Elecciones 2017: complejos dilemas para Cambiemos Aldo Isuani

El gobierno de Cambiemos tiene cuatro restricciones fundamentales. En primer lugar, la caótica economía heredada; en segundo lugar, la debilidad de no contar con mayoría en ambas Cámaras del Congreso; tercero, la actitud reticente del empresariado en general a inversiones significativas. Por último, la que considero más relevante: la tradicional vivacidad de la lucha distributiva argentina agudizada en el contexto democrático.
Veamos. Una dictadura militar no hubiera vacilado en resolver el desorden económico heredado realizando severos ajustes en la macroeconomía. El Congreso estaría clausurado y los empresarios confiarían en la capacidad del gobierno en mantener una “atmósfera favorable a los negocios”, mientras que el clima represivo mantendría a raya la conflictividad social. Claro que en el largo plazo y a diferencia de Brasil y Chile, la alianza entre sectores populares y clases medias terminaron derrotando a las dictaduras nativas, ilustrando la alta capacidad de resistencia y conflicto que genera la sociedad argentina.
Pero en democracia las cosas son más complicadas. Los tiempos para indicar con claridad que los problemas heredados van camino a resolverse parecen ser más largos que los que existen entre momentos electorales y encontramos una sociedad arisca a que se le hable de esfuerzo o austeridad y que comienza a impacientarse por las demoras en percibir la mejoría deseada; después de todo y a diferencia de la hiper de los 90 y del estallido de la convertibilidad, el país kirchnerista pisó el abismo pero no cayó en él y la población en general no está obligada a entender las restricciones de la macroeconomía. Ello genera tensiones sociales crecientes, coincidentes con elecciones parlamentarias que tradicionalmente no son muy favorables a los oficialismos y constituyen una oportunidad de enviar señales de disconformidad a quien gobierna, pudiendo constituir un probable acelerador de la reunificación opositora peronista.
Este panorama impacta en quienes disponen la capacidad de inversión productiva y generación de empleos y arroja dudas sobre la capacidad gubernamental para terminar de resolver los grandes pendientes de la macroeconomía: la inflación y el déficit fiscal.
En este contexto, es entendible que quienes deberían hacer un esfuerzo importante de inversión prefieran un “paremos y veamos” antes que apostar a un gobierno cuyo futuro no está claro. El resultado es una notoria abstinencia de inversiones productivas, salvo las agrarias que por naturaleza son fundamentalmente de corto plazo. Así: “no confían que puedo y por ende no puedo porque no confían”. Ello sumado a un Congreso que el Gobierno no controla y que obliga a difíciles y caras negociaciones con la oposición. Círculo vicioso creador de una situación que los brasileños definirían como: “Si fico, o bicho come. Si corro, o bicho pega”. Traducido, corra o me quede quieto el bicho me va a atrapar y comer.
Hay elementos que podrían limitar estas restricciones. Primero, la continuidad de la fragmentación del peronismo, pero nadie puede garantizarlo. Segundo, una mejora sensible de los resultados inflacionarios y de control fiscal y que a su vez genere un movimiento económico apreciable por el público. No es imposible, pero tampoco muy probable en el escaso medio año que dista hasta las elecciones y difícilmente las positivas perspectivas agrícolas sean suficientes para cambio de clima. Tercero, utilizar el endeudamiento como motor de la recuperación a través de la inversión pública y el incentivo al consumo.
Así puede ocurrir, pero habrá que ver si las decisiones que se tomen y su ejecución permiten el cambio de clima en un período tan corto como medio año, y ciertamente pueden incidir negativamente en la reducción del déficit fiscal y la inflación. Una ciudadanía insatisfecha y demandante por un lado y un frágil desarrollo capitalista por el otro, constituyen un dilema difícil de resolver para la sociedad argentina.
Aldo Isuani es sociólogo. Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) e investigador del Conicet