Se incuba una nueva crisis en la agricultura de los “farmers” Pablo Adreani




En Estados Unidos muchos productores salen del negocio ante las recurrentes crisis por excedentes de granos y los precios en baja ¿El agro argentino no podría entrar en la misma situación si los precios bajan y los costos en dólares siguen subiendo?

Un par de semanas atrás se conoció un impactante artículo del prestigioso diario The Wall Street Journal que advertía sobre la posibilidad de la irrupción de una nueva crisis en el agro norteamericano. Y de eso se está hablando mucho aquí en Saint Louis (Missouri).
La nota destaca que “desde 1803 que no se da el hecho de que en el cinturón agrícola haya menos de dos millones de explotaciones”.
Y describe: “Muchos productores salen del negocio ante las recurrentes crisis causadas por los excedentes de granos y los precios en baja. Hoy, Estados Unidos participa en menos de la mitad de lo que lo hacía en el mercado mundial de granos en los ‘70. Su participación ha bajado del 65 al 30 por ciento. Y la rentabilidad de los productores americanos caerá nueve por ciento este año, según el Usda. Cuatro años de declinación en las ganancias, lo más flojo desde la Depresión del ‘30”.
Lo que está sucediendo, y esto si es una dramática novedad, es que muchos agricultores buscan un trabajo en paralelo, adicional al campo, pues las ganancias que obtienen en su economía de escala ya no son suficientes para mantener un nivel de vida que alguna vez lograron.
De ahí que muchos productores estén saliendo del negocio por presión del sistema y no por voluntad propia, y por un hecho que se debe destacar: no tienen descendencia a quien dejar el trabajo en el campo. Como toda crisis que genera perdedores, hay también ganadores: los productores que están creciendo y ampliando el tamaño de sus explotaciones, ya sea comprando nuevas tierras o alquilando a sus vecinos.
Volátil
Otro tema que no es menor es la volatilidad que tienen los mercados. Un par de décadas atrás los precios del maíz acusaban variaciones del orden de 3,5 dólares por tonelada. Hoy los niveles de volatilidad diaria llegan a superar los 14 dólares por tonelada.
El escenario global ha cambiado de manera sustancial, el creciente aumento en el consumo de biocombustibles modificó la matriz de oferta y demanda, tanto de maíz, como soja y colza.
Y no solo a escala global, sino también en cada uno de los países productores y exportadores de alimentos. Por caso, Estados Unidos es el primer consumidor mundial de etanol producido a partir del maíz, así como Brasil lo es de etanol a partir de la caña de azúcar.
Por su parte, la Unión Europea es líder en el consumo de biodiésel obtenido de soja y colza. Y no hay que olvidarse de la irrupción de China, primera aspiradora de harinas proteicas vegetales y que tracciona la demanda de poroto de soja a nivel global (el primer importador de soja del mundo), que en esta campaña llegará al volumen récord de 86 millones de toneladas.
Para 2020 se proyecta que los chinos compren más de 100 millones de toneladas.
Oferta
Ahora bien, la pregunta que surge es si podrán los agricultores de soja, en especial los de Estados Unidos, Brasil y la Argentina, generar más volúmenes de producción y saldos exportables en un contexto de caída proyectada en la rentabilidad de su negocio.
El mundo agrícola ha cambiado mucho en estos últimos años. En la última década, la superficie cultivada tuvo un incremento de 73 millones de hectáreas. Mucho de este crecimiento se produjo en otros países con menores costos de producción, cercanía a los mercados que crecen muy rápido y con notables mejoras en su infraestructura. Nunca hubo tanto maíz y trigo en el mundo, ni tantos granos almacenados.
Mientras, Rusia pasó de ser gran comprador de trigo y de maíz a mayor exportador en 25 años. En la década del ‘80 Rusia era el primer importador de trigo de la Argentina y hoy es el primer exportador mundial.
Lo mismo que sucedió con el maíz, de ser el primer importador de nuestro país, hoy es el segundo o tercer país que le vende maíz al mundo.
Dan Basse –presidente de AgResource Co. (Chicago)– piensa que lo que pasa en el agro estadounidense es un ausencia de estimulación, “una hemorragia lenta, no un corte en la yugular”.
Me pregunto: ¿El agro argentino no podría entrar en la misma situación si los precios bajaran? ¿Y de hecho no le está sucediendo hoy lo mismo con la permanente suba de sus costos de producción en dólares y el aumento constante de los rindes de indiferencia?
Si se mantiene la tendencia de los últimos cinco años, va a llegar un momento en que los rindes de indiferencia serán mayores a los que puedan cosechar los productores. De hecho esto sucedió en el NOA cuanto cayeron los rendimientos por efecto de tres sequías consecutivas.
Otro dato para tener en cuenta: si no fuera por la eliminación de las retenciones al trigo, el maíz y el girasol, hoy esos productores estarían con márgenes de rentabilidad negativos.
Lo que ha logrado el gobierno de Mauricio Macri con esa medida en el inicio de su gestión es haber evitado la quiebra en masa de todos los productores y del sector agrícola de la Argentina.
No se equivoquen los que piensan que Macri les dio todas las ventajas a los productores. En realidad, evitó lisa y directamente su quiebra.