Seguros agrícolas: cómo es la "cobertura índice" para resguardar cultivos

 La cobertura de riesgos sobre las grandes catástrofes climáticas ocupó uno de los paneles del Seminario Acsoja 2017, el pasado 15 de junio, en la Bolsa de Comercio de Rosario.
En representación del Ministerio de Agroindustria de la Nación, el subsecretario de Coordinación Política, Hugo Rossi, explicó cuál es la visión integral del Estado en la gestión de riesgos y anticipó el lanzamiento al mercado de la "cobertura índice", una herramienta con subsidio compartido entre la administración central y las aseguradoras privadas, destinada a producciones extensivas como el maíz o la soja y que, mediante el uso de tecnología satelital, dispara automáticamente las coberturas ante la detección de cambios en las variables, sin necesidad de tasación en el campo.
"En los grandes países productores de alimentos están usando la información satelital, que no requiere ir al campo. Ofrecemos una cobertura para productores de soja y maíz tomando en cuenta determinados valores meteorológicos  y de temperatura o agua en el suelo poniendo una fecha de corte, y en ese lapso se toman esas mediciones de aquellas estaciones meteorológicas que acordemos. Con el solo hecho de que se produzcan variables, se disparan las coberturas para todos los productores que se hayan inscripto en el programa -de manera previa- en esa región”, precisó Rossi.
Monto de la prima
El funcionario nacional destacó que con este sistema el Estado aparece como generador de mercado, porque se trata de un producto inexistente en el país y que viene funcionando exitosamente  en países como Estados Unidos, Francia o España. "Resta definir qué nivel de subsidio o de prima vamos a estar. Seguramente al principio serán altos porque el productor no está acostumbrado al producto, pero luego esto se irá equilibrando”, estimó.
En cuanto a las condiciones y plazos para poner en macha este nuevo sistema, Rossi dijo que ya se encuentran mapeadas todas las hectáreas a nivel de lote, lo que permite determinar un índice de disparo. Asimismo, se están ultimando detalles -con las aseguradoras- en cuestiones comerciales y de costos. “Queremos llegar lo antes posible al productor con esta herramienta. Técnicamente, está en condiciones de salir al mercado, así que tenemos muchas expectativas. Para enero, la tendremos disponible para soja, maíz y pastura natural”, aseguró.
Rossi explicó que aunque la emergencia agropecuaria siga en pie, las líneas de créditos bancarios o extra bancarios y subsidios estatales no serán eliminados hasta tanto las coberturas y los seguros se desarrollen. "Tendremos una asistencia exclusiva para los eventos catastróficos. Hay un reclamo sobre lo insuficiente que resulta el fondo de emergencia, y es algo lógico. Pero el día que desarrollemos estos seguros va a rendir mucho más la asistencia y será más específica”, concluyó. 
Superficie asegurada
En representación del Grupo Asegurador La Segunda, el gerente de Riesgos Agropecuarios y Forestales de esa compañía, Carlos Comas, hizo un breve repaso de los desafíos de los seguros agrícolas en el contexto actual. Con un 48 por ciento de la superficie sembrada asegurada (un alto nivel comparado con otros países) Argentina presenta un déficit para cubrir riesgos como la inundación, que en la última campaña ocasionó pérdidas por 1,5 millones de hectáreas. “Algo que terminó pagando el productor. Esta situación nos encuentra sin ningún tipo de producto en el mercado para satisfacer esa necesidad, y lo mismo pasa con la sequía. Las tasas elevadas para estos seguros representan una dificultad para el productor, que no puede acceder por cuestiones de costo”, sostuvo.
En ese sentido se refirió a la experiencia en otros países donde el Estado tiene un fuerte rol en subsidios y celebró que en Argentina el Gobierno esté dispuesto a implementar un programa de déficit de precipitaciones para el maíz y la soja con un plan piloto a nivel de departamentos. “Se toma una variable que es la precipitación y, entonces, en un departamento determinado se puede establecer la cantidad de lluvia anual y sobre ese índice se disparan las indemnizaciones. También se puede hacer por índice de vegetación mediante un sistema satelital. Se toma una medición de la intensidad de la vegetación y, en base a cómo se va desarrollando, ese índice determinará el rinde que puede tener. Si son rindes medios o bajos hay una indemnización”, explicó. 
Comas subrayó la necesidad de que exista un organismo oficial que brinde ese índice, sin que eso recaiga en un privado a los fines de garantizar transparencia. En cuanto al rol de las compañías en este nuevo sistema, precisó que se conforma un pool de aseguradoras y el seguro le vende a las aseguradoras. “Para nosotros sería captación de prima, y el Estado subsidia esa parte y la otra la paga el productor”, dijo. Para graficar la demanda de los productores ante los riesgos causados por eventos climáticos extremos, Comas resumió: “Hay ingenieros que antes asesoraban a los productores sobre qué semillas poner y que hoy tienen que asesorarlo sobre si se le va a inundar o no el campo”.
El Estado como socio
El concepto de esta nueva demanda por parte de los productores agropecuarios fue retomado por Miguel Ángel Fusco, miembro de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea). Explicó que la variabilidad climática que se presenta con aumentos de fenómenos extremos, impacta fuertemente en la necesidad de generar instrumentos de cobertura que permitan a los productores no salir del mercado ni de la producción ante un evento climático. “La diferencia entre la incertidumbre y el riesgo es que este último tiene factores de medición concretos y que se pueden analizar”, dijo, y aclaró que eso implica costos de seguros más altos. “Vemos que no hay una oferta concreta ni un precio accesible para que el productor pueda contratar seguros. Hay que comenzar con nuevos instrumentos con precios razonables y, de esta manera, lograr que más productores se involucren en el mercado” continuó.
Ante este panorama, destacó la necesidad de pensar al Estado como socio, con fuerte aporte en el procesamiento de datos, información climática y la institucionalidad. “Los seguros agrícolas tienen dos desafíos: el técnico y el institucional. Ambos, aprovechando las redes de actores públicos o privados existentes”, apuntó. Por último, Fusco consideró que para adecuarse a los cambios en esta materia, el productor  agropecuario debe modificar su enfoque y adquirir una conciencia previsora sobre las nuevas eventualidades climáticas que vienen desarrollándose con mayor continuidad. 
Fuente: Ag. String agro