Crece la participación en el área nacional

La campaña 2016/17 sumó, respecto de la campaña anterior, un 34% al área destinada a la siembra de trigo, alcanzando 5,1 millones de hectáreas.


Por Virginia Ceccarelli y Esteban Copati del departamento económico de la Bolsa de Cereales.
La evolución reciente y las perspectivas para la campaña que se aproxima consolidan la creciente participación del trigo en el área nacional. La señal de precios, derivada de la eliminación de retenciones, generó una rápida respuesta no solo en las hectáreas sembradas, sino que produjo un notable cambio de tendencia en el uso de la tecnología aplicada.
Aunque todavía por debajo de la superficie destinada al cultivo a principios de la década pasada, la campaña 2016/17 sumó, respecto de la campaña anterior, un 34% al área destinada a la siembra de trigo, alcanzando 5,1 millones de hectáreas. Condicionada principalmente por el esquema normativo que discriminaba en contra de la producción del cereal, la superficie triguera atravesó un período de retracción del área sembrada durante los años 2002 - 2015 acompañado de un decrecimiento en el uso de tecnología.
La respuesta no se hizo esperar cuando los incentivos mejoraron. Luego de eliminarse las retenciones y restricciones a las exportaciones se revirtió la tendencia antes descripta. Se incrementó el área sembrada y se achicó la brecha tecnológica, mejorando el uso de los factores productivos y la sustentabilidad del sistema. En este contexto, la campaña 2016/17 acumuló un volumen de producción de 16,3 millones de toneladas representando un incremento del 50% respecto de la cosecha previa.
Ahora bien, ¿podemos esperar que la campaña 2017/18 consolide esta expansión? Si consideramos la relación insumo-producto precampaña (promedio marzo-abril), como una de las variables clave en la toma de decisión de siembra del productor, vemos que el costo de los insumos en relación al precio del grano, para la campaña 2017/18, no solo mejora respecto al promedio de las cosechas 13/14 - 16/17, sino que también observa una disminución de costos de entre un 2% y 6% respecto de la campaña pasada (2016/17), ciclo productivo donde el productor ya recibía el precio sin retenciones.
Este nuevo escenario favorable para el trigo deviene de caídas de algunos insumos en dólares, principalmente en fertilizantes que tienen gran participación en los costos directos del cereal, en un contexto de precios del cultivo sostenido. Como muestra el siguiente gráfico la cotización promedio del mes de marzo del futuro a cosecha (enero del siguiente año) estuvo un 8% por encima del registrado en 2016.
Bajo las condiciones descriptas, las primeras expectativas de siembra para el ciclo 2017/18 proyectan una expansión interanual de superficie del 7,8 % a nivel nacional. De concretarse, el área triguera ascendería a 5,5 millones de hectáreas, marcando un nuevo récord de superficie implantada durante las últimas 10 campañas agrícolas y superando en un 34 % al promedio de los últimos 5 ciclos (promedio 2012/13 - 2016/17 de 4,1 millones de hectáreas).
Por otra parte, con el fin de alcanzar parámetros de calidad, se espera que el aumento en el área a implantarse con trigo sea acompañado nuevamente de un incremento en el nivel de tecnología aplicada, principalmente en las variables material de siembra, cuidado sanitario y fertilización.
En este contexto, el trigo aumentaría la participación de cereales en la rotación con oleaginosas, mejorando la sustentabilidad del suelo y logrando expandir el área triguera hacia regiones con menor aptitud agrícola.
De la mano de perspectivas climáticas favorables, de concretarse esta evolución, el producto bruto de toda la cadena, durante las campañas 2016/17 y 2017/18, crecería unos 1.623 millones de dólares, lo que representa un aporte al crecimiento cuatro veces superior a su participación en el PBI.
En la cosecha 2016/2017 el valor agregado de la cadena de trigo se duplicó pasando de 1.356 millones de dólares en 2015/16 a 2.707 millones de dólares. Este incremento representa una mejora que se multiplica entre todos los eslabones que participan en dicha cadena. Por su parte, la proyección para la campaña 2017/18 estima un valor agregado de 2.980 millones de dólares, sumando otro 10% al incremento concretado en 2016/17.
Es importante destacar el aporte a la recaudación fiscal resultante de este escenario. Dado que, aún sin los ingresos provenientes de las retenciones eliminadas, la contribución fiscal se incrementaría, bajo los supuestos mencionados, en un 27% vía otros impuestos.
Sin embargo, esta situación plantea un desafío comercial para nuestro país. Si bien la cotización internacional ha encontrado cierta amortiguación , nos encontramos frente a un mercado mundial sobre abastecido, con una relación stock - consumo de las más altas de los últimos 15 años. Este contexto de exceso de oferta genera un mercado internacional competitivo, en el cual, el trigo argentino debe salir a buscar nuevos destinos.
Los datos de exportación de los primeros meses de campaña, no muestran mayores inconvenientes en la generación nuevas plazas. Si analizamos los casi 6 millones de toneladas exportadas durante diciembre 2016 y enero - febrero 2017, se observa no solo un incremento del 177% respecto del mismo período de la campaña 2015/16, sino que se refleja también un aumento en la proporción de exportaciones a mercados como Argelia (11%), Vietnam (11%) y Bangladesh (8%). De esta forma, Argentina habría superado, en principio, el desafío en la comercialización de saldos excedentes de trigo 2016/17 en los primeros meses de campaña, aprovechando el sostenimiento del precio del cereal.
Las nuevas preocupaciones de los exportadores viran a esta altura del año al espacio necesario para la logística de los granos gruesos. La expectativa se pondrá, entonces en los desafíos que plantearía la cosecha estimada para 2017/18. El sector deberá gestionar la estructura logística, la inserción internacional y sustentabilidad productiva.
Concluimos que las proyecciones de continuidad en el cambio de tendencia que aconteció en la campaña 2016/17 en cuanto a área, producción y tecnología aplicada, marcan un nuevo punto de partida para el análisis de su evolución y retos futuros. Solo en estas dos campañas la cadena duplicaría su participación en el PBI nacional. La alta capacidad de respuesta y el efecto multiplicador que tienen las decisiones adoptadas por sus actores cuando el escenario les presenta condiciones favorables, habla a las claras del dinamismo que presenta el sector.