El maíz y la soja se mueven en sentido contrario. Pablo Adreani



La baja de la soja hizo perder 104 dólares por hectárea de margen bruto en un campo que rinda 40 quintales. El ambiente no está para tirar manteca al techo y registrar esas pérdidas.
La  soja sigue el camino de la “historia de la baja anunciada”, anticipado en esta misma columna semanas atrás.
La posición abril en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) cerró el jueves a 233,9 dólares y como nos preguntábamos no hace mucho: ¿podrá llegar a 230 dólares? Estamos a menos de cuatro dólares de tocar el nuevo piso de 230 dólares, el mínimo desde que comenzó el actual año calendario.
Ahora la pregunta es: ¿podrá llegar a 220 dólares? En realidad no se puede descartar esta hipótesis de precio, ya que si el clima acompaña y la cosecha retoma buen ritmo, tendremos un volumen de oferta de por lo menos 16 millones de toneladas durante las próximas seis semanas.
Como otro factor adicional de baja, se conoció el informe de intención de siembra de soja y maíz en Estados Unidos, y el reporte trimestral de existencias, publicado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda).
Con un aumento en la superficie de siembra de soja estadounidense y una consecuente y lógica baja en la intención del maíz, fue un informe con impacto bajista para la soja y alcista para el maíz. 
Los productores de soja en Estados Unidos están logrando rendimientos promedio cada vez más altos y esto es consecuencia de la mejora genética que en términos relativos está superando las ganancias de rinde promedio que se observa en el cultivo de maíz.
La investigación y desarrollo de nuevas variedades de soja en tierra estadounidense y la variedad resistente a sequía desarrollada por Bioceres-Arcadia, pueden ser algunos de los factores diferenciales de porqué la Argentina no levanta sus rindes de soja en igual proporción que si lo hacen Estados Unidos y Brasil.
Este puede ser el motivo de porque Don Mario ya se está expandiendo en el mercado estadounidense, donde allí se paga por la tecnología y la propiedad intelectual en semillas.
De acuerdo al informe de compras, ventas y embarques publicado semanalmente por el Ministerio de Agroindustria de la Nación, los productores han vendido a los exportadores 1,75 millones de toneladas de soja forward a precio y dos millones de toneladas a las aceiteras.
Las ventas totales de soja por parte de los productores llegan a 3,769 millones de toneladas, apenas siete por ciento de una cosecha estimada en 55-56 millones de toneladas.
Si asumimos que el productor debe vender 30 por ciento de la cosecha durante los próximos 45 días, estamos hablando de un volumen de oferta de soja física, potencial, de 16,65 millones de toneladas.
Dicho en criollo, ¿vendrá otra nueva baja? Como decimos habitualmente, nadie se fundió por ganar poco. Esta baja ya estuvo anunciada varias semanas atrás.
Ahora no es tiempo de lamentarse: quien no vendió a 260 dólares por tonelada ahora tiene un precio de venta de 234 dólares por tonelada: una baja de 26 dólares que equivale al 10 por ciento.
Si analizamos esta baja en función de los márgenes brutos por hectárea se han perdido 104 dólares por hectárea, en un campo con rindes de 40 quintales por hectárea. Si lo analizamos con respecto al ingreso neto, la perdida ha sido del 24 por ciento, bajando la ganancia de 440 dólares por hectárea a 336 dólares.
Volvemos a insistir, no está el ambiente para tirar manteca al techo y el productor no se puede dar el lujo de dejar 104 dólares por hectárea arriba de la mesa.
Creo que los productores todavía no han tomado conciencia de la importancia de tomar coberturas, ya sea con ventas forward o con ventas futuras en el Matba.