La revista alemana
Oil World estima que los efectos de la merma en la producción de aceite
de palma se harán sentir en el mercado al menos hasta febrero del
próximo año. El aceite de soja deberá cumplir el indelegable rol de
compensar al menos parte de ese faltante, lo cual le dará sostén a su
precio en el mediano plazo.
Esta
semana Oil World dio a conocer su diagnóstico y escenario previsto del
mercado global de aceites vegetales, remarcando que la diezmada
producción de aceite de palma actual extenderá sus efectos en el mercado
al menos hasta entrado el próximo año. El aceite de soja deberá cumplir
el indelegable rol de compensar al menos parte de ese faltante, lo cual
le dará sostén a su precio en el mediano plazo. En contraste a la
escasez relativa de aceites y grasas vegetales, la oferta mundial de las
semillas oleaginosas y las harinas proteicas se encuentra en niveles
más confortables y hasta parcialmente amplia.
Sucede
que la producción mundial 2015/16 estimada de aceites vegetales de
203,8 millones de toneladas resulta insuficiente para satisfacer una
demanda que se ubicaría hoy en torno a los 208,2 M ton, lo que ha
ajustado los stocks hasta niveles críticos. En particular, la producción
mundial de aceite de palma, tomando el año comercial que va de octubre a
septiembre de cada año tal como trabaja Oil World, pasó de 62,06 M ton
en la campaña 2014/15 a 59,20 millones en la 2015/16, al combinarse un
menor output en todos los principales abastecedores globales (Indonesia,
Malasia y Tailandia, fundamentalmente).
Semejante
caída no tiene precedentes. Si bien en 1998 los rindes promedio de
aceite de palma mostraron una caída comparable, la dependencia del mundo
en esta oleaginosa particular no lo era en absoluto haciendo que el
efecto de su escasez se intensifique. Sumado a ello, el faltante de
producto no podría revertirse al menos hasta febrero del año próximo.
Por
un lado, si bien la producción de aceite de palma muestra su pico
estacional alrededor de los meses de septiembre y octubre, no se prevé
que este año el output logre crecer al ritmo que se requiere para
recomponer los alicaídos stocks globales del producto, fundamentalmente
en los países importadores. Cualquier aumento en la producción es
rápidamente absorbida en el mercado, y se prevé que el stock final que
supo ser de 13 millones de toneladas en la campaña 2014/15, no alcance
los 10 millones al cierre de la 2015/16.
Sumado
a lo anterior, para el trimestre enero/marzo 2017 la producción muestra
su mínimo estacional con lo que los stocks normalmente tienden a
ajustarse. En un contexto como el actual, no se descarta que la
volatilidad de los precios de los aceites vegetales se incremente
notablemente en los próximos tres a seis meses.
A
su vez, esta escasez relativa de aceites vegetales no sólo actúa como
sostén para sus precios sino que el faltante puntual de aceite de palma
en el mercado internacional se ha traducido en un achicamiento de su discount en
relación al aceite de soja, tendencia que podría verse fortalecida en
los próximos meses si se confirma la baja oferta exportable en
septiembre/octubre.
Recién a medida que avance
la nueva campaña 2016/17 la producción de aceites vegetales a nivel
global podrá ir normalizándose, hasta llegar a los 213,7 M ton, con un
consumo que se ubicaría en torno a los 213,1 M ton. Ello facilitaría una
necesaria reconstrucción de stocks pero que aún se insinúa
insuficiente: los inventarios sumarían menos de un millón de toneladas, y
la relación de stocks/consumo de 12,7% de la campaña 2016/17 quedaría
apenas por encima del 12,6% de la 2015/16, lejos aún del 15,2% y 14,9%,
respectivamente, de las dos campañas precedentes.
Por
otro lado, Oil World prevé que probablemente el precio de los aceites
vegetales se mantenga relativamente más firme que el de las harinas
vegetales. Se requerirá entonces que los aceites aumenten su
participación en el valor de crushing para alentar un mayor
procesamiento de oleaginosas.
Para la harina de
soja en particular, es dudoso que a los precios actuales el aumento
estimado en la producción mundial durante la campaña 2016/17 pueda ser
absorbido por la demanda. Ello podría ejercer una presión adicional
sobre su precio, reforzando la idea que el aceite verá aumentar su
participación en el valor de la molienda.
En
relación a las oleaginosas (semillas, porotos y frutos) se prevé también
que el consumo exceda a la producción por segundo año consecutivo,
ajustando los stocks globales. Si bien mucho se ha hablado de la cosecha
de soja récord para Estados Unidos este 2016, la misma es necesaria
para satisfacer las necesidades de la demanda global de semillas
oleaginosas y suplementar la insuficiente oferta de otros países, según
Oil World.
El organismo prevé que la producción
mundial conjunta de 10 semillas oleaginosas probablemente sume 535,2 M
ton en la campaña 2016/17, y si bien ello resulta aproximadamente unas
23 M ton superior a la reducida producción del 2015/16, quedaría sólo 5 M
ton por encima de la obtenida en la 2014/15. El consumo mundial
combinado de las 10 oleaginosas, en tanto, aumentaría unas 22 M ton
hasta los 537 millones en la nueva campaña, excediendo a la producción
prevista en casi dos millones de toneladas. Como resultado, los
inventarios al final de la campaña se ajustarían y la relación
stock/consumo global llegaría a 17,4%, por debajo del 18,5% de la
campaña anterior y del 19,3% de dos años atrás.
Entre
las oleaginosas que más aumentarían su producción de cada al nuevo
ciclo se encuentra el girasol, que captaría una mayor superficie y
mejoraría sus rindes promedio, dando lugar a un aumento del output por
segundo año consecutivo y hasta colocarlo en un máximo histórico de 46 M
ton. Sin embargo, en la visión de Oil World, la dependencia mundial en
poroto de soja continuará aumentando a paso firme en el ciclo comercial
2016/17.
¿Qué escenario se prevé para el complejo sojero en particular?
La
oferta insuficiente de colza y canola, así como la comentada menor
disponibilidad de aceite de palma, deberán estimular un aumento
considerable en el crushing de soja, que podría aumentar hasta un 5,6% o
15M ton a nivel mundial entre octubre de este año y septiembre de 2017,
hasta un récord de 70,4 M ton. El crushing del resto de las nueve
semillas oleaginosas combinado no estaría en condiciones de aumentar más
de 3,6 M ton tomadas en forma conjunta.
Al mismo
tiempo, las importaciones mundiales de poroto de soja continúan
aumentando a paso firme, y podrían alcanzar los 137,9 M ton en el ciclo
comercial Oct-2016/Sep-17; 5,2 M ton por encima del año anterior. Como
referencia, este mismo guarismo el USDA lo estimó en 135,7 millones, con
una suba anual idéntica de 5 millones de toneladas.
Según
Oil World, China estaría importando 85 millones de toneladas el próximo
ciclo (2,1 millones más que en la campaña 2015/16), mientras que el
USDA prevé que el gigante asiático absorba del exterior 86 millones de
toneladas, 3,5 millones más que el ciclo precedente. El aumento se
justifica, en parte, en la necesidad de China de compensar la fuerte
caída en el crushing de colza y semilla de algodón.
Si
bien Estados Unidos estaría llamado a ser quien satisfaga la mayor
parte de los requerimientos de exportación entre hoy y hasta febrero del
año próximo, merced a su cosecha récord, a partir de allí la
dependencia global en la oferta sudamericana se verá exacerbada en un
marco como el presentado. Así las cosas, todo retraso en la cosecha o
eventualidad climática que perjudique las perspectivas de rinde en
Sudamérica se sentirán muy fuerte en el mercado.
La
producción de aceite de soja a nivel mundial, en tanto, aumentaría unas
2,7 M ton en la campaña 2016/17 hasta sumar 53,7 millones de toneladas,
lideradas por las subas en China, según la agencia alemana. El volumen
comercializado internacionalmente, sin embargo, no mostrará el vigor de
otros años frente al mayor consumo doméstico en Argentina y Brasil por
la demanda proveniente de la industria de biocombustibles, resultando
clave el inminente aumento del corte obligatorio en Brasil al 8%. El
espacio que deje Sudamérica será probablemente ocupado por Estados
Unidos, quien podría llegar a embarcar un millón de toneladas más que el
ciclo precedente.
Para
Oil World, el aumento de la producción de harina de soja como correlato
del mayor output de aceite para el nuevo ciclo comercial, sin embargo,
está llamado a debilitar su precio con el fin de poder ser colocado en
el mercado.
La producción mundial de harina de
soja podría alcanzar los 226,4 millones de toneladas, 12,2 millones por
encima de la campaña anterior. La mayor parte de esos aumentos se
darían en Estados Unidos, Sudamérica y China. Las exportaciones
mundiales, en tanto, tocarían un máximo histórico de 69,5 millones de
toneladas gracias a los mayores embarques desde Argentina (+1,3 millones
hasta los 33,1 M ton), India (+1,2 M ton) y EE.UU. (+0,4 M ton). Las
exportaciones del subproducto desde Brasil, en cambio, podrían
estancarse en los 15,4 millones de la campaña precedente.
Con
un interesante panorama planteado para los complejos oleaginosos de
cara al próximo año, no caben dudas que el girasol y la soja se
enfrentarán al desafío de satisfacer una ingente demanda de aceites
vegetales. Argentina por primera vez en muchos años se enfrenta a la
posibilidad de un leve ajuste a la baja en el área a sembrar con el
poroto de cara al nuevo ciclo y, en este contexto, el mundo depende de
una campaña productiva de excelencia. Caso contrario, con alta demanda y
bajos stocks, la volatilidad en los precios estará a la orden del día.