La Ley de Semillas, embarrada hasta las rodillas. Redacción Agrovoz



Bernaudo dejó entrever que la industria semillera está dividida entre las empresas grandes y las chicas.
¿Cómo le va, Don Produ? ¿Pudo recolectar la soja o las lluvias lo obligaron a esperar otro par de días más para evitar que la cosechadora se empantane?
–¡Qué tal, don Tecno! Por suerte el agua me dio una tregua y pude levantar todo. Pero le cuento que lo que sigue embarrado es el asunto de la nueva Ley de Semillas.
–Mire usted, sin que le pregunte ya me tiró un lindo tema de debate. Justo esta semana se celebró a nivel mundial el Día de la Propiedad Intelectual y leí un artículo advirtiendo que Argentina en el último trienio ha decrecido en la escala global de países innovadores; está en el puesto 81, detrás de varios vecinos de la región, como Chile, Brasil y Perú. Según el informe, esto se debe a la falta de mecanismos de incentivos adecuados a la innovación, lo que básicamente significa que no hay un marco que proteja adecuadamente la propiedad intelectual. 
–Las novedades con respecto a la Ley de Semillas no son buenas. Al menos eso escuché la semana pasada cuando estuve en Rosario, participando del remate del primer lote de soja 2016/17.
–Usted siempre con el oído atento, como un buen perro perdicero.
–Lo primero que me llamó la atención fue el tono conque se refirió en ese ambiente el representante del Ministerio de Agroindustria, el jefe de Gabinete de la cartera, Guillermo Bernaudo. En su discurso, dijo que en el país se mira con atención al sector agroindustrial por su importancia para el despegue de la economía y que, por eso, la cadena le debe a la sociedad alcanzar un acuerdo. Y deslizó que el Estado no intervendrá en el debate, porque considera que hay necesidades más urgentes que atender.
–Les marcó la cancha, digamos.
–Como siempre ocurre en estos casos, lo más interesante no es lo que dicen los funcionarios al frente de los micrófonos, sino lo que comentan luego en charlas coloquiales. Quienes lo escucharon dicen que se lo vio bastante contrariado a Bernaudo; se quejó de que tanto la industria como los productores pidieron tiempo para llegar a un acuerdo, y que en la primera reunión en la Comisión de Agricultura de Diputados fijaron los temas de agenda para la segunda, y en esta última establecieron los temas para la tercera. 
–¿No quieren debatir?
–Lo que dejó entrever es que la industria está dividida entre los grandes jugadores, que no quieren ceder ni una coma, y los semilleros más pequeños, que intentan alcanzar un acuerdo, porque son los más perjudicados sin este marco legal. Tampoco ayuda que sea un año electoral en que nadie quiere pagar un costo político. Ahora es el turno del juego de presiones: Agroindustria está esperando a ver qué pasa en el transcurso de la comercialización de la cosecha; si nuevamente hay inconvenientes con el pago de regalías, ahí sí podría intervenir en el mercado, y la Ley de Semillas saldría definitivamente a la luz.