El agronegocio lácteo ¿debe achicarse o crecer?

Por el coordinador de la Comisión de Lechería de CRA, Eduardo García Maritano para la revista de CRA.
 
El mercado del agronegocio lácteo está compuesto por los productos lácteos, no por la lecha cruda. La “mesa de los argentinos” consume productos lácteos que insumen 8.200 millones de litros anuales, convertidos en productos elaborados, como quesos, manteca, leche fluida y leche en polvo.
En los últimos 10 años los tambos han producido en promedio un total de alrededor de 11.000 millones de litros por año. Mientras los precios internacionales se mantuvieron por arriba del promedio y el tipo de cambio fue competitivo, fue posible exportar lo que no consumía el país, a pesar de las restricciones impuestas por el anterior gobierno.

El mercado interno de lácteos es de mayor valor que el de exportación y permite escalas industriales menores. Para exportar se requieren sustentabilidad, previsibilidad y condiciones de calidad y costos internacionales que muy pocos industriales pueden cumplir. Por ello todas las industrias pelean por tener la mayor cuota posible del mercado doméstico.

Argentina posee más de 1.000 empresas lácteas (Cartier 2009), 100% de ellas producen para el mercado interno. No más de 15 están preparadas para la producción de leche en polvo y sólo tres de ellas acumulan (explican) más del 70% de la exportación de Argentina.

En condiciones de oferta de leche cruda superior a la demanda de productos para el consumo interno, si no se puede exportar, la cadena comercial doméstica toma un rol dominante, convirtiéndose en comprador de última instancia, con la consiguiente aplicación de poder de mercado sobre la industria y de ésta sobre el productor.
La cadena comercial hoy en Argentina está concentrada. Las diez cadenas, nacionales e internacionales, que operan en Argentina, concentran el 70% de la venta de alimentos (Nielsen).
¿Es sostenible producir materia prima leche por encima del consumo doméstico sin ser un exportador competitivo y poder de esta manera evitar crisis cíclicas? La respuesta es no.
No es sostenible porque los productos para el mercado interno no son los mismos que demanda la exportación, que básicamente demanda leche en polvo y una proporción menor de quesos.

Crecimiento como la alternativa viable

¿Hacia dónde vamos si Argentina produce 11.000 millones de litros anuales, consume internamente 8.200 millones y no está preparada para ser un jugador competitivo en el mercado internacional?
La inestabilidad de esta situación conduce hacia: 1- El achicamiento del sector hasta volver a generar equilibrio de productos con la demanda interna, lo que hoy implica el cierre de 3.000 tambos y más de 600 industrias Pyme, con la consecuencias de perder 20.000 puestos de trabajos directos y otros 30.000 indirectos, produciendo así un impacto brutal en la economía de los pueblos del interior, o 2- Crecer y ganar mercados, con instalaciones industriales que sean capaces de producir productos de exportación, con calidad y precios competitivos internacionalmente.

La alternativa 1 no parecería ser una opción para un país como el nuestro, con posibilidades reales de convertirse en un jugador internacional de peso. Menos aún, si el gobierno actual cree verdaderamente en la lechería como factor de desarrollo del interior.
Sin embargo, ésta es la opción que en silencio está puesta en marcha hoy, cuando sólo se pierde tiempo intentando actuar sobre la coyuntura, sin poner sobre la mesa el tema estructural que hemos planteado.
¿Es la postura de las 17 industrias que acopian el 65% de leche cruda y se sienten las “conductoras” de la lechería nacional, con todo el peso y poder para poner a sus referentes en los puestos de toma de decisiones?
La alternativa 2 es la salida al crecimiento, que debe comprometer a la Subsecretaría de Lechería, junto con las provincias lecheras a un trabajo intenso, para involucrar a todos los integrantes de la cadena en un plan de negocios, con reglas de juego totalmente claras, distintas a las actuales (que son las no reglas). Se debe atender coyuntura y estructura al mismo tiempo; un ejemplo de que esto es posible son las acciones que viene desarrollando la provincia de Santa Fe.

Para no achicarse
La estrategia de la lechería del crecimiento requiere:
-Asignarle el valor a la leche cruda de acuerdo a un estándar en base a sólidos componentes, con arbitraje de tercero imparcial pactado por las partes, sobre muestras tomadas por peritos.
-Formalizar los contratos entre eslabones para ser arbitrados en caso de conflicto (no cumplimiento de lo pactado por alguna de las partes).
-Fijar precios de referencia para que las partes ajusten las contrataciones. En la lechería de exportación las pizarras anticipan las tendencias y permiten tomar medidas de acuerdo a esas tendencias.
-Promover sistemas de comercialización de leche cruda a través de consignatarias (de productores, cooperativas, privadas) que coordinen y transparenten transacciones entre industria y producción.
-Iniciativas creativas para generar capacidad industrial de exportación, como la Planta de Formulaciones Lácteas deshidratadas de uso compartido, operadas por producción e industria, Proyecto Santa Fe.
-Cumplimiento de un compromiso de la intangibilidad de la exportación de lácteos; disminución al mínimo de la burocracia del papeleo de exportación, y políticas fiscales e impositivas proexportación.
El Estado debe hacer cumplir las leyes, tiene que hacer cumplir las normas vigentes para llevar equidad en las transacciones entre privados, cambiando la coyuntura actual donde el consumidor paga $ 150 un kg de queso cremoso que salió a $ 50 de la fábrica y el productor recibe $ 27 por los 7 litros que se usaron para hacerlo. Hoy el Estado recauda más por el IVA en el queso que paga el consumidor que la leche necesaria para fabricarlo.