La fase de retención del ciclo ganadero tiende a enfriarse. Ignacio Iriarte



En mayo creció la tasa de extracción esperada y la participación de las hembras en la faena: 43 por ciento.

Pese a la sucesión de lluvias y feriados, a los caminos cortados y a las inundaciones, que cubren gran parte del país, la oferta de ganado se mantiene alta.
Durante el mes pasado (mayo) la faena fue 10 por ciento más alta que igual período del año anterior. Esta mayor oferta, que proyectada a todo el año volcaría al mercado un volumen adicional de 140 mil toneladas, permitiría un consumo de entre 60 a 61 kilos por persona y un volumen de exportaciones del orden de las 270 mil toneladas.
La fase de retención del ciclo ganadero tiende a enfriarse, tanto por la tasa de extracción esperada (23,3 por ciento), como por la participación de las hembras en la faena: 43 por ciento en mayo último.
Pero el factor climático es excluyente: si cesan las lluvias extraordinarias, la gran cantidad de hacienda encerrada en los feedlots cumplirá su ciclo normalmente y dentro de un par de meses la oferta de gordo –la que más le duele al mercado– tenderá a crecer, y por ende, el mercado aflojará.
Pero gran parte del país está muy complicado con el agua (napas, caminos, inundaciones, encharcamiento) y un nuevo episodio de lluvias podría recortar la oferta y provocar un aumento de precios.
En cuanto a la demanda interna, lo peor parece haber pasado: se consume algo más y a un precio más alto, con un consumo total de carne (vacuna, pollo, cerdo) cercano a los 120 kilos per cápita , un nivel sólo igualado por Estados Unidos y lejos de la ingesta de otros países con ingresos mucho más altos que en la Argentina.
Los precios reales del novillito (350-390 kilos) en Liniers se ubican hoy cinco por ciento por debajo del promedio de los años 2008-2016, y un 10 por ciento por debajo del pico circunstancial de mediados del año pasado, cuando las inundaciones afectaron gran parte de los campos y de los feedlots de la zona pampeana.
Crecimiento vegetativo
Como es sabido, el stock ganadero a marzo último se ubicó bien por debajo de lo esperado, creciendo sólo unas 700 mil cabezas, cuando a mediados del año pasado se llegó a especular con un incremento de las existencias cercano a los dos millones de cabezas.
Con la primavera empezó a aumentar la faena, o sea la extracción; la mortandad creció como consecuencia de los desastres naturales (inundaciones, seca, incendios) y la tasa de destete 2017 volvió a decepcionar a todos.
El clima, el gran lastre
Hay analistas que interpretan que este crecimiento del stock (inferior a lo esperado) ha sido consecuencia de un clima excepcionalmente adverso, y que en el ejercicio abril 2017-marzo 2018, estas circunstancias anormalmente adversas difícilmente se repetirán. Debido a ello, el stock crecerá bastante más que en el año ganadero previo.
En el primer bimestre (abril-mayo) del nuevo año ganadero, sin embargo, la faena se aceleró un ocho por ciento con respecto al año pasado.
Mientras que las inundaciones cubren una parte sustancial del mapa ganadero nacional, con una mortandad de ganado adulto que iguala o supera la registrada el año pasado.
Podría compensar la mayor extracción y mortandad que registra el nuevo año ganadero recién comenzado, una parición 2017 superior a la habitual. Pero la preñez de la primavera/verano pasados probablemente también haya sido afectada por los desastres climáticos.