Vendo Plaza de Mayo (ideal torre) HUMOR POLITICO

Alejandro Borensztein


Mientras la sociedad sigue obnubilada por la astucia, la dignidad y la ternura con la que el kirchnerismo resiste a la dictadura de Macri, hay otras cosas más trascendentes que suceden en el país sin que nadie les dé pelota.

Es lógico: el espectáculo que ofrece la gavilla de la década ganada, quieras o no, te atrapa y te distrae de lo importante. Sin embargo, en algún momento habrá que ser piadosos con ellos y dejarlos definitivamente atrás. No hoy, por supuesto.

Mucho menos ahora que Margarita Stolbizer acaba de presentar su libro “Yo acuso” y les avisó que se viene el “Nunca Más” de la corrupción. No sé qué espera Ticketek para poner en venta las entradas de la avant premiere en Comodoro Py y las distintas funciones en los mejores juzgados del país.

De todos modos, yo no cargaría más las tintas y dejaría que esta gente se defienda como pueda. O huyan, si es necesario.

A lo sumo, reclamaría para Sabbatella, Mariotto, Boudou, Moreno, D’Elía y otros náufragos del kirchnerismo que ahora trabajan para Macri a las órdenes de Durán Barba, que no se les siga pagando en negro o como monotributistas. Si van a continuar cumpliendo tareas funcionales al Gobierno deberían ser puestos en relación de dependencia e incorporados a planta permanente con todos los beneficios laborales, como cualquier trabajador en blanco.

No hay derecho que Agustín Rossi se inmole diciendo públicamente que “el Gobierno prepara el estado de sitio”, como gritó en la marcha de la resistencia dos sábados atrás, sólo porque un publicista ecuatoriano le tiró unos mangos en negro y le dijo “andá y armá bardo kirchnerista que se nos está demorando un poco el segundo semestre”.

Conociendo a los CEO del PRO, van a explotar a esta gente y cuando no los necesiten más, los van a echar a la calle como a perros. No es justo. Digamos NO a la tercerización de los nuevos trabajadores de Cambiemos.

Listo. Ahora miremos el presente, que tantas satisfacciones nos está dando.

Mucha gente se impactó por la Marcha Federal a Plaza de Mayo pero muy pocos saben que ésta pudo haber sido una de las últimas en la histórica Plaza. No porque no siga habiendo motivos para putear al gobierno, si no porque se estaría planeando la venta del histórico predio que separa el Cabildo de la Rosada. Veamos.

Hace tiempo que se publican noticias referidas a que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires piensa vender algunos espacios verdes sin que aún nadie haya salido a desmentirlo.

De hecho, ya hubo movimientos sobre el predio del Tiro Federal, se habla de liquidar los terrenos del Campo de Polo, el CENARD en Núñez, la Policía Montada al lado del Shopping Paseo Alcorta o la mudanza de Canal 7 para transformar el extraordinario edificio del arquitecto Solsona y sus socios en un Museo de Arte Moderno, aunque “no se descarta que una parte del terreno se pueda vender para desarrollos inmobiliarios”, según agrega la nota de un conocido matutino de la derecha imperialista.

Regla de oro del urbanismo moderno: los espacios verdes de las ciudades se reciclan pero nunca dejan de ser espacios verdes.

La coartada oficial se ve venir: “¿Vos sabés cuántas escuelas se podrían construir con la venta de un pedacito del Rosedal?

Respuesta: en las ciudades modernas resuelven este problema con un mecanismo un poco más sofisticado: le mandan una cartita a los ricos que se llama “impuestos municipales” y los tipos garpan.

Hoy los ricos pagan mucho más por la patente del BMW que tienen en el garaje, que por el ABL del piso en el que viven en Av. Libertador, en Puerto Madero o en tantos lugares de Palermo, Belgrano y Barrio Norte.

Por supuesto, organizar esto obligaría a ir casa por casa para saber quién vive en un depto. de dos palos verdes y puede pagar, y quién en uno de cien lucas al que no le sobra nada.

Yo sé que es mucho más fácil, por ejemplo, vender el Planetario con el laguito y los gansos blancos para que alguno lo demuela y se mande el Complejo “Torres de la Luna”.

O el caso del Tiro Federal donde ya avisaron que van a hacer el Parque de la Innovación mezclando “espacios temáticos” con “edificios de oficinas”. En castellano, significa que van a venderle el lote a algún vivillo para que haga cuatro torres de oficinas para vender a 7.000 dólares el m2 y el “parque temático dedicado a la innovación” terminará siendo una plazoleta de mierda con una estatua de Steve Jobs.

Así las cosas, podríamos vender Parque Lezama o Parque Centenario. ¿Para qué queremos el Club de Amigos en la Avenida Figueroa Alcorta si con la famosa grieta ya no hay más amigos?

¿Y el Campo de Polo? Son 600 metros sobre Av. del Libertador con un total 100.000 m2 de terreno aproximadamente. Mínimo, te salen 200.000 m2 de venta. Si calculamos 2.000 dólares de incidencia de tierra por metro de venta, te da que el terrenito vale… 400 palos verdes.

Por supuesto, descarto que todo será por licitación. O sea para todos los argentinos de buena voluntad que quieran pagar 400 millones dólares por un terreno. El hecho de que solo haya cuatro ñatos que tienen la guita para repartirse estos negocios, ya no es un problema del Gobierno porteño. Los pliegos van a estar para todos y el que quiere se presenta.

Y por supuesto, deberíamos vender la Plaza de Mayo.

Según el Código de Planeamiento, la Plaza está zonificado como APH (Area de Protección Histórica). Pero con un decretito la pasas a R2A en un minuto. Con un FOT 3 más premios te da casi 70.000 metros cuadrados de obra. No te digo dos torres gemelas de 70 pisos porque sería mucha tentación para Hebe, pero cuatro torres de 30 salen con fritas. Pensá en el aviso: exclusivos departamentos de 3 y 4 dormitorios con balcón terraza y vista a “llevo en mis oídos la más maravillosa música, etc. etc”.

Así como hay kirchneristas que laburan para el gobierno de Macri, sospecho que hay macristas que laburan para que el próximo jefe de Gobierno sea Martín Lousteau.

Pequeño recuerdo. Durante los `90, a Menem se le ocurrió vender un pedazo de los bosques de Palermo para hacer un hotel cinco estrellas. Mi viejo Tato se les plantó desde su programa (lo hacíamos con mi hermano Sebastián) y 25 años después, el resultado está a la vista: el hotel nunca se hizo y en ese lugar hay una plazoleta que se llama Tato Bores.

Mejor que esta joda se aclare rápido. Aviso que se las voy a seguir a muerte. Tengo a mi favor el viento en la camiseta y la historia. Continuará…