio de semillas, las dificultades para llegar a los destinos finales con producciones masivas identificadas.

Entre los inconvenientes que produce la falta de una infraestructura adecuada para el almacenamiento de granos está la dificultad para lograr producciones con identidad preservada.
Cuando se quiere descomoditizar o segregar un producto que en realidad es una commodity, pero tiene alguna característica propia o se produce bajo normas diferentes, exige una cadena de custodia que termina encareciendo el producto de tal manera que pierde la ventaja.
Pensando en el cobro de regalías por el uso propio de semillas, las dificultades para llegar a los destinos finales con producciones masivas identificadas, como el caso de la soja, son insalvables, y es por ese motivo que no es posible instrumentar sistemas de control de variedades o eventos en las terminales. Hasta ahora, solamente existe un evento por el que se debe pagar en soja, Intacta, pero si se dan las condiciones para el ingreso de nuevas tecnologías es probable que sean muchas y que aparezcan apiladas, con lo que resultaría aún más complicado identificarlas.
Si ya es complicado y caro realizar los controles con un solo evento en el mercado, con los apilados y la participación de varias empresas haría inviable la detección en puertos. El productor y la industria tienen que entender que el único camino para el reconocimiento de la propiedad intelectual en germoplasma o eventos es el pago por hectárea declarada o, mejor aún y más sencillo, al momento de la venta una cantidad fija por tonelada.
Hay que tener en cuenta que la pérdida de identidad de las variedades hoy ocurre en el campo, y digo hoy porque, por los mayores volúmenes de grano y en general la urgencia de la cosecha por motivos climáticos o falta de infraestructura vial, se trata de terminar y sacar la producción lo más rápido posible sin detenerse en cuidados. Esta realidad incluso genera importantes pérdidas a los semilleros que se esmeran en la preservación de identidad de su producción de semillas originales, pero por las urgencias terminan mezclando o contaminando producciones de alto valor.
Apunto estos argumentos para que se tengan en cuenta durante la búsqueda de un sistema eficiente y económico para el productor y que además no le sume obligaciones engorrosas y reiteradas a su ya colmada paciencia.
Mientras más tiempo pase sin que logremos sancionar una nueva ley de semillas que proteja efectivamente la propiedad intelectual de los obtentores, mayor será el retraso tecnológico, por la simple razón de que las nuevas tecnologías y variedades no van a salir sin resguardo.
Hoy nos esperan las alfalfas transgénicas, las sojas resistentes a herbicidas hormonales, las nuevas variedades de forrajeras y el desarrollo de especialidades, entre otros avances que están parados desde hace muchos años. En pocas palabras, la sanción de la nueva ley de semillas daría el puntapié inicial de una nueva revolución productiva.
El autor es productor agropecuario