Urgencias de afuera y de adentro. Cristian Mira

Los empresarios y funcionarios que acompañaron al presidente Mauricio Macri en su gira por Dubai, China y Japón no sólo trajeron gestos de simpatía y de interés por la nueva apertura argentina. Comprobaron que la provisión de alimentos es estratégica donde se depende de los suministros del exterior para alimentar a la población. Para un país como la Argentina, en el que todavía se cree que con tirar una semilla al suelo crece cualquier cosa en las pampas, el concepto de "seguridad alimentaria" suena a terminología exagerada.

Quien lo comprobó fue el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere. "La seguridad alimentaria fue el primer punto que nos mencionaron todos", explicó el ruralista. En ese contexto, la pregunta que se impone es si la Argentina está preparada para responder a ese desafío. Tras doce años de un modelo que impulsó el "vivir con lo nuestro" y provocó el deterioro de la mayoría de las cadenas productivas, cambiar a un esquema que no descuide el mercado interno, pero capture las oportunidades que llegan del exterior parece exigir algo más que buenas intenciones. Y más todavía si se pretende que la agroindustria sea una de las columnas vertebrales que atraiga inversiones, genere empleo de calidad y desarrollo regional.


"Necesitamos que el precio de lo que exportamos esté a la par de el de nuestros competidores", dice Etchevehere. "Luego, finalmente, nuestros productos se van a imponer por la calidad altísima que tienen", añade. El ruralista es de los que impulsa la idea de que todos los sectores involucrados -gobiernos (nacional, provinciales y municipales), industriales, proveedores de servicios, sindicatos y productores- deberían llegar acuerdos para alcanzar el objetivo de mejorar la competitividad de la agroindustria. "Si la fruticultura argentina paga aportes patronales de 32% y la chilena no llega al 3% es muy difícil competir en los mercados externos", dice. Ejemplos similares pueden encontrarse con fletes y carga impositiva.

"La Argentina es uno de los pocos países del mundo en los que la producción agropecuaria puede crecer 30% en cinco años", señala el presidente de la SRA. Y eso en el exterior lo saben. Dubai, capital de uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, que importa el 80% de los alimentos que consume, se ofreció como plataforma logística para los productos argentinos. "Está a ocho horas de mercados de alto consumo como China e India", relata Etchevehere.


Además de los acuerdos para abrir mercados con China, que son de carácter individual, por producto, la otra novedad importante de la gira es Japón. Se dio otro paso más para abrir el mercado para la carne argentina, restringida por la exigencia japonesa de contar con el status sanitario de libre de aftosa. Por primera vez, según informó el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), Japón acepta discutir el ingreso de carne argentina con la actual calificación de país libre de aftosa con vacunación. El presidente del Ipcva, Ulises Forte, se reunió con el director del servicio sanitario japonés, Norio Kumagai. El pampeano dijo que las autoridades niponas "tienen la indicación de acelerar los pasos para abrir Patagonia, situación que está muy avanzada". Eso fue por una carta de entendimiento entre el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el presidente Macri. "Va a ser un proceso lento, pero nos aseguraron que se va a avanzar con buen paso", añadió Forte en el informe del Ipcva.
Inundaciones

Las perspectivas que ofrecen los mercados internacionales contrastan con la realidad que se vive en la región pampeana y en el NEA con las inundaciones. Sea por el cambio climático o por el fenómeno Niño lo cierto es que ya van al menos cuatro campañas en las que se repite el exceso de precipitaciones. En algunos casos, las zonas se repiten y en otros fueron afectadas alternativamente. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) estimó que hay seis millones de hectáreas anegadas en Buenos Aires y dos millones den La Pampa. A eso hay que agregar los dos millones de hectáreas complicados en Corrientes, y el desastre que se vive desde al menos tres años en el sur de Córdoba. En esta región, como sucedió hace unas semanas en General Villegas, los productores ya no sólo luchan contra la contingencia sino comenzaron a movilizarse. En los números macro todavía no se advierte este deterioro, pero a nivel local e individual la situación es más que grave.