Una primavera de precios que lleva más de 18 meses

Ignacio Iriarte
Desde hace más de 18 meses, el precio del novillo evoluciona por encima de la inflación, determinando valores para la hacienda que hoy se ubican en términos reales 15 por ciento por encima del promedio del período 2008-2016.
El novillo ha conservado la ventaja que, en términos reales, sacó en los meses previos a la devaluación y al cambio de gobierno en septiembre-noviembre del año pasado. La carne vacuna es un producto escaso, por la liquidación del período 2007-2010 y por la fase de retención en marcha, que restringe la oferta.

En los últimos meses, la oferta de ganado para faena se complicó adicionalmente por las lluvias, el barro, los feriados y los paros, pero en agosto mostró una incipiente recuperación, al punto de ubicarse un tres por ciento por encima de igual mes del 2015.

En septiembre nuevamente volvería a caer a causa del paro en el Senasa sobre los últimos días del mes. Se sabe que hay mucha hacienda encerrada en los feedlots y mucho ganado atrasado en el campo, que en algún momento de las próximas semanas comenzará a salir, pero por ahora prevalece la retención y el mercado sigue firme.

Se abre EE.UU.

Es probable que en las primeras semanas del año próximo se produzca la vuelta de las carnes argentinas al mercado de los Estados Unidos. Brasil ya ha comenzado la semana pasada a exportar a este mercado: cuartos delanteros (90 CL), a 3.950 dólares la tonelada.
El momento no es el mejor: el precio del novillo llegó en noviembre de 2014 a los 3,70 dólares por kilo vivo, con un ternero de invernada liviano que rozó en ese momento los siete dólares por kilo en Oklahoma, pero luego todo se cayó.
Así como la hacienda tuvo una suba récord en términos históricos, luego el valor del ganado se derrumbó durante todo el 2015 y lo que va del año en curso, llegando hace unas semanas a los 2,20 dólares por kilo vivo, un 40 por ciento menos que el pico de hace 18 meses.
Hay dos interpretaciones para esta caída: la primera y menos considerada es que la respuesta de los ganaderos a los altos precios de hace dos años ha traído un aumento de la oferta ganadera (cuatro por ciento en enero-julio) extremadamente rápida; un incremento que el mercado no ha podido absorber, resultado de una fase de retención fulminante, con un aumento a niveles récords de los pesos medios de la hacienda faenada (400 kilos de carne en gancho en el caso de los novillos).

Pero no ha habido ni por asomo una caída en la demanda acorde a la baja en los precios de la hacienda: los precios de la carne al mostrador cayeron sólo un seis por ciento, frente a una baja del 40 por ciento del valor del novillo.

La segunda explicación, y que es la que ha llevado a una investigación especial de un comité del Senado, adjudica a la especulación en el mercado de futuros la baja inexplicable del precio del ganado vivo. “Esto no se puede explicar por los fundamentals del mercado.
El grado de volatilidad que han tomado los mercados de futuros, que en Estados Unidos es muy grande, ha terminado por afectar muy negativamente al mercado de hacienda “cash”, o vivo, o spot, que tiende a desaparecer, con una dramática reducción de la participación de los mercados concentradores y remates feria en el total de lo comercializado.
De la mano de los fondos de inversión y de los especuladores “de alta frecuencia” (alto número de operaciones por día), el mercado de futuros ha tomado un nivel de volatilidad e imprevisibilidad nunca visto, que ha terminado por deprimir el reducidísimo mercado físico “cash” de hacienda.